Algo especial

412 23 2
                                    

¿Qué hago? ¿Qué hago? ¿Qué hago?

Repetía en mi cabeza, el pánico se apoderó de mí. No sabía... ¿qué hacer cuando tu mejor amigo estaba enamorado de tu novio?

¿Qué se hace en estos casos?

Ni siquiera sabía que se suponía que debía de hacer cuando una ami-GA besa a tu novio, ¡mucho menos un hombre!

Haniel seguía paralizado. No iba a golpear a Santi por que, uno, es mi amigo, y dos, es un hombre.

Cuando el beso terminó, Santiago tenía a Haniel por los hombros, sonrió apenado esperando alguna reacción por parte de Haniel, al igual que yo. Al ver que no decía nada, le dijo:

—Me gustas.

Un "me gustas" no es lo mismo que un "estoy enamorado". Al menos había esperanza.

—Estoy enamorado de ti.

Mierda.

Lo volvió a besar.

Más mierda.

Haniel se puso blanco. Creí que se desmayaría.

—¿Qué está pasan...do? —Diego bajó de las escaleras y se quedó anonadado viendo la escena.

Ese beso no fue tan duradero como el anterior. Agarré a Haniel de la muñeca y lo jalé hacia mi. No correría el riesgo de que lo bese de nuevo.

—Di algo —le suplicó Santiago

Haniel tartamudeó. —Gra-graci-gracias.

Choqué mi frente con mi mano y le di un ligero sape a Haniel con la otra.

No se le debe de decir gracias a alguien que te confiesa está enamorado de ti.

Santiago intentó mostrarse no nervioso, pero fue en vano.

—Uff. Haniel, por un momento creí que te gustaba Vachel.

Miré mal a Diego.

—Claro que me gusta Vachel. —Haniel me defendió —No es que seas feo —le dijo a Santiago a muy duras penas —, es sólo que... mmm... no me gustan los... ¿cómo decirlo?... penes.

Puse los ojos en blanco y le di otro sape. Pudo haber dicho "hombres", suena menos ofensivo que "penes".

—No le digas así —le susurré

—¿Por qué no?

—Por que... es de... mala educación

—Entonces, ¿lo beso por educación?

—¿QUÉ? No, no, no, no. De ninguna manera. —contesté rápido.

Dios, ¿ahora el lo quería besar?

Miré a Diego esperando que me ayudara con la incomodidad de la situación. Cedió ante mi próximo ataque de nervios.

—Yo creo que es mejor que te marches, hermano. —encaminó a Santiago a la puerta. Aunque se resistió un poco, terminó cooperando.

Cuando se hubo marchado, Diego dijo que no quería saber que ocurrió exactamente y subió las escaleras.

Haniel parecía seguir inmóvil, asi que lo guié empujándolo por la espalda a arriba, hacia su habitación.

Al entrar me volteó a ver con los ojos un poco desubicados.

—Creo que quedé traumado. Traumado de por vida.

—Bueno, yo vi a mi mejor amigo besando a mi novio. No estaba en mi lista de sueños por cumplir.

—¿Y si me vuelvo gay?

Lluvia de EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora