Bésame por educación

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—¡Me pueden explicar que es lo que está pasando aquí!

Mis ojos se abrieron asustados. Haniel nos habia visto casi basándonos, y digo "casi" porque solo juntamos los labios y eso no cuenta como beso-beso, ¿O si?

—Eeh...yo...bueno,...—intenté decir, pero estaba muy nerviosa.

—Estabamos a punto de besarnos —respondió Adrián.

—Eso pensé. —dijo enojado. —¿Los dos o tu te querías aprovechar de ella?

Adrián rió. —¿Aprovecharme de ella? —dijo incrédulo —yo creo que está lo suficientemente grandecita para decidir a quien besa y a quien no.

—¡No! Ella es sólo una niña y tu eres un aprovechado pedófilo.

Wow. Eso no fue muy lindo de su parte.

Adrián se enfadó. —¡Ella tambien quería besarme!

Los dos me miraron esperando una respuesta de mi parte. —Pues...—no lo quería besar, bueno si, pero no porque me gustara tanto —lo iba a besar por...por no dejarlo con los labios parados. —fruncieron el ceño —si vas a una cita e intentan besarte al final, no lo puedes dejar con la boca parada. Es en contra de los valores y la dignidad de la otra persona —me expliqué.

—Eso no es cierto. —dijo Haniel

—Estoy de acuerdo, no es cierto, pero igual creo que no se debe dejar a alguien esperando por un beso.

—Pues yo creo eso. —defendí mi creencia con un GRAN argumento.

—Entonces bésame. —se me acercó Adrián, pero en vez de besarlo, besé otra cosa. Una mano. La mano de Haniel impedía nuestro beso, y eso en cierta parte me hacía sentir...feliz.

—Ah no. Tu no vas a besar a nadie. —me dijo.

—No fastidies. —le dijo Adrián alejando su mano.

Y antes de que pudiera intentar besarme de nuevo, Haniel me jaló dentro de la casa y me puso detrás de el, como si fuera un muro que me protegía ante besos.

Adrián hizo un sonido molesto. Empujó rápido a Haniel y se acercó velozmente hasta mi, pero Haniel le cerró la puerta de golpe y se escuchó un ¡Auch! del otro lado.

Eso dejaría marca.

—¡Buen intento tarado! —se burló Haniel. Yo lo miraba con las manos en la cintura molesta. —¿Que?

—¡Eso no se hace Haniel!

—¿En serio ibas a besarlo? —preguntó algo enojado y triste.

—Si, lo iba a besar porque...por...educación.

—¿Lo ibas a besar por educación? —preguntó incrédulo.

—Eso...creo. —viéndolo ahora, no era tan prudente como había pensado.

—Pues entonces...bésame.

¿Que? Creo que me puse roja.

—Bésame, ya sabes...por educación.

—Pero no hemos tenido una cita. —dije tratando de impedir un beso que SI quería.

—Pero yo ya me lo imaginé, y sería de mala educación si no me besas.

—Pero, pero...es mi boca y solo beso a quien yo escoja. Porque...son mis labios, MI-OS.

—Y míos también. Me pertenecen desde que nos besamos la primera vez. Y solo los comparto contigo.

Y de un momento a otro ya estaba contra la pared siendo atacada por los labios de Haniel. ¿Qué, cómo, cuando? No sabía, lo único que sabía es que mi boca no se opuso al exquisito baile que le ofrecían y mis labios se adaptaron como nubes al cielo a los de Haniel.

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