La promesa.

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Zayn.

-No era una chica muy popular, pero tampoco era invisible. Como lo soy ahora- comenzó su historia mirando a los autos pasar. -Tenía amigos, amigas, como una chica normal- suspiró-, conocí a un chico llamado Tyler- pronunció su nombre con odio- lo expulsaron el año pasado, no lo conoces. Yo le gusté, desde el momento que nos conocimos. Y desde entonces, me seguía, me decía que quería estar conmigo, me regalaba cosas, me pretendía... Pero yo no estaba interesada. Intenté conocerlo mejor, tal vez así podía sentir lo mismo que el. Pero me equivocaba. Lo suyo era una gran obsesión. Pronto me di cuenta de lo mucho que me acosaba y le exigí que se alejara de mí. Dejó de hablarme. Pero días después llegué a la escuela y todo mundo me miraba de manera rara, se reían de mí, me decían zorra en la cara. No sabía por qué. Después me enteré de que el chico estuvo distribuyendo fotos de mí con muchos chicos… en la cama- sus ojos mostraban tristeza. - Eran photoshop, yo nunca... bueno, ya sabes- yo asentí. -Todos me tomaron por zorra, nadie me volvió a hablar y hasta una chica que su novio aparecía en una foto me golpeó en el baño con sus amigas. Eso fue en semanas- suspiró-, todas mis amigas me dijeron que les daba vergüenza andar con una zorra como yo- dijo mirando hacia arriba, tratando de contener las lagrimas. -La perra teñida, Natalia y el chico que me insultó en el pasillo se encargaron de hacer esas semanas de burlas y abusos en meses. Inventaban cualquier cosa, me humillaban en público... Ellos rayaron mi banca- rió- yo no dije nada. Hasta que en una de las golpizas que me daba siempre Natalia y sus amigos, sí, hombres también, me dejaron casi inconsciente. Ahí los maestros se dieron cuenta y expulsaron a Tyler. No sé como hizo la perra teñida para salir libre de esa... Pero aunque eso se arregló, todos siguieron odiándome, ignorándome... Me quedé sola. -cuando terminó su historia, podía sentir el dolor de su corazón roto en el mío.

No podía creer lo que escuchaba. Todos ellos eran una maldita bola de estúpidos. No sabía que decir. ¿Debería decirle la sarta de insultos que pienso en estos momentos para esos canallas? No, eso no ayudaría en nada. ¿Debería decirle que lo sentía? Eso tampoco ayudaba. Tenía que elegir palabras sabias. Tardé un minuto entero en decirle:

-Pero ya no lo estás- susurré. Ella me miró de una manera confundida. -Ahora me tienes a mí, y yo no te dejaré, jamás...

-Eso no lo puedes asegurar- dijo rodando los ojos.

-Por supuesto que sí- ella rio de una manera incrédula. -Te lo voy a demostrar.

-¿Qué haces?- preguntó cuando me vio levantarme.

-¿Tienes un arete?- ella asintió y se quitó uno para dármelo.

-¿Para qué lo quieres?- dijo confundida.

-Ayúdame a quitarme ésta esclava- le extendí la mano y ella encajó el arete en el minúsculo hoyito para desabrochar la esclava de oro que llevaba desde los 7 años.

-Zaynb esto parece muy caro, ¿qué vas a hacer con él?

-Para demostrarte que voy a cumplir mi promesa, y siempre, SIEMPRE contarás, voy a amarrar ésta esclava en la rejilla del puente- sus ojos casi salen de sus órbitas.

-¿Estás loco?

-Soy raro, como tu- dije riendo, ella no pudo evitar reír también. Me incliné para amarrar la esclava. -Listo, pero ahora, dame tu arete. Ella me lo dio y me incliné para ponerlo en uno de los eslabones de la esclava, y el ganchito lo apreté con fuerza hasta que quedó fijo. -También tiene que estar aquí, es una promesa de dos- ella sonreía con lágrimas en los ojos. Le sonreí de vuelta y me levanté, ella inmediatamente se abalanzó hacia mí y me abrazó con fuerza por arriba. Yo tardé un poco en reaccionar pero también la abracé, por la cintura. Y recargué mi frente en su hombro.

Llegué a mi casa y mi madre dejó una nota que ella y las chicas habían salido de casa, así que comencé a preparar algo por que aún no había comido. Adelaide no aceptó mi invitación de llegar a comer, dijo que se moría de pena y que su madre pronto llegaría a su casa. Me pregunto por qué si vive tan mal con su madre no se va a vivir con su padre. El timbre de mi teléfono interrumpió mis pensamientos.

-¿Diga?

-Hola Zayn, Soy Niall.

-Hey, ¿qué pasa?

-Me preguntaba si puedo ir a tu casa. Me dejaron solo en la mía y me aburro mucho.

-¡Claro! Yo también estoy solo en casa. Aquí te espero.

-Gracias hermano, adiós- colgué y seguí en lo mío. Me dio tiempo suficiente para terminar de comer antes que llegara Niall. Cuando timbraron abrí.

-Hola- él entró.

-¿Qué haces?- dijo mirando al rededor.

-Acabo de terminar de comer- nos dirigimos a la sala y nos tiramos en el sillón.

-¿Apenas? ¿De dónde vienes?

-Estuve con Adelaide desde las 4:30, no me dio tiempo de comer- respondí distraído.

-¿Con Adelaide?- dijo alzando las cejas.

-Si- respondí curioso.

-Estás con ella mucho últimamente- empezó a instigar.

-Niall no empieces de nuevo, ella no me gusta... solo... me la paso muy bien con ella.

-Amigo, ese es el comienzo de la etapa "gustar".  ¿Lo sabes?

-Mira Niall, ella y yo somos amigos. Ella necesita a alguien que siempre esté con ella, y yo lo haré- dije serio- pero eso no significa que me guste.

-Bueno, aún no pero, puede pasar- me quedé callado. -Piénsalo, dicen que el amor llega cuando menos lo esperas. Puede que te enamores de ella.

-No... No creo- dije descartando la idea.

-¿Tiene algo de malo?

-No pero... ay, no se- rodé los ojos- solo juguemos Xbox y dejemos las pláticas profundas para después.

Save me from myself. | Zayn Malik. (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora