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Grace caminaba hacia su escuela, Miraba que todos sus compañeros llegaban en carro o acompañados de sus madres, en cambio, ella ni siquiera había visto a su madre, llegaba por la madrugada y se iba temprano. Tener dos trabajos no era nada fácil, ¿Su padre?, Aquel bastardo la había dejado sola en cuánto se enteró de ella.

Grace de esforzaba por sacar buenas notas, Era inteligente y al no tener a su padre, y su madre trabajando día y noche, Era lo único que podía hacer.

Llegó y miró a todos los niños en el patio de juegos, miró que varios niños hacian un castillo con la arena. El patio de juegos era como el de una escuela rica. Tenían un arenero, columpios, resbaladero, Y demás juegos.

Fue con los niños y avento su pequeña mochila de Olaf al suelo, empezó a hacer su castillo, tratando de que fuese más grande que el de los otros niños.

Un automóvil negro, lujoso se paró frente a ellos, Grace fue por su mochila y le pidió disculpas a Olaf, por haberlo aventado, después miró como Thomas salía de ese carro, despidiéndose de su madre y de su padre, Cerró la puerta y caminó hacia ellos, con una sonrisa.

—Hola—saludó alegré. Bien, Esa era demasiada alegría para Grace, ella era aún más alegré, pero ver tanta alegría en alguien que no queria que estuviese feliz le daba algo. No es que odiara a Thomas, pero el había cumplido la meta que ella tenia; Ser el primer lugar de la clase.

Grace suspiró, Sabía qué no tenía el primer lugar en parte por su conducta. Decidió no ser mala con el chico que la miraba expectante, esperando un saludo.

—Hola Thomas,—Lo saludó, El sonrió.

—Me gusta tu mochila de Olaf, ¿Puedo verla?.—Cuestionó Thomas, para que ella le prestará la mochila.

—De ahí la puedes ver, ¿Acaso estás ciego?, No, ¿Verdad?,—Sonrió, le mostró la mochila de lejos, Thomas rodó los ojos y asintió, algo molesto, ya.

Un carro lujoso se estaciono frente a ellos, de este salió Christina Luperman, Con su estúpida sonrisa.

—Hola Thommy,—Saludó a Thomas con un beso en la mejilla, A los demas sólo los saludó con la mano, pero, en cambio, a Grace no la saludó.

Grace levantó una ceja y la imitó en susurros, con voz tremendamente chillona.

El timbre sonó, y Grace fue la primera en pararse de su lugar, tomar su mochila y correr directo al salón. Tropezaba con las personas en el camino, pero no importaba,

Entró al salón y se sentó en el Banco de siempre, Miró como todos se sentaban en cuánto iban llegando.

La maestra llegó; parecía molesta.

—¿Recuerdan el exámen de ayer?,—Asintieron.—Bueno, No todos salieron bien en el exámen, Les daré los resultados. Los que reprobaron tendrán que buscar a alguien que los ayudé porque Esto vendrá en los próximos exámenes.

Empezó a decir los nombres, entregandoles los exámenes, Los que sabían que iban a reprobar empezaron a buscar quien los pudiese ayudar.

—Grace McCain, y Christina Luperman. Ambas reprobaron, Niñas.—Ninguna de las dos lo creyó, hasta que vieron su exámen. Tenían que buscar a alguien quien se los explicará y ayudará, la verdad es qué A Grace no le importaba. No iba a buscar ayudar y ella trataría de resolverlo por si sola. Jamás había reprobado un exámen, y tenía miedo de que su madre se enterara.

—Grace, ¿Quieres que te ayude?.

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