Libertad de amar.

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 Todos se fueron a sus respectivos hogares, ya solo quedaban dos entes en la inmensa catedral. Dios y Lucifer.

— ¿Viste lo felices que se fueron Valeria y Skath?—dijo el príncipe del inframundo.

—Sí, los vi, ¿a qué quieres llegar con esto?

— ¿Por qué no nos dejaste tener la libertad para amar a otros ángeles?

—Yo, solo quería...

—Vamos viejo, ¿qué querías?

—Librarles del mal o algún pecado que pudiesen cometer, el amor puede llevar a muchas cosas.

—Y el no tenerlo destruyó el paraíso, o al menos lo separó en dos partes.

Un portal apareció del cielo. Había abrazados dos... ¿personas?, una chica que irradiaba luz, y un chico rodeado de pura oscuridad.

— ¿Dónde estamos?— preguntaron al unísono.

— ¿Quienes son ustedes?—Hicieron lo mismo Lucifer y Dios.

El joven dio un paso adelante.

—Mi nombre es Bilock y ella es Alea, también conocidos como—se apuntó—Blackburn el portador de las sombras—, dirigió su índice a la chica—Aralea portadora de la luz.

—Ustedes dos... ¿están juntos?— preguntó Lucifer.

—Sí. Respondió la chica.

— ¿Amorosamente?— preguntó Dios.

—Nos amamos. Dijo el chico.

—Y el separarnos hizo que nos pudiéramos convertir en esto, luz y oscuridad. Agregó Alea.

—El chico es de los míos, y la chica de los tuyos.

—Entonces creo que estuve mal todo este tiempo, chica ven conmigo al cielo, Lucifer, lleva a este pequeño al Averno.

—No nos separaremos. Dijeron al unísono Bilock y Alea.

—No puedes hacer nada en contra viejo, déjalos tomar su propio destino, pero ya saben, pueden visitar el cielo y el infierno cuando quieran, si necesitan algo pueden ir y venir como lo deseen.

—Gracias. Dijeron ambos chicos. Se tomaron de la mano y salieron.

Lucifer miraba enojado a Dios.

—El amor no era mala idea.

—Tal vez tengas razón, les dejaremos la libertad de amar.

— ¿Recuerdas los Ángeles que intentaron crear a Skath?

—Los recuerdo.

—Su amor no fue permitido, deberíamos hacer algo.

—Se encontrarán tarde o temprano—dijo Dios— el destino los reunirá otra vez.

Lucifer miró incómodamente los cuerpos calcinados.

—Me los llevaré, no quiero que te llegues a oponer de mi decisión.

—Chris estaría feliz de verlos, no voy a negarte estas almas.

—Exacto, recuerda que ni tú eres el bien, ni yo soy el mal.

Diciendo esto ambos marcharon en caminos contrarios. El amo y señor del cielo iba solo. El rey demonio iba acompañado de dos almas.

Por otro lado en una frondosa montaña bañado de verde por los árboles y en donde el viento mecía las hojas de estos mismos produciendo un leve silbido estaban los dioses de la oscuridad y la luz. Pajaritos cantaban a su alrededor, girasoles danzando detrás de ellos. Habían bajado de la copa del árbol más grande que había hasta quedar sumidos en la sombra que este provocaba. Cada uno vestía su color distintivo, ella blanco y el negro ambos se sonreían. Se tomaron de las manos y se miraron a los ojos.

— Por siempre...

—Y para siempre. Terminó la frase Alea.


   Gracias totales a las personitas que siguieron esta historia, se ganaron mi cariño❤

El camino de un demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora