Capítulo 14: Consultas del corazón.

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Narra Carter.

Sentado en el escritorio de mi habitación, estaba terminando de repasar los distintos apuntes que había tomado ese en la residencia. Me había tocado suturar una herida de una mujer bajo la supervisión de mi mentor, lo que había resultado excelentemente bien para mí. Pronto estaría atendiendo a pacientes por mi cuenta, siempre y cuando no fuesen de un gran riesgo.

Mis ojos se fueron hacia la pantalla de mi celular que acababa de encenderse, con una foto de Eleonor sacando la lengua a la cámara mientras yo me reía en la parte de atrás. La extrañaba. Sin embargo, no era ella quien me llamaba. Lo cierto es que estaba un poco sorprendido de que Noah me estuviese llamando a mí y no a su mejor amigo; más que nada porque siempre hablábamos por mensaje, nunca una llamada telefónica. ¿Qué habrá ocurrido? Atendí en cuanto salí de mi sorpresa, así me enteraría de lo que estaba ocurriendo.

—Hola, Noah. —Saludé en cuanto contesté. Cerré el libro y el cuaderno con el que estaba repasando para concentrarme en lo que fuese que me iba a decir.

Hola, Carter. Disculpa que te moleste pero necesito un favor tuyo. —Al parecer, el muchacho no estaba para dar vueltas.

—Claro, dime en que puedo ayudarte.

¿Puedes venir a mi casa? Cuando llegues, te contaré.

Por supuesto, te veo en un rato.

Muchas gracias, Adiós. —Y con eso, Noah se despidió de mí.

Raro. Realmente no tenía de idea de que era lo que quería o que me pediría, no estaba al tanto de alguna ocurrencia de las chicas que Noah pudiese estar intentando desactivar ni era el cumpleaños de nadie. Era todo tan raro. Y, aunque todo me resultara extraño, iría a ver que era lo que necesitaba Noah.

Cuando estaba a punto de irme, mi hermana entró en mi habitación como un torbellino. Su cabello estaba atado en un moño alto, su cara sin maquillaje y unas ojeras bastante importantes. Nunca en la vida la había visto así, lo que realmente me preocupó. Lo lamento por Noah, pero tendrá que esperar. Su silencio me estaba poniendo nervioso, Lilly jamás pasaba más de dos minutos sin emitir palabra; más si toda la atención estaba puesta en ella como en este momento.

Me senté a su lado, listo para escucharla. Sin embargo, su abrazo me tomó tan por sorpresa que no sabía que esperar. ¿Qué demonios estaba ocurriendo?

—Lilly...

—No preguntes nada, por favor... Sólo abrázame... —Lilly escondió su cara en el hueco de mi cuello antes de comenzar a llorar.

—Hermanita... Cariño, ¿Qué sucede? —Odiaba verla llorar. Eran contadas las ocasiones en las que mi hermana lloraba, más con el entorno en el que crecimos donde mostrarse vulnerable era lo peor que podíamos hacer.

—No sé si quiero decírtelo... —Lilly se apartó y secó sus lágrimas con rapidez, como si intentara ocultar su llanto— Vas a hacer una locura si te llegas a enterar...

—Si hay un culpable para tu tristeza, por supuesto que cometeré una locura. —Ya estaba planeando algo que aplicara a cualquiera que intentara romper a mi hermana.

—Es que no quiero que lo hagas, no es eso lo que necesito de mi hermano. —Su puchero, con los ojos brillantes por las lágrimas, partió mi corazón.

— ¿Y qué es lo que necesitas de mí? —Acomodé un mechón de su cabello que se había escapado de su moño.

—Que me digas como hiciste para sanar tu corazón cuando Marcie te lo rompió.

Sweet Attraction. [Attraction #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora