ETHAN II ®

CAPITULO 12

Antes de que empiecen el capítulo, afirmo que es demasiado largo ¡Demasiado! Ya que no quise dividirlo en dos partes y así podrían disfrutar un poco más ustedes, por lo que recomiendo que se preparen psicologicamente, se pongan cómodos y disfruten de su novela; ETHAN II.

ZOÉ

En el camerino estaba acompañada por dos mujeres que se encargaban de alistarme para la pelea que empezaría en menos de una hora. Me hicieron mil cosas antes de estar lista y que al mirarme en el espejo no reconocí mi propio reflejo, sentí como me recorrían escalofríos por el cuerpo y sentí la mirada de las mujeres que estaban de brazos cruzados a mi espalda y miraban su trabajo con gran satisfacción pero en segundos comenzaron a hacer muecas arrepintiéndose.

—Hizo falta sombra negra, no podemos dejar que la miren como una niña, démosle seriedad— dijo una de las mujeres que tenía el cabello rubio y que le llegaba hasta los hombro, que lucía un gran labial rojo ¿Para qué mirar sus ojos grises sí tenía un faro como labial?

—Yo digo que le faltó más escote, hay más hombres en el público que mujeres, así podemos darle la imagen de una fiera, llamará más la atención— dijo en un suave susurro la otra que era de piel oscura mirando mi escote a través del espejo al igual que la otra deshaciéndose la coleta que tenía, al mirar su cabello no pude evitar recordar a Lorena, su cabello era completamente chino que casi se le hacía un afro, como a ella.

Tomé una gran bocana de aire pasando mis manos sobre el abrigo que se apegaba a mi cuerpo y traté de tapar el escote al no tener nada más debajo mostrando el valle de mis senos pero a cambio de lo que quería recibí un manotazo de la morena dejando en claro que dejara su trabajo en paz, no se notó molesta pero si muy seria en cuanto la miré por el espejo.

Me giré ante ellas y alcé mis manos en el aire como señal que me dejaran en paz de una vez por todas pero a ellas no pareció importarle y comenzaron a tomar varias cosas del ropero y otras de la mesa de trabajo hasta que alguien abrió la puerta del camerino deteniendo a ambas mujeres.

—Torres— balbuceó Cooper entrando al camerino luciendo su uniforme de entrenador que era completamente negro con diseños dorados en algunas zonas de la camisa y del pantalón, se miraba demasiado diferente solo por su deportivo —, en verdad que hicieron un gran cambio en ti. Dejarás al público atónito con tanta belleza— sonrió tomando una de mis manos y hacerme girar en mi propio espacio. Suspiré mostrando mi desacuerdo y alejarme un poco para mirarme las botas que eran completamente lisas pero de tacón alto que ya comenzaban a lastimarme de la parte de los talones.

—No digas burradas y acabemos esto de una vez por todas, no me gusta sentirme una cara bonita cuando puedo hacer algo más— dije incómoda metiendo una mano por debajo del abrigo de la parte de la cintura para acomodarme la etiqueta que me estaba dando una picazón infernal —. Ya verás que seré el hazme reír de la noche y no hablo del público, sí no de tu equipo Maurice— tomé un respiro cuando logré acomodar la etiqueta y me dejé caer en uno de los pequeños sofás menta del camerino y pasar cuidadosamente una mano por mi frente que se sentía exageradamente suave por tanto maquillaje.

Cooper rió e hizo que las dos mujeres se retiraran del lugar con un movimiento de manos, se sentó en la mesita de cristal en el centro de la pequeña sala y poner sus manos en mi rodillas —Te agradezco que vinieras— susurró con una suave sonrisa en el rostro y apretar entre sus palmas mi pantalón —, no hubiera podido soportar a la noviecita de Alec— soltó un bufido al decir aquello y gruñir mostrándose irritado.

—Hablando de ella— dije de manera suave sin tomar gracia a su comentario y querer cambiar el tema rápido hacia Alec —¿Dónde está Alec? No lo vi esta mañana en el hotel y no contesta mis mis mensajes ¿Le pasó algo? Esperemos que no porque hoy debe presentarse ¿Qué no?— alcé una ceja poniendo mis brazos sobre los posabrazos del sofá sintiendo ya como Cooper bajaba sus manos de mis rodillas lentamente apartando su mirada de mi y tragar saliva a fuerzas.