CAPITULO 03

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ZOÉ

Sujetaba el vaso de café con ambas de mis manos sintiendo intensamente el frío en la punta de mi nariz y mis mejillas, también en el frío que me quemaba los ojos y los dedos de las manos llegando a un punto en que se me volvieron pálidas y no podía moverlos con facilidad y sin sentir dolor.
Me pareció una genial idea usar solamente una sudadera con unos jeans pero al momento de caminar unos diez minutos por la ciudad el frío me estaba consumiendo por lo que mi salida al gimnasio tuvo que aguantar un poco para ir a una cafetería y comprar algo caliente antes de que cogiera un resfriado.

Me faltaban como unos cinco minutos para llegar al gimnasio a pie y mis manos cada vez temblaban más por el frío y la emoción que estaba sintiendo, mi corazón latía con fuerza con solo pensar en Cooper, Alec o Ethan.

Mis pasos se volvían más torpes con forme me acercaba al gimnasio y mi cuerpo se volvía más inútil tanto que casi dejaba caer el vaso de mis manos pero por suerte pude moverme rápido y solo quedarme un poco los dedos de mi mano izquierda.
–Joder– miré mi mano izquierda sujetando el vaso con la derecha y mirar como mis dedos se pusieron rojos rápidamente y sentir el ardor pero el frío del aire era de mucha ayuda por lo que pude ignorarlo un poco.

Al llegar al gimnasio abrí la puerta sin sentir mis dedos por lo que me tomó varios segundos tomar la perilla con fuerza y empujar con el hombro para poder abrir.
–Bienvenida a nuestro gimnasio ¿¿Podría decirme su objetivo para su visita?– dijo la mujer de inmediato en cuanto solo puse un pie en el gimnasio, me sobresalté y al mirar a la mujer sonreí de una manera seca. Esa mujer nunca me llegó a agradar del todo por su fría actitud pero ahora se miraba contenta y esa sonrisa en el rostro al hacía ver diferente, inclusive atractiva, pero ¿Cómo olvidar el cómo me miraba cada tarde que venía?

La miré en silencio y tallarme la nariz un poco esperando que en cualquier me reconociera pero ella no parecía hacerlo por lo que seguí el juego y sonreí acercándome al mostrador dejando el café sobre éste y frotarme las manos aguantando el dolor de mis dedos al hacer esto.

–Busco a alguien– dije de manera suave esperando que mi voz no me delatara –¿Se encuentra el dueño de éste gimnasio?– pregunté de forma baja. Sí algo aprendí mientras venía al gimnasio, es no preguntar en alto por un hombre porque se formaba un caos e innumerables chismes y hasta burlas en los hombres del segundo piso, los que entrenan las artes marciales.
Ella frunció el ceño sin dejar de sonreír.
–¿Es importante su visita?– dijo un poco preocupada y en bajo.
–Demasiado importarte.

Hizo una mueca y suspirar mientras asentía saliendo detrás del mostrador.
–Espere un momento aquí. Le preguntaré si puede atenderla– se retiró y en cuanto estuvo lo suficiente lejos dejé salir un bufido pesado borrando la sonrisa de mi rostro y tomar el vaso del mostrador y beber un poco del café. Al mirarme en uno de los espejos que habían en el gimnasio pude ver que tenía el mismo rostro serio de siempre y fruncí el ceño apartando mi mirada, esa vista no me gustó e intenté hacer un rostro más agradable pero era inútil, me miraba ridícula por lo que decidí quedarme seria antes de ser una burla para mi misma.

Esperé varios minutos parada, recargada sobre el mostrador ya con el vaso a la mitad hasta que apareció de nueva ella bajando por las escaleras con un hombre robusto detrás de ella, me puse derecha y apretar el vaso con fuerza entre mis manos pero disimular estar tranquila pero estaba que los nervios me consumían, tenía tanto tiempo sin mirar a Cooper y me emocionaba hablarle.
–¿Puedo ayudarte en algo?– preguntó Cooper en cuanto estaba a una distancia moderada y mirarme con una pequeña sonrisa, conocía esa sonrisa, era la que le brindaba a las personas nuevas en su gimnasio.

Pasé uno de los delgados mechones sobre mi frente a detrás de mi oreja y mirarlo con una pequeña sonrisa en el rostro –¿No me conoces? ¿O ya me olvidaste?– bufé de manera pesada hablando con el mismo tono pesado que el de las llamadas. Cooper se quedó con la boca abierta abriendo los ojos como platos y tomarme de los hombros rápidamente mirándome de pies a cabeza.
–¿En verdad eres tú Torres?– sonrió de manera torpe y seguir estudiándome con la mirada hasta que frunció el ceño al mirar mis ojos –¿Siempre tuviste los ojos así?– preguntó en bajo acercándose demasiado, tanto que comencé a sentirlo incomodo y alejar un poco mi rostro de él.
–¿Y tú siempre fuiste calvo?– dije con sarcasmo frunciendo el ceño y suspirar con una pequeña sonrisa –Eran marrones pero llegó un punto en que no me gustó en nada y me hice una operación láser– soltó mis hombros y pasar sus manos por su cabeza bien rapada y rió en bajo.
–No cambiaste tu fea manera de contestar. Me gustan–puso sus brazos en jarra y sonreír de oreja a oreja y me abrazarme por los hombros –Vamos pequeña, tengo tanto que contarte. Cosas que no te podía decir en llamada pero que quería decirte a la cara, es una suerte que hayas venido antes– habló mientras caminábamos por el gimnasio re modelado con colores oscuros pero que para mi tenía bastante estilo, y acercarnos a las escaleras a pasos lentos.

–¿Por qué no? ¿A la cara?– lo miré sujetando el vaso con la yemas de mis dedos dejando mi mano a mi costado mirando el rostro de Cooper que no dejaba de sonreír.
–Porque tendremos una pequeña gira– dijo en un tono bastante alegre, fruncí el ceño confundida –Tenemos dentro de dos días cruzar Estados Unidos y llegar a México– dejamos de caminar en cuanto habíamos paseado por el pasillo y pararnos enfrente de la puerta de lo que yo recordaba como el club deportivo al que una vez me inscribí.
–Pero las giras siempre terminan siendo en el Distrito. Y yo no te dije que estaba en la capital sí no...– no pude terminar cuando Cooper me interrumpió.
–Monterrey– dijo con una sonrisa.

Me quedé callada abriendo mis ojos como platos sorprendida perdiéndome en el tema del cual hablamos.

–¿Qué? Pero ¿Gira de qué?
Cooper rió y dar unas palmadas en mi hombro.

–Nos volvimos tan famosos con nuestros peleadores que conseguimos muchas oportunidades por ejemplo ésta gira, tenemos cortometrajes de Ethan, Alec y muchos peleadores más que quizá no conoces o recuerdes, en los canales americanos proporcionando nuestras peleas en los estados donde nos presentaremos, en dos semanas estaremos en México y después de unos días estaríamos en Monterrey.

Sentí como mi corazón dio una pequeño vuelvo al escuchar el nombre de Ethan y también escuchar que ellos irían quizás a visitarme, no pude evitar hacer una pequeña sonrisa temblorosa sin saber exactamente si sonreía o solamente hacía una mueca con los labios.

–Y somos tan populares que...– soltó mis hombros y abrió la puerta del salón, me quedé con la boca abierta al ver y con el salón latiendo con fuerza –Hemos tenido más estudiantes que antes– me sonrió. Busqué con la mirada a Ethan o a Alec ignorando la razón por la que Cooper estaba tan contento pero no miraba a ninguno entre las personas que estaban peleando entre sí o haciendo calistenia en las barras que colgaban del techo pero entre más pasaba mi mirada sobre las personas no los encontraba.

–Pero ¿Dónde están ellos?– susurré desilusionada –¿Dónde están Alec y Ethan?
Cooper hizo una pequeña mueca y apretar la mandíbula dejando caer su pesada mano sobre mi hombro y apretarlo con suavidad.

–No vienen tan seguido como antes Zoé– susurró en bajo mirándome a los ojos –Los dos después de un tiempo decidieron comenzar una vida, ya son adultos y van casi para los treinta años, deben apresurarse– me quedé pálida, sí decía que debían apresurarse era porque querían forma una familia ¿No es así?

Me alegraba demasiado por Alec.

Pero imaginar por un segundo que Ethan estaba con otra mujer por alguna razón me destrozó pero ¿Por qué? Sentí como mis ojos me ardieron por las lagrimas y sin poder evitarlo puse mis manos sobre mis ojos y respirar de manera forzosa.
–¿Estás bien pequeña? ¿Dije algo malo?– dijo Cooper preocupado cerrando las puertas y abrazarme.

Me quedé sin palabras, estaba destrozada.

ETHAN II ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora