El camino de un demonio

Contra la seducción

—Nadie podrá detener al poderoso duque, de sus garras veremos cómo nace la destrucción sin barreras.

Una Súcubo se puso en frente de mí, tomó mi rostro con sus suaves manos y me miró fijamente a los ojos, hubo un pequeño y encantador silencio, hasta que ella finalmente rompió el hielo.

—Buenas, hermoso chico, me llamo Esk Zezum y ¿tú?, me encantaría saber tu nombre muchacho.

—C-Chris— le respondí algo sonrojado, puesto que se encontraba semidesnuda y estaba muy, pero muy cerca de mí, apretaba sus pechos contra mi cuerpo, sus grandes y blandos pechos, los frotaba por mi abdomen— ese es mi nombre, ¿de qué te sirve saberlo?

—Hey, no te dejes engañar por su apariencia— me advirtió Valeria algo enfadada— recuerda que a pesar de su candente figura humana, sigue siendo un demonio.

— ¡Que chiquilla!, métete en tus asuntos— dijo Esk — supongo que no te molestaría compartir a tu noviecito conmigo, ¿verdad?

— ¿De qué me hablas?, él no es nada para mí, sólo lo estoy siguiendo para poder obtener mi libertad absoluta, aún así, no dejaré que le hagas daño, yo lucharé contra ti.

— Estás contradiciendo lo que me acabas de decir hace un rato, antes de pasar la última puerta, se supone que no ibas a intervenir— le dije— no harás nada, este es mi deber y soy yo el que debe superar todo esto, no debes entrometerte.

—Entonces pequeñín— interrumpió Esk— lucharás contra mí, espero que me hagas excitar y gozar primor.

Me soltó, dio unos pasos hacia atrás y se desnudó totalmente, su carácter cambió. Se acercó a mí y me abrazó acariciándome la cara.

— ¿Estás seguro que quieres luchar?, podríamos tener sexo los dos si así lo deseas, ¿para que recurrir a la violencia si podemos hacer el amor?, y bien que lo haríamos.

Estaba hipnotizado, sus ojos, su cuerpo, los grandes pechos que poseía, parecía tan pura e inocente en ese momento, a pesar de la situación en la que nos encontrábamos ambos. Me lanzó suavemente al suelo y se recostó sobre mí. Comenzó a desvestirme, estaba ya casi desnudo. Me mordió el cuello suavemente. Estaba sobre mí, de hecho se estaba posicionando sobre mí... Valeria le apartó rápidamente de una patada.

—Creí que tenías más fuerza de voluntad— me dijo mirándome indignada.

— Estaba y sigo paralizado, nunca he estado en una situación así, no sabía lo que debía hacer.

—Oh, vaya, vaya, eso quiere decir que eres casto, ¿no?, entonces, ¿puedes entregarme esa castidad tuya?— dijo coquetamente la súcubo.

— Déjalo en paz— me defendió Valeria— si él no quiere hacerlo, simplemente no lo hará y punto.

— ¿Por qué lo defiendes tanto?, lo has de amar seguro pequeña.

—Deja eso, solo necesito salir, nada más.

—Podrías hacerlo sin entrometerte.

Comenzaron a gritarse entre las dos. Mientras ellas discutían, yo me volvía a poner la ropa que me habían quitado.

— Él necesitaba mi ayuda en estos momentos.

—Es su destino, no el tuyo— gritaba la Súcubo.

—Pues es mío también, se cruzó en mi camino y destino, por lo que estamos juntos.

—Ya basta de tanta tontería, niño, ¿te gustaría tener tu primera vez conmi...?, ¿por qué estás vestido?

—Estoy vestido por qué rechazo tu oferta, si quieres al rato podemos divertirnos, pero esta vez estoy en una misión importante.

—Esto no debe ser así, ¡todo es culpa de esa chica!— gritó enojada Esk. Se elevó hacia el cielo, y desde lo alto vi como sus manos se convirtieron en garras y de su espalda aparecieron unas enormes alas grises, mientras volaba comenzó a lanzar grandes agujas, muchas me atinaban, dolían demasiado, eran larguísimas y casi ni se podían ver, el arco sería inútil en esta situación, ella era muy ágil, el intento sería en vano. Estaba acabado por sus agujas, Esk lo notó, entonces bajó y se acercó a mí.

—Veo que ya no resistirás más, mi bebé— acercó su boca a la mía, me besó pasionalmente, sentí su lengua entrelazarse con la mía, estaba en un estado de excitación, era una sensación totalmente placentera. Terminó el beso, ella fue alejando su rostro del mío muy lentamente, de mi boca estaba saliendo una pequeña neblina opaca— tomaré con gusto tu alma pequeñín.

Sonrojado y aún excitado, le miré fijamente a los ojos y me negué rotundamente girando mi cabeza de lado a lado.

— No, no lo harás, de ningún manera dejaré que la tomes, o al menos...

— ¿Al menos?— preguntó la Súcubo.

—Hazme sentir nuevamente el placer de ese beso y te entregaré mi alma.

— ¿Así de simple me la entregarás?

—Por supuesto, solo aceptas y...—decía sonrojado.

—No lo sé Chris, parece falso.

—Vamos, no seas tímida, no hay primera sin segunda he escuchado por ahí. Se acercó lentamente, le pedí que no fuera tan fría, entonces me abrazó, y se acercó a mi rostro, tomé a Yeséh y se la enterré por detrás. Dejando un gran tajo en su espalda. Gritó desesperadamente. La neblina que había quitado de mi cuerpo volvió a mí. Comencé a sentirme más fuerte. Del suelo surgió otra puerta. Valeria me miró y dijo.

—Creí que sucumbirías a su belleza.

— Acaso, ¿quién crees que soy?, bueno, supongo que al menos seré inmune a las sirenas y su hermoso canto. Valeria rió de la broma. Me tomó el brazo y me llevó hasta la sala contigua.

— Quizá seas un buen chico. Agregó ella, y me besó la mejilla.