16.

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—Bien...—suspiró.—pero sólo si prometes qué nadie sabrá de esto.

—Lo prometo.

Volvió a suspirar;—mierda.

—wow, se escucha extraño venir de ti, ¡Pero es divertido!, aunque hay palabras y frases más divertidas, cómo "hueles a culo", esa sí es divertida.—Grace empezó a reír, y Thomas rió bajito.

  —Mi mamá dice que un niño o niña no debe de decir malas palabras, porque es malo y Santa Claus no te trae nada de regalos en navidad... —Thomas parecía debatirse entre decir o no lo que en estos momentos pasaba por su pequeña cabecita, pero entonces se armó de valor y lo dijo, claro y firme:—¿Santa Claus te trae regalos en navidad?.

—Emmm... sí, aveces no es lo que le pedí, pero igual me gustan mucho los regalos, ¿porqué lo preguntas?, ¿porque digo malas palabras?.—levantó una ceja mientras tenía una expresión seria en la cara.

—N-No, no, no. 

—JA, admítelo, no pasa nada.—se quedó mirándolo expectante, esperando alguna respuesta del rubio, sin embargo, al no obtener nada, suspiró por enésima en la tarde.—Mi mamá también dice que no debo decirlas, pero me gusta hacerlo, se siente cómo una forma libre de decir las cosas, y tienen más sentido.... y te ahorra saliva, por ejemplo, en lugar de decir "mucho mucho mucho", sólo dices "un chingo", hay otra palabra pero esa si que no la digo, mi mamá dice que esa es la peor y me ha regañado para que no la diga, empieza con v. 

—En mi casa nadie dice malas palabras, ni siquiera mi hermana y ella no es del todo amable, ¡Jamás me deja estar en su habitación o ver una película con ella!.—expresó el rubio mientras se cruzaba de brazos y fruncia el ceño con enojo, Grace rió, antes de parecer enojado lucía tierno.

—Claro, que fastidio vivir contigo, ¿y aún así quieres estar en su habitación?, pobre de tu hermana, por cierto, ¿tú hermana... cuántos años tiene?, ¿es una bebecita?.

—Tiene 16 años, creo, y siempre está malhumorada, no sé porqué, casi nunca me habla.—Thomas se encogió de hombros mientras hacia gestos.

—Suena a que me caería bien.—sonrió Grace, luego volvió a lo suyo, olvidándose por completo de aquel comentario, pero Thomas no podía sacar de su cabeza aquella pequeña tierna sonrisa en el rostro de la niña frente a él.

Alphabet boy.√√Donde viven las historias. Descúbrelo ahora