8.

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A las diez de la noche llegó su mamá, cansada, llegó haciendo de cenar para su hija y ella, su hija, quién había estado comiendo chucherías, llegó a abrazarla con fuerza, cenaron entre risas, mientras hablaban de cómo habían estado sus días.

Grace también recibió un regaño fuerte por parte de su madre, debido a que Thomas había ido y no le aviso, y abrió la puerta a "desconocidos".

...

—Buenas noches, dulce y pequeña Grace.—Verónica, -la mamá de Grace—besó la frente de la niña con ternura, y salió de la habitación, no era mucho el tiempo que pasaba con ella y era por eso que trataba de aprovecharlo al 100%.

...

A la mañana siguiente, una adormilada Grace despertó gracias a que su madre le había llamado varias veces al teléfono de la casa, con algo de baba seca en la mejilla y los cabellos despeinados se levantó de la cama mientras se quejaba de que no quería ir a la escuela, suspiró, y no le quedo remedio más qué empezar a prepararse para ir.

Una vez arreglada, tocaron la puerta, Grace fue a abrir, era la vecina quién venía a ver si todo está bien, Verónica siempre les pedía que fueran a ver si todo estaba bien con Grace, se preocupaba demasiado.
La vecina, tan amable, ayudó a Grace a peinarse, haciéndole una cola alta con un pequeño moño arriba, también le ayudó en otras cosas, cómo calentarle la comida.

Grace no quería aceptar que aún necesitaba ayudaba para muchas cosas, no queria verse débil frente a los demás.

Al estar lista por completo, salió de su casa, con un chicle de menta en la mano, era muy obsesiva con los dientes, se los cepillaba más de cuatro veces al día, masticaba chicles de menta cada que podía, algo que fue prácticamente heredado de su madre.

Su rutina empezaba a cansarla, ¿es que, acaso, no podía hacer algo diferente cada día?, siempre era lo mismo; Levantarse, arreglarse, ir a la escuela, volver y esperar a su mamá.
Ya no quería eso de nuevo, ¿pero que podía hacer?.

Llegó a la escuela y miró todo, Thomas ya había llegado, pero Christina no. El rubio al verla sonrió y empezó a saludarla con un gesto energético con la mano, Grace lo ignoró por completo, ayer había pasado mucho tiempo con el como para volver a hablarle en toda la semana.

Pero al rubio no le bastó, se puso de pie y corrió hacía ella, sonriendo con tanta felicidad qué hasta podía darle picazón a Grace, estaba tan feliz que hacía que ella estuviera triste.

—¡Hola Gra-

—No me hables, Thomas.—Grace interrumpió su energético saludo con la voz más irritada y frustrada que pudo.

—¿eh?, ¿P-porqué?, si ayer estábamos bien, ¿no?.—el rubio se preocupó, realmente se la había pasado bien con la niña, tal vez era un poco pesada y mala con él, pero esa era la razón por la cuál la hacia un reto, el reto que él quería superar.

—La verdad es qué no, lo sabes, ¡mira quién llegó!—Grace gritó con emoción, señalando a las espaldas del niño, éste se giró y fue cuándo ella se echó a correr en dirección contraria.—¡Adiós Thomas!.

El hecho de que se haya alejado no molestaba al niño, que le mostrará su dedo corazón sí. Todos sabían que él era educado y respetuoso, y ella era, bueno, ella era un huracán comparado con él.

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