Vlood [Kim Taehyung]

42.

—Esto se pone cada vez mejor —comentó Jimin,

—Me duele la cabeza —dijo Jen y llevó ambas manos a su nuca.

—Es normal, no estás acostumbrada a esto.

—Necesita... —Intentó hablar Jimin.

—Cállate Jimin —lo interrumpió V.

Jimin levantó los brazos y miró hacia otro lado.

—Esto es difícil —dijo Jen.

—Lo es, no te voy a mentir, esto será algo muy difícil.

—Es sólo al principio, Jen —Jimin se puso de pie y caminó hasta la ventana de la habitación—. Por lo que he visto de ti, no te será tan difícil adaptarte a a esta vida.

Jen no dijo nada, desvió la mirada de Jimin mirando fugazmente a V.

—Sigues molesta, es eso —dijo V.

Jen lo miró y no hizo falta hablar, V sabía exactamente lo que pensaba en ese momento.

—Esto apesta, no me gusta, no lo quiero...

—¿Quererlo? —Preguntó Jimin algo molesto, giró para ver de frente a Jen y sonrió con ironía—. ¿Crees que se trata de querer o no?

En un instante salió de la habitación sin decir más. Jen se sintió mal por el hecho de no medir sus palabras y se puso de pie.

—Volverá —dijo V intentando detenerla—. No hace falta que vayas.

—Quiero hacerlo.

—Bien, sólo ten cuidado. Está en...

—En la azotea —lo interrumpió Jen—. Ya lo sé. Vuelvo rápido —caminó hasta la puerta y se detuvo del marco, giró a ver a V y sonrió por lo que había dicho.

Los vampiros son rápidos, y ahora ella era rápida.

—Las cosas comienzan a ser algo divertidas —dijo antes de irse.

Cuando salió del departamento se apresuró por el pasillo. Se sostenía de las paredes cada cierto tiempo mientras caminaba en pausas sin poder medir su velocidad, por trayectos intentaba caminar rápido de una manera estable, pero eso era algo difícil y ella aún no lo dominaba bien.

Al llegar a la azotea vio a Jimin, estaba parado en la orilla, viendo al cielo, recargando los codos en la pequeña barda que rodeaba el techo.

—Es peligroso, puedes matar a alguien —dijo él, bromeando y sin verla.

Cuando Jen se puso a su lado lo tomó de la mano y Jimin la vio a los ojos.

—En verdad lo lamento. A veces no sé lo que digo y si te hice sentir mal...

—¿Piensas que sólo tú sufres? ¿Piensas que eres la única que no hubiera querido esto? —Comenzó a hablar Jimin—. No es así, Jen, yo tampoco lo hubiera querido. Me hubiera gustado hacer algo por mi madre. Todos los días su imagen viene a mi mente y pierdo el control, yo no quería la vida eterna si no iba a estar con ella.

—No, Jimin. No tengo idea de nada, pero, quiero disculparme por...

—Mi madre —Jimin hizo una pausa para sonreír y luego siguió—, era la más bella del mundo, debiste haberla visto cuando sonreía. Simplemente era perfecta, pero no le tocó una vida fácil. Mi papá nos abandonó cuando yo era un niño, desde entonces ella se hizo cargo de mí, en todo momento. Cuando yo cumplí 16 empecé a trabajar para ayudarla y, aunque siempre me regañó por ello, nunca dejé de trabajar para ayudarla en lo que pudiera —Jimin metió las manos a su bolsillos y agachó la cabeza algo triste—. Tres años después mi madre conoció a un hombre y se casaron. La trataba bien y en ese momento yo no tenía memorias de ella siendo tan feliz, así que yo también estaba feliz por ella. Todo estaba bien, pero no nos dimos cuenta de que se había casado con un maldito alcohólico.