Capítulo veintiuno.

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Adelaide.

En cuanto sonó el timbre, salí deprisa de la escuela para no encontrarme a Zayn.

Él dijo algo en la mañana de traerme y llevarme todos los días. No podía permitir algo así. Empezaba a sentir cosas por él y sabía que eso no sería bueno. Además algo dentro de mí me decía que Ojitos me tenía lástima. Como todas las personas que conozco.

Eran exactamente las 3:30 y sabía que Rodrigo no salía de casa hasta las 5, así que no podía ir mi casa. Comencé a caminar por calles sin dirigirme a ningún lugar en específico. Gracias a algo él seguía dormido cuando me levanté para ir a la escuela. Era un asco que él fuera la única persona en mi casa.

Mi madre nunca está conmigo. Con suerte puedo verla los domingos. No me extraña que Rodrigo la engañe con mil mujeres. No es bueno sentir rencor hacia las personas pero era algo que no podía evitar sentir por esa mujer. Ella desde que era pequeña juzgaba cada cosa que hacía y decía. Siempre me sentí atacada ante su presencia.

Desde que tengo memoria, tenía la mala costumbre de pensar mucho las cosas. De sobre analizar cualquier situación que ocurriera. Aún me sentía sucia y desdichada por el incidente con Rodrigo. Pero aún así mi mente no dejaba de dar vueltas a cada palabra, cada gesto que Zayn dijo e hizo ese día. ¿Por qué? Porque mi mente tenía la inútil esperanza de que él empezara a sentir cosas por mí también.

Para ser sincera, yo nunca tuve muchos novios. Solo dos, y uno me engañó, el otro, todo terminó bien. No es que el engaño me haya marcado, he pasado por cosas peores. Pero ni cuando estaba con ellos dos sentía lo que siento cuando Zayn me mira con esos ojitos miel y me pestañea mientras habla. Mi corazón se acelera de una manera impredecible.

Crucé mis brazos por que empecé a sentir mucho frío. El airé golpeaba muy fuerte. Eso sólo podía significar algo... Me sobresalté cuando escuché el trueno y empecé a sentir las gotas sobre mí. Afortunadamente delante de mí había un local cerrado con un toldo donde pude escabullirme antes de que me empapara. Miré hacia todos lados. No reconocía la calle. Me senté en la banqueta y me resigné a esperar que la lluvia cesara. No tengo idea de cuánto tiempo pasó pero me quedé un poco adormilada. Sentí mis tripas rugir lo que hizo que me despertara.

-¿Adelaide? ¿Qué jodidos haces aquí?- levanté la mirada y encontré a Zayn enfrente mío con su moto. Oh, genial.

-Pues.. estoy refugiándome de la lluvia- dije como si fuera algo obvio. El llevaba puesto un impermeable color negro, supongo que siempre lo llevaba por si llovía mientras conducía.

-Te estuve buscando por una hora completa, dije que te llevaría a tu casa. ¿Por qué no me has esperado?- se bajó de su moto y se acercó a mí, cuando estuvo debajo del toldo se quitó su casco y el gorro del impermeable.

-No... Quería implicar una molestia para ti- susurré.

-Oh, Adelaide, no es ninguna molestia, ¿sabes?- dijo sonriendo tan dulcemente. Realmente no hago nada en las tardes, así que no interrumpes con mis actividades, además me gusta mucho platicar contigo y... -Ojitos siguió hablando y yo solo pude quedarme callada mientras lo veía. ¿Podía ser más adorable? Lo dudo.

De repente al estar contemplándolo sentí un gran dolor en el pecho, no un dolor físico, uno emocional. Me dolía verlo porque sabía la cantidad de sentimientos que surgían en mí por este simple chico de ojos hermosos en frente mío. Pero lo que me dolía es que yo jamás iba a ser capaz de confesarlo, porque sabía que jamás sería correspondida. Pero era demasiado tarde para tratar de evitarlo alejándome. Por mi propia paz mental debía seguir siendo amiga de éste chico. Y lo que me dolía era eso. Solo amiga. -Ade... ¿Qué tienes?- dijo con un semblante preocupado. No me había dado cuenta que había empezado a llorar. Más patética no podía ser.

Save me from myself. | Zayn Malik. (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora