Estrella rosa

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Vachel estaba sentada en el techo de su casa. Era una bella noche para disfrutar de las estrellas, que parecían brillar más ese día, disfrutar de la tranquilidad del silencio y la paz del exterior.

Se recostó y cerró los ojos un momento, los abrió de golpe al escuchar un sonido parecido al lanzar fuegos artificiales, pero de un momento a otro pasó de ser uno a decenas. No eran fuegos artificiales, eran estrellas.

Vachel

Tomé mi teléfono celular y le llamé a Santiago.

—¿Santi?

—¡Hola, Vachel!

—¿Estás viendo lo mismo que yo?

—¿También estás viendo porno?

—¡NO!

—Entonces no estamos viendo lo mismo. ¿Por qué?

—Sal afuera —le dije

—¿Qué salga afuera? ¡yo me queria salir para adentro!

—Bueno, ya. Sal para donde quieras.

Hizo una breve pausa en la que se podía escuchar sus pasos.

—Ya estoy afuera. ¿Qué querías que viera?

—Mira el cielo.

—Mmm... pues es una bella luna. ¿Me sacaste de mi cama solo para ver a luna? —preguntó indignado.

—¿Qué? ¡No!, claro que no. Mira las estrellas.

—Vachel, aquí afuera no hay nada, ni siquiera estrellas.

—Quizás ya se cayeron todas —dije para mí.

Miré el cielo nuevamente.

¡Las estrellas siguen cayendo! ¿Cómo es que no las ve?

—¡Vachel no digas tonterías!, las estrellas no se caen, la gravedad no les afecta a ellas.

—Quiero decir que hay una lluvia de estrellas justo ahora, en el cielo... fíjate bien.

—¿Crees qué estoy tan ciego como para no ver algo del tamaño del... cielo? —preguntó ofendido.

—De verdad, ahora mismo hay muchas estrellas cayendo.

Soltó un suspiro.

—Vale te creo. Buenas noches.

—¡Santiago!, hablo en serio. ¡Pues ni que estuviera loca!

—Recuerda lo que dijo tu psicólogo...—

—¡Yo no voy con el psicólogo! —lo interrumpí.

—¿Ah, no? Necesitamos conseguir uno... y rápido —bromeó.

—Ok, como digas. Ya vete a dormir.

—¡Y tu también, eh! Ya es muy tarde para que estés viendo el cielo, recuerda que mañana hay escuela.

—Si. Buenas...

—...las tengas

—...noches —reí

—¡Ah, si! Eso tambien.

Y me colgó antes de dejarme responder.

Pero es que yo no estaba loca. Ya casi no caían estrellas, pero seguían haciéndolo. Y de entre todas ellas había una que llamó mi atención. Era totalmente diferente a las demás. Era más grande y de color rosa, envuelta en una especie de fuego color lila. La seguí con a vista. Pero en vez de hacer como las otras y desaparecer hasta donde alcanzo a ver, se fué acercando cada vez mas  a la ciudad. Me levanté del suelo y en ese mismo instante brilló tan fuerte que iluminó todo el cielo, como un flash gigante por toda la ciudad. Tuve que cerrar los ojos por el intenso brillo y cuando los abrí... nada. No había absolutamente nada. Ni rastros de la estrella rosa ni de ninguna otra.

¤*¤*

Me levanté con mucho trabajo de la cama, bajé a desayunar y me puse mi uniforme, hoy me tocaba la horrible falda con el horrible suéter y la horrible camisa blanca. ¿Por qué las escuelas no podían ser más creativas al momento de escoger y/o hacer el uniforme? En todas las escuelas que conozco son todos iguales, solo le cambian el color y modifican una que otra rayita y ¡listo!

Salí de mi casa sin despedirme de mi mamá, que seguía dormida. Tenía que recorrer un largo camino para llegar al instituto. Caminaba alrededor de cuarenta minutos y era por dos razones:

La primera es que mi mamá no me daba dinero para poder tomar el camión.

Y la segunda es porque estoy en contra de la contaminación ambiental, y aunque no haga mucha diferencia, pongo el ejemplo.

Bueno, en realidad es porque no me dan dinero.

A mitad de camino me encontré con un enorme árbol impidiéndome el paso. Podría brincarlo y pasar por encima, pero traigo falda y se me arrugaria y me verían los calzones —aunque pesándolo bien, no hay mucha gente a esta hora—, además de que todo está oscuro y nadie me vería.

Observé el árbol desde las raíces hasta la copa. Pero, la copa lucía extraña, emanaba una especie de luz rosa. Me fuí acercando cada vez mas y conforme lo hacía, la luz se empezó a encoger hasta desvanecerse por completo y en su lugar apareció un chico.

Con el torso desnudo, una buena, muuuy buena musculatura, cabello castaño, moretones y raspones por todo el cuerpo, como si hubiese sido él quien derribó al árbol. Estaba durmiendo como si en una nube se encontrara.

Oh-Oh. ¡Si seré tonta!

No está dormido, está inconsciente.

Lluvia de EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora