Alas

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Sentí un golpe en el corazón, pero solo eso. Haniel me había lanzado una de sus flechas, pero no sentía mas que un ligero empujón. ¿Se supone que ahora tengo que enamorarme de Adrián? ¿O desenamorarme de Haniel? No pasó ninguna de las dos. Ambos me miraban esperando alguna reacción de mi parte.

-Adios -se despidió Haniel, subió a su auto y se fue.

De regreso a la casa, Adrián me preguntó que había sido lo que pasó, pero no pude explicarle que Haniel era un Ángel-Dios-Cupido. Se despidió de mí y se fué a su casa.

Comencé a cantarle a mi bebé con mis manos sobre mi vientre y luego me fuí a la cama.

Este bebé es un milagro, los doctores me habían dicho que no podría embarazarme después de... eso.

Quizá Haniel tenía un súper-esperma.

Sacudí mi cabeza para no pensar tonterías.

*¤*¤*

Al día siguiente, ahora Haniel ya no me buscaba. Y eso era lo que yo quería. Tal vez su flecha si funcionó y era la de indiferencia. Adrián me acompañó durante receso. Creo que despues de todo, esas flechas si sirven.

*-*-*

Y eso es lo que ninguno de los dos lograba comprender;

No puedes obligar al corazón a dejar de amar, al igual que no puedes obligarlo a que lo haga. Cuando el corazón toma su decisión, quedas fuera de la jugada.

*-*-*

Cuando la escuela terminó, caminé directo a casa. Pasé por el mismo callejón donde conocí a Diego y a Haniel, y como la primera vez, escuché gritos de ellos peleando.

-¡No puedes... ¡No puedes hacer eso!

-¡No te estoy pidiendo tu permiso!

-¡Estás loco, Haniel! ¡Estás loco!

-No. Es de locos querer seguir soportando esto.

¿Se va a matar?

Les hice frente y salí de mi escondite.

-Vachel... -los ojos de Haniel estaban cristalizados, en su mano sostenía algo invisible a mis ojos. Se acercó a mí y yo retrocedí.

-No te acerques -parecía dolido. Buen intento.

-Se quiere flechar a si mismo -dijo Diego enojado.

-¿Por qué? -No es que me importe.

-Ya no quiero sufrir -dijo.

-¿Intentas que caiga en tu juego? -una risa de burla salió de mi boca. -¿Por qué piensas que eres tu el que esta sufriendo?

-Por que yo me enamoré.

Tragué saliva. Tiene que estar jugando. Tienes que estar haciéndolo.

-Creo que ambos cometimos ese error.

Di media vuelta para seguir con mi camino y fingir que esto no pasó, pero me detuvo.

-Dijiste... Dijiste que... ¿Estás enamorada?

-Cometí el error de volverme a enamorar.

-Entonces ¿Por qué huyes de mi? Dímelo. Aun no entiendo que es lo que hice. Si ambos nos queremos... Si yo siento esto que me mata y me hace sentir vivo, y tu sientes aunque sea la mitad de lo que yo te amo... ¿Por qué no estar juntos?

Si yo no estuviese esperando un bebé, y el no quisiera que yo aborte, creería que es el hombre perfecto.

-¿Por qué? ¡Por qué eres un monstruo!

Lluvia de EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora