Morgue

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—¿Dónde está? ¿En la estación? Ya quiero verla ¡Vamos! —jalé a Haniel de la manga, pero el no se  movió —¿Qué pasa?

Se acercó un poco más a mí.

—Desearía no ser yo quien te diga esto...

Pareció que tomaba fuerzas. Me  miró tratando de adivinar mi reacción.

—Haniel, me estás asustando.

—Lo siento Vachel, —suspiró pesadamente.

—¡Cállate!

—Tu mamá...

—¡No quiero oírlo! ¡Dije que te calles!

—...encontraron su cuerpo hace un par de horas...

—¡No! ¡NO! ¡Eso no es cierto!

Tapé mis oídos con mis manos, intentando así que de esa manera, sus palabras se hicieran sólo parte de una broma de mal gusto.

—No...no...no eso no... —comencé sollozando, pero rápidamente mis sollozos se convirtieron en fuertes cascadas.

Mis piernas me empezaron a fallar y sentí como si un hoyo se abriera bajo mis pies. Antes de que golpeara el piso, Haniel me detuvo entre sus brazos, la fuerza de gravedad fue mas astuta que el y combinada con mis ganas de querer morir terminé en el suelo recostada en su pecho, aferrandome a su playera, protegiendome con su cuerpo y rompiéndome por dentro.

*¤*¤*

No hablé en todo el camino hacia la jefatura. El silencio del auto solo era interrumpido por mis sollozos.

Mi mamá estaba muerta.

Ya jamás la vería. Jamás reiría con ella de nuevo. Ella ya no estaba. Era la única familia que tenía. La única que me apoyó desde el principio. Quien siempre me demostró amor. Quien me regañaba cuando andaba descalza y me abrazaba cuando lloraba. ¿Ahora que me quedaba?

Sentía como si en mis lágrimas se hubiera colado el alma de mi cuerpo. Vacía.

Antes de darme cuenta, Haniel ya me había abierto la puerta del auto y estabamos en la jefatura.

Entramos.

Haniel habló brevemente con un oficial y bajamos un piso.

"Tiene que reconocer el cuerpo"

Esas palabras casi terminan conmigo.

Era una habitación con una ventana a lo largo de la pared. Adentro había varias cómodas grises y una manta blanca cubriendo un cuerpo recostado e inerte en una mesa centrada en la habitación.

Entramos y mis intenciones de correr se vieron detenidas por la mano de Haniel que sostenia la mía sin que yo lo hubiera notado. ¿Hace cuanto que me tomaba de la mano?

El oficial me miró como preguntándome ¿lista?, afirmé lentamente con la cabeza.

Destapó poco a poco el cuerpo inerte.

Mi mano apretó muy fuerte la de Haniel y mi corazón dió un vuelco.

Comencé a llorar nuevamente. Un llanto de esperanza.

—Ella no es mi madre.

—¿Está segura? —preguntó el oficial y yo asentí.

Haniel me abrazó acurrucandome en su pecho y el alma regresó a mi cuerpo.

Haniel había prendido la radio y comenzó  tararear la canción que sonaba.

Don't worry, about a thing. 'Cause every little thing..

Lluvia de EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora