Epílogo (Parte 1)

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Epílogo

Tomé la camisa por el cuello redondo, haciendo un pequeño doblez para poder depositar la prenda junto con las demás y cerré la maleta.

Suspiré hondo y miré las cuatro paredes del cuarto, vacías, sin vida.

-Adelaide…- dirigí mi mirada a la puerta y encontré a mi madre recargada en el marco con ambos brazos cruzados y unas lágrimas que querían salir de sus ojos marrones. –No te vayas, te lo suplico.

Miré hacia mis manos tratando de que el coraje no saliera de mí. Pero eso sería imposible, hoy no estaba enojada y no quería enojarme. Hoy estaba llena de melancolía.

-Mamá- sólo me limité a contestar.

Tomé ambas maletas y caminé hacia la salida de mi cuarto pasando por un lado de ella.

-Adelaide, soy tu madre. No puedes vivir lejos de mí. –La oí replicar mientras bajaba las escaleras.

-Mamá- alcé la voz una vez enfrente de la puerta y giré a verla justo a los ojos. –A pesar de que siempre estuve bajo tu techo, tú siempre viviste lejos de mí. –Las lágrimas en mis ojos comenzaron a hacerse presentes. –Jamás me prestaste atención, nunca creías algo de lo que decía, desaparecías cuando más te necesitaba y me ocultaste el paradero de mi padre. ¿Crees que después de todo eso yo tengo algo que hacer aquí, mamá? –Ella soltó un sollozo y traté de que mi empatía no me ganara esta vez. –Me iré mamá. Me iré y empezaré mi vida de cero lejos de todas las personas que me han hecho daño. Incluida tú.

Mi madre agachó la mirada, sabiendo que esto no era un punto a discutir. Ella sabía que estaba en lo correcto.

-Sin embargo, quiero que sepas mamá que yo… -ella me volteó a ver curiosa. –Yo te perdono mamá.

Un sollozo más profundo se hizo presente y ella estalló en lágrimas.

*

-¿Estás lista? –Preguntó mi padre.

-¿Ya llegamos? –Volteé hacia mi derecha y por la ventana del coche logré ver una de las casas más lindas que he visto en mi vida.

Era de madera, con porche, garaje, y una fachada de color beige adornada con enredaderas de flores de distintos colores. Era tan pintoresco y alegre.

-¿Te gusta?

-¿Bromeas? –Dije mirando a mi padre de nuevo. -¡Me encanta!

Reí y seguí admirando no sólo la casa, sino también el jardín tan amplio y las casas vecinas.

-Me alegra. –Dijo con una sonrisa en el rostro. –Bajemos a dejar tu equipaje.

Los días siguientes a los que me encontré con mi padre el día que Zayn me llevó a cenar, él y yo estuvimos en contacto para arreglar mi mudanza.

Cuando se lo dije a mi madre, se volvió loca completamente y no dejaba de gritarme que yo jamás me iría con mi padre ya que ella tenía la custodia completa. No fue hasta que le dije “Mamá, en cinco días cumplo la mayoría de edad, no tendrás más derecho sobre mí y yo me mudaré” que supo que jamás podría intervenir con esta decisión. Ni siquiera recordaba el cumpleaños de su propia hija.

Los siguientes días se la pasó llorando y a veces gritándome que ella haría lo que sea necesario con tal de que no me llevara de su lado.

Papá dijo que no era necesario que llevara todas mis cosas. Que me deshiciera de todo lo que me trajera recuerdos de mi otra vida y él se encargaría de comprarme todo de nuevo.

Él estaba interesado en que iniciara de un buen y limpio cero.

-¿Cuáles son los planes de mañana? –Preguntó mi papá mientras comíamos pizza en la sala después de desempacar.

Save me from myself. | Zayn Malik. (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora