Eran las 8 de la mañana y Harry acababa de desaparecer camino a la casa de su gran amigo Neville mientras que Ginny y su madre, salían por medio de la red flu hacia el callejón Diagon.
Ginny se había pasado toda la mañana junto a su madre contratando los magos que remodelarian la casa en la playa para las vacaciones. La señora Weasley casi se desmaya cuando Ginny la llevo a la bóveda 52 de Gringotts de la que ahora también era dueña gracias a su prometido, al ver la cantidad de oro y fortunas que estaban allí depositadas. La verdad es que primero habían pasado por todas las tiendas que necesitaban y habían pedido los precios de los servicios, para después ir al banco y sacar solo el dinero necesario, pues Ginny aunque sabia que Harry no se enojaría, no quería abusar de el dinero de su novio.
Había decidido ir con su madre a la bóveda 52 pues no se sentía aun cómoda entrando a la bóveda personal de Harry pensando que quizá el tuviera cosas allí que fueran intimas y no quería compartir.
A la 1 de la tarde, Ginny y su madre se encontraban en el Caldero Chorreante esperando a Harry quien llego acompañado de Neville y su abuela. El pelinegro había decidido invitar a su amigo a un almuerzo junto a su familia.
Una vez Neville y su abuela regresaron a casa, Harry pasó la tarde junto a su novia paseando y comprando cosas en el callejón Diagon. Molly se había retirado a casa pues decidió que otro día podían comprar los muebles y enseres ya que los necesitarían una vez que esta estuviera remodelada por completo. Se pasaron por la renovada Sortilegios Weasley donde George los recibió con una sonrisa y terminaron de pasar la tarde viendo los últimos inventos y los próximos productos salta clases.
Mientras tanto, al otro lado del mundo cierta castaña se retorcía mientras veía como Voldemort había sobrevivido y estaba torturándola. A lo lejos escuchaba como la buscaba y la llamaba su amado de ojos azul. - Crucio - Gritaba Voldemort mientras una pobre Hermione no paraba de retorcerse. - ¿Donde esta Harry Potter? Crucio - volvía a decir este ser con cabeza similar al de una serpiente. - ¡No lo se, No lo se!. - Decía Hermione entre gemidos mientras a lo lejos volvía a escuchar como Ron la llamaba sin cesar.
A Voldemort no le bastaba con torturar con la maldición imperdonable a la chica, también, le decía a Hermione que si no le daba la ubicación de Harry Potter tendría una muerte mas lenta y dolorosa y a la vez perseguiría a su novio para torturarlo. - Crucio. - Hermione se retorcía. - Si me dices donde se encuentra Harry Potter dejare vivir al traidor de sangre que tienes por novio. Crucio - Hermione gritaba y se sacudía, estaba a punto de perder la razón. En cierto momento la chica vio como una luz verde salia de la varita de Voldemort y se acercaba a ella. Aunque no escucho cuando este pronuncio la maldición asesina, pensó en que había llegado su fin, pensó en Ron y en el amor que sentía hacia el, en sus padres que apenas había encontrado de nuevo y pensó en Harry su hermano que ahora seguía en peligro mientras dejó que una ultima sacudida y una exhalación pasara mientras que una luz verde que la impactaba en el pecho, acabara con su existencia. Se dejo llevar, solo para despertarse en medio de las sacudidas que un desesperado Ron le daba en su cama tratando de despertarla.
Aun se encontraban en Australia con sus padres, al ver a Ron con cara de preocupación salto a sus brazos y empezó a sollozar. Los señores Granger que se encontraban también en el cuarto y veían conmovidos como el pelirrojo cubría a su hija con sus brazos y le besaba la cabeza para tranquilizarla, se preguntaban que le había pasado mientras esta sudaba y seguía llorando en el hombro de Ron.
Pasaron varios minutos y algunos sorbos del té que preparo la señora Granger para que Hermione pudiera calmarse y se preguntara que hacían en su cuarto. - Te escuche gritar y vine corriendo a buscarte. - Contesto Ron quien por respeto a sus suegros había accedido a dormir en una colcha para dormir en la sala de los Granger. - Lo mismo hicimos nosotros hija decían sus ya no tan asustados padres.
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Harry Potter, viviendo tras la guerra.
FanfictionDesde mis once años, cosa que paso hace bastante tiempo, he sido lector y aficionado de las historias de Harry Potter escritas por nuestra querida, J.K. Rowling y así como asistí durante una década fielmente al cine y me moleste con algunas adaptaci...