El León y el Jabalí

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   Abrí lentamente, entré en silencio, noté que había un cartel colgado con hilos de lana, (se supone que de algún techo, pero, no había, en su lugar habitaba un cielo infinito, pero de noche, de alguna forma estaba allí colgado), decía:

"El camino es duro, y si analizamos que estás desarmado, podríamos concluir que no harías nada, dicho esto, se te hará entrega de un arma".

Me acerqué a una mesita de madera, era de roble, fino y con detalles hermosos, decoración de clase alta, encima de esta había un sable negro con mango gris, lo tomé, era liviano, apareció otra puerta, tenía marcas de navaja que decían " Buena Suerte". Al traspasarla, esta se cerró de golpe, di la vuelta, había un papel pegado en ella, cayó al suelo después del cierre de la puerta, me agaché a recogerlo y decía con letra grande: "No hay camino por el cual regresar " y al darle la vuelta a este mismo papel, había otro mensaje escrito: "Desde ahora solo te observaré, se me ha olvidado mencionarte algo, cada puerta tiene un sello en la manilla, el primero es especial, es el sello del dragón, será el primero que abrirás, luego de eso serán sólo sellos oscuros, y supongo que sabrás cual será el último, claro, si es que logras pasar por las puertas y llegar hasta esa última".

Delante de mí apareció otra puerta, aish ¿por qué deben ser tantas puertas?, esto se volverá muy repetitiiiiivo, dejando eso de lado, justo como decía Viccos, la perilla tenía forma de dragón, y no era sólo la cabeza, si no que el cuerpo completo. La abrí y traspasé sin problemas, se escuchó una extraña voz a lo lejos.

— ¿Puedes notar el dragón que se eleva por estos cielos?—levanté la cabeza para buscar a alguien, o algo que dijera eso— ¿Ves que con gran calma él vigila nuestro mundo desde el firmamento?

— ¿Eh?, ¿Qué es lo que quieres decir?— pregunté gritando. Una ruda risa se escuchó.

— ¿Acaso eres estúpido? , no debiste llegar hasta aquí, no creas que saldrás ileso de esta situación.

—Lo que faltaba— murmuré desenvainando el arma— ¿Quién eres?, ¿Qué quieres?

— Mi nombre es Satnock, soy un ser que atormenta a los humanos que han llegado al inframundo, soy el gran Marqués del infierno, esta vez solo lucharás conmigo, no necesito a las legiones de demonios que hay bajo mi mando, cincuenta han de ser aproximadamente—decía mientras se acercaba a mí, venía montado sobre un enorme jabalí pálido, su apariencia era muy parecida a la de un león, en sus manos sostenía dos ballestas y en su espalda guardaba las flechas en un saco que tenía amarrado al cuerpo. Me disparó inmediatamente tres flechas, una de ellas dándome en la pierna, pero a pesar de eso, no sentí demasiado dolor, corrí velozmente para esquivar todas las otras que iba lanzando, en el momento que se le acabaron, el jabalí comenzó a abalanzarse sobre mí, mientras el demoníaco ser intentaba golpearme con sus ballestas, por suerte mía no me atinó ningún golpe, luego, ambos se alejaron para que el jinete pudiera recargar las dos ballestas, mientras él lo hacía, yo removía la flecha de mi pierna. Luego de unos segundos volvió a lanzar flechas como loco y nuevamente se le agotaron, el jabalí intentó darme golpes con su cabeza y su cuerpo en reiteradas ocasiones; en un intento de golpearme del animal, tomé el sable y le atravesé el hocico sin pensarlo dos veces, cayó al suelo junto a Satnock, este recargó rápidamente allí tirado, pero en su intento le corté una mano, mientras se desangraba se alejó corriendo desesperadamente, intentando darme con algunas flecha, sus intentos eran patéticos, ninguna logró darme y las que lo harían las logré evadir sin problemas.

—Vaya, vaya —le dije sonriendo— me pregunto si podría llegar a matar un demonio—intentó recargar, pero de una patada mandé lejos todas sus flechas.

—No creas que el haberme ganado es la gran cosa, solo has tenido un poco de suerte, pase lo que pase no saldrás de aquí con vida, te matarán, ya no fui yo, pero alguien lo hará, tarde o temprano lo harán. Luego de haber dicho esas palabras acerqué mi arma a su cuello y acto seguido decapité a Satnock, un grito abrumador retumbó y apareció una puerta del suelo.

El camino de un demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora