Bienvenido

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Diego se fue y me dejó sola. Sola con Adrián, eso contaba como traición, me traicionó sin yo hacerle algo siquiera. Lo que me dejó más molesta fue cuando me dijo que me alejara de Haniel. ¿Quién se cree el para pedir eso? Ni siquiera lo dijo como un favor, fue una orden. El problema ahora sería que tengo que convivir con él todos los días y ser amable porque me ofrece hospedaje. No veo el día en el que Santi salga del hospital y me deje quedar con él. Aunque eso significaría dejar de ver a Haniel, lo vería en la escuela pero...no sería igual, no lo tendría a un lado cada que decayera, pero tampoco puedo depender mi estabilidad emocional de él, eso sería patético, solo que... no puedo controlarlo.

Adrián me arrastró hasta dentro de la plaza, yo intenté clavar los pies al suelo, pero el piso estaba resbaloso y el era físicamente más fuerte que yo, así que no pude detenerme.

—No quiero estar contigo, sueltame.

—Vendrás aunque no quieras. —replicó.

—Es en contra de mi voluntad, ¡me estás secuestrando!

—No digas tonterías.

—¿Tonterías? Oh, lamento mucho no tener la misma definición de secuestro que tú. —dije sarcástica.

—Vamos, la pasaremos muy bien. —siguió insistiendo.

—¡No!, ni de broma iría contigo. ¿Contrataste a alguien más para acosarme en el cine y así fingir ser el héroe de nuevo?

Me miró confundido. —¿De qué hablas?

—Yo sé que eres un gran amigo de...el de dientes amarillos, no te hagas el inocente, los vi hablando muy simpáticos entre ustedes.

—Bueno, yo...

—Ni siquiera intentes excusarte.

—No lo haré, es solo que... bueno, no sabía como hacer que te interesaras en mí, es decir, parece que aún estando alguien presente frente a ti, lo único que escuchas es "Haniel, Haniel, Haniel". Y eso cansa ¿sabes? —apenas iba a contradecirlo, pero puso su mano frente a mi rostro y siguió hablando. —Sé que es cierto, todos saben que es así. Se te nota en la mirada. Yo solo quería llamar tu atención para que vieras que Haniel no es el único, yo también quiero una oportunidad.

Tenía razón. Me gustaba Haniel, ¿todo el mundo lo sabía?  Supongo que es una de esas veces donde te gusta alguien, no lo quieres reconocer porque eso significaría que perdiste, que caíste en sus redes, que fuiste tan tonta como para darle a alguien la oportunidad de amarte, le amas y finalmente te rompes por dentro debido a tanto amor que derrochaste. En el fondo sabes que es asi, entonces, pareces expirar una escencia que todo el mundo conoce, aquel aroma, "me gustas", ese es el nombre del perfume.

—No quiero ir contigo.

—Vendrás aunque no quieras.

—¿Y de esta forma quieres que te de una oportunidad?

Me ignoró y entramos a una sala de cine. Observé todo el lugar para ver por donde podría salir y escapar, pero estaba oscuro y no logré ubicar una puerta. La película comenzó, Adrián estaba atento en todo lo que yo hacía, ni siquiera sabía que película era. Una señora con uniforme del cine pasó por los asientos a pedir el boleto, cuando se iba acercando a nosotros, saqué mi celular y cuando le pidió los nuestros a Adrián, escribí un mensaje lo más rápido que pude mencionando el lugar donde estaba y en contra de mi voluntad a Haniel. Solo quedaba esperar. 

A los veinte minutos de haber enviado el mensaje, se escucharon las puertas del cine abrirse con fuerza, todos los espectadores giramos la cabeza en su dirección. La luz del pasillo solo dejaba ver la silueta de un hombre.

Lluvia de EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora