Capítulo ocho.

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8

Zayn.

-Las audiciones para el equipo de soccer son la próxima semana.

-Estoy dentro- dijo el ruludo.

-¿Tu Zayn? Todos iremos- me dijo Niall- hasta Liam.

-Claro- mencioné mientras me subía a la moto y sacaba las llaves- los veo luego.

-Adiós- dijeron todos mientras echaba a andar mi moto y arrancaba.

Odiaba los deportes, y si les dije que sí era sólo por darles el gusto en el momento. Ellos aman que hagamos actividades como esos juntos, pero sabía que después entenderían que no tengo mucho interés en ello y lo dejarían ir.

A esos cuatro les debía mucho, siempre fueron de mucha ayuda cuando estaba en mi mal momento con Hanna y hasta estuvieron para apoyarnos a mí y a mi familia cuando casi nos quedamos desamparados. Simplemente eran los mejores.

Me detuve en un alto y bajé ambos pies. La calle estaba vacía. A mi lado la misma falda de mezclilla de la mañana pasó y se adelantó.

Adelaide tenía los brazos cruzados y venía dando fuertes pisoteadas. Nunca la había visto por estas calles, seguía alejándose y cuando dio verde ella ya estaba una cuadra adelante. Aceleré y en pocos segundos iba a su lado en marcha.

-Hey- apenas mencioné. Ella volteó y observé sus ojos hinchados y rojos. Pero aún así tenía mirada dura, como en la mañana. Parecía enojada-, ¿estás bien?

-Lo estoy- apenas la escuché decir. Me subí a la acera y detuve la moto horizontalmente impidiéndole que siguiera caminando.

-Estás mintiendo- ella dejó la mirada dura y la cambió por una sorprendida.

-¿Tanto te importa?- dijo algo arrogante. Su respuesta me atrapó con la guardia baja, ella se dio cuenta de eso y después suspiró y miró hacia abajo. -Lo siento, no lo estoy.

-¿Qué te pasa?- pregunté buscando su mirada.

-No me gusta mucho hablar sobre mis cosas- masculló. No supe que decir así que nos quedamos callados por unos segundos.

-¿Quieres que te lleve?- salió de mis labios sin pensarlo dos veces.

-Te lo agradezco- sonrió y se acercó un poco.

-¿Vas a tu casa?- le dije tendiéndole el único casco que llevaba.

-No- contestó de inmediato. -No.

-¿A dónde te llevo entonces?- pregunté mientras se subía a la moto.

-A donde sea.

-¿A dónde sea? ¿A dónde quieres ir?- pregunté confundido.

-Mira, si tienes que ir a tu casa, vamos y me bajo ahí. Si quieres dejarme al otro lado de la cuidad hazlo, solo quiero irme lejos de aquí- dijo seria. Tenía que ir a casa, pero esta chica lucía mal. Lo pensé dos veces.

-Bien, sujétate- le di marcha y ella pasó sus brazos por mi torso mientras arrancaba. Tardé 20 minutos en llegar a donde quería. Las rampas de skateboard que estaban a las afueras de la ciudad.

-¿Dónde estamos?- preguntó Adelaide quitándose el casco.

-Las rampas Oxford- dije guardando el casco y parando la moto. No dijo nada y caminó hasta en medio de las rampas. Había mínimo 20 hombres aquí.

Cuando entramos los dos, todos nos vieron. Los ojos de ella iban de arriba a abajo, examinaba todo el lugar.

-¿Tienes un cigarrillo?- me preguntó.

-No- admití.

-¿No fumas?- preguntó algo sorprendida.

-Lo dejé.

-Vaya- dijo alzando las cejas. Mi celular timbró, busqué de entre mis bolsas y me giré para contestar.

-¿Hola?

-¿Zayn?- la voz de mi madre sonó al otro lado-, ¿dónde estás?

-Lo siento, quedé con unos amigos y se me olvidó avisarte que no iría a comer- volteé de nuevo y me encontré con Adelaide a lo lejos entre unos 5 muchachos hablando.

-Oh, que sea la última vez que no me avises por favor. ¿A qué hora llegas?

-Sí, perdón. Estaré ahí antes de la cena ¿está bien?

-Sí, cuídate- dijo protectoramente.

-Tu igual. Adiós- colgué y Adelaide venía ya hacia mí con un cigarrillo encendido en las manos.

-Lo conseguí- dijo alzando su mano en el aire.

-Que bien- admití. Ella se sentó en una rampa pequeña y me senté a su lado.

-¿No tienes que ir a casa o algo así?- miré hacia ella y vi pura curiosidad en sus ojos.

-Acabo de marcar para avisar que no llegaré- ella asintió- ¿y tú? ¿Por qué no querías ir a tu casa?

-Es… complicado- dijo.

-¿No te gusta estar ahí?

-Mi mamá y yo peleamos en la mañana.

-¿Pelean muy a menudo?- ella suspiró y sonrió.

-Siempre que llega a casa- susurró. No entendí, pero ella no parecía querer hablar sobre eso. Me levanté.

-Ven- apenas dije y ella me siguió mientras caminaba.

-¿A dónde vamos?- dijo confundida.

-A buscar dónde comer.

-Eh... no- dijo tartamudeando.  -Estoy bien.

-¿Segura? El almuerzo fue hace cinco horas, estoy hambriento- ella sonrió.

-Vamos- murmuró resignada.

Save me from myself. | Zayn Malik. (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora