La vampiro y sus lobos.

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—Este es un lugar maldito, es un gran abismo nauseabundo y humeante, este es el lugar por el cual se sufrirá por toda la eternidad.

Delante de mí, una mujer putrefacta de un tono azulado me estaba mirando, sus ojos eran rojos en su totalidad, no solo su iris. Su cuerpo se iba deshaciendo por el viento, en sus brazos, que eran ya solo huesos, porque un poco de miserable carne los cubría, pero dejaba el cúbito y parte del radio a la vista de los demás, en ellos sostenía a una hermosísima chica, ella estaba herida en todo su cuerpo, cortes, rasguños y mordidas por doquier, y la mujer no tenía mejor alimento que la sangre de la inocente chiquilla. Me miró directamente a los ojos y dijo.

— Vaya, ¿qué tenemos aquí?, un amigo, o... una nueva víctima, dime, ¿te convertirás en mi alimento?, me llamo Joká y soy un ser inmortal, así que trata de pasar a la siguiente sala, te será casi imposible hacerlo, ¡hay una forma de lograrlo!, pero sobre mi cadáver— se burló— te daré un pista, mi corazón atravesar y mi cabeza arrancar, finalmente así me destruirán... ups, creo que te dije cómo hacerlo, perdóname, se suponía que solo era una pista, pero aunque hayas llegado hasta aquí, no podrás lograr nada de nada. Silbó muy fuerte y a su lado llegaron dos lobos, ellos se abalanzaron sobre mí de inmediato, no pude reaccionar a nada. Uno me mordió fuertemente, el otro intentó lo mismo, pero tomé a Yeséh y le atravesé el rostro, vaya, no puedo creer que haga esto a los animales que más admiro y adoro, pero no me dejan opción alguna. El que seguía vivo retrocedió lejos, la mujer miraba mientras seguía bebiendo la sangre que provenía de la chica. Mi brazo izquierdo sangraba mucho por la mordida y eso llamó la atención de Joká. Dejó una gran marca la dentadura del lobo, corrió hacia mí, pero esta vez el animal estaba mucho más lejos, por lo que pude reaccionar rápido y tomar el arco, tuve suerte que el brazo dañado no era el que más utilizo, aunque hay que admitir que en realidad el ser ambidiestro me es ventajoso en estas situaciones, le disparé tres flechas y cayó al suelo con un gran y desgarrador gemido.

Ya me sentía agotado, solo caí al piso, Joká se acercó a mí.

—Creo que finalmente te podré comer— dijo— cómo lo esperaba, en realidad no eres tan fuerte como se pensaría que lo fueras. Mientras Joká me miraba, la chica que saqué de la jaula sin que se diera cuenta, tomó las flechas y disparó el arco que había agarrado del suelo sin que nos diéramos cuenta, dándole en el corazón, luego, sacó de mi bolsillo derecho la daga que guardaba y decapitó a la mujer.

— Cómo ella decía, no eres lo suficientemente fuerte, además ella no luchó con todo— me decía mientras mirábame fijamente— no hay nada que se le pueda hacer, después de todo eres un simple humano.

— ¿Cómo sabes que no era su verdadera fuerza? — pregunté.

— Es un familiar lejano, de sangre, pero lejano... bueno, está bien, era mi tatarabuela para ser exactos.

—Entonces...

—No estoy en un interrogatorio— interrumpió— solo te ayudaré en esta ocasión. Se hizo un corte en la muñeca y vertió su sangre en todas mis heridas, eran muchas las que me hicieron en todo este trayecto. Estas fueron cicatrizando en cuestión de segundos— ya está, ahora termina esto. Volvió nuevamente a transformarse en sombra y se esfumó por la puerta, la cual abrí y traspasé.

El camino de un demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora