CAPITULO 14

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ZOÉ

Al llegar a Columbus Ohio, sentía como mi cuerpo solo quería desplomarse de lo cansada que estaba. Dormir en el trayecto del viaje no terminó siendo suficiente para recompensar las horas perdidas de sueño por lo que cuando subí a la camioneta junto con Alec no me sentía de buen ánimo para tener una conversación y menos para comenzar a discutir en el auto pero era inevitable, las palabras no se esperaron más de parte de Martha y de Ariana que estaban insoportables en ese momento.

—¡Ja! Lleva apenas una parada y se está muriendo, dinos ¿Quiere un café o algo de comer? Te vez en mal estado y quizás podamos hacerte sentir bien. No queremos a nuestra estrella en ese estado— habló Martha desde el asiento trasero de la camioneta acercándose para recargarse en el respaldo de mi asiento y asomar la cabeza entre Alec y yo. Noté bien el sarcasmo y la burla en su voz por lo que solo me limité a guardar silencio acomodando los lentes de armazón en mi rostro soltando un largo suspiro.

—No podía ser tan perfecta al final, es una cuatro ojos, un golpe y estará fuera— la voz calmada pero venenosa de Ariana no se hizo esperar más, estaba a un lado de Martha pero con suerte ésta no se acercó a mi para atormentarme más de cerca —, ya cuando comenzaba a agradarme.

—Basta, es suficiente que el público la esté atormentando preguntándole quién es como para que ustedes estén como niñas de secundaria y quieran estar amargando más su día— dijo Alec en mi defensa removiendose en su asiento y devolver a Martha a su asiento de forma brusca, poniendo su mano en su rostro y empujarla hasta su asiento —Tu cállate Martha que no querrás que sepa que tu llegaste de la misma manera al gimnasio y peor— gruñó entre dientes, él tampoco estaba de humor como para estar soportando esa clase de comportamiento, no después de perder su primera pelea.

—Recuerdo como llegué al gimnasio— murmuré quitándome las gafas y tallarme uno de los ojos bostezando un poco antes de seguir hablando —, fui obligada y ya me vez— me giré en el asiento y miré a Martha de forma seria teniendo ahora la mirada de ya todos del auto en mi.

—¿Cómo? ¿Demacrada y utilizada?— alzó una ceja mirándome de forma seria y bastante molesta con algunas marcas resaltando en su rostro por la violencia de Alec que tuvo en ella —Lo siento pero yo no acabaré de esa manera, tengo mejores planes— sonrió como sí aquello fuera cierto pero mantuve la calma y miré a Ethan a un lado de ella que se había quitado los audífonos para escuchar de la discusión.

—No— respondí —, terminé siendo la clase de persona que abandonó sus sueños para huir de un obstáculo. Dejé lo que me gustaba y me hacia sentir viva, hasta la oportunidad de crear una nueva vida con alguien solo porque fui cobarde cuando pensaba que era valiente. Solo mírame, tengo veinticuatro años y para esta edad en mi país ya debería estar casada esperando quizás un niño— Martha se me quedó mirando en silencio con el ánimo más calmado y cuando miré que estaba por lanzar un insulto o algo común de ella no tardé en hablar de nuevo —pero esa fue mi decisión ¿Por qué? porque tuve miedo por lo que si, demacrada estoy desde hace siete años pero utilizada nunca, iría en contra de mi cultura.

No hubo más palabras después de lo que dije hasta que llegamos al hotel en donde nos quedaríamos y encontrarnos con Cooper y los otros tres peleadores que iban con él en la camioneta.
—Vaya, se ven más decaídos que de como salieron del aeropuerto ¿Vieron alguien morirse en el camino o que pasó?— dijo Cooper con una sonrisa de oreja a oreja en el rostro con los brazos en jarra, no se notaba que estuviera cansado sí no al contrario que se miraba más vivo que nunca.

—Nada en especial, solo un viaje bastante aburrido— dije acomodando mi mochila sobre el hombro pasando mis manos por mi coleta cuidando de no agachar demasiado la cabeza para evitar que las gafas se me cayeran —Y bien ¿Ahora que hay que hacer? Dime que dormir— bromeé aunque no con el mismo humor de siempre sí no con mi cansancio se notaba más que ningún otro sentimiento.

Cooper rió y asintió —Tu si, te ocupo bien descansada esta noche, ahora si tendremos las dos peleas de las dos noches en las que estaremos aquí— dijo con una sonrisa dándome una tarjeta en la mano y hacerme una seña para que me fuera —¡Los demás! Hablemos— dijo ronco ya mostrándose serio, no tardé en irme a mi habitación sin importarme sí debía quedarme o no.

Me desperté después de un rato cuando tocaban la puerta, era de manera tan suave que pensé que era Alec por lo que sin dudarlo me puse de pie e ir hasta la puerta abriendo de ésta tallandome ambos ojos para quitarme el cansancio —¿Que les a dicho Cooper?— dije ahora tallando mis ojos en mi brazo al sentir como mis pestañas no se podían despegar por las lagañas y el como intentaba quitarmelas sin que se viera asqueroso.

—Suerte— me sobtesalté al escucharlo y golpearme con la perilla de la puerta y maldecir en bajo al mirarlo —. Quiero hablar contigo Zoé— se fue adentrando a la habitación lentamente cerrando detrás de él la puerta mientras yo iba retrocediendo hasta la cama para evitar cualquier contacto con él —, lo que dijiste en la camioneta ¿Es cierto?— me quedé a mitad de la recamara mirándolo sorprendida intentando mantener la calma porque una vez más volvía a estar nerviosa con su presencia.

—Claro ¿Por qué mentiría con algo así de serio?— fruncí el ceño caminando hasta la cama para estar aún más alejada de él, sentía que cada centímetro que estaba cerca de mi hacía que mi piel se erizara y mi cuerpo temblara. Me sentía como una adolescente con su primer novio a solas, así de nerviosa estaba —Ethan ¿Podríamos hablar en un momento en el que no estemos a solas y menos yo en pijama? por favor— hablé calmada mirando como se acercaba hasta mi y quedamos entre la pared con la mesa de noche tocando la parte trasera de mis rodillas al estar a un lado de la cama.

—Zoe ¿Te sigo poniendo de la misma manera que antes?— susurró en bajo con sus ojos en los míos mirándome con un sentimiento que no llego a reconocer en él que de alguna manera me ponía tranquila pero a la vez ansiosa por que la poca distancia que quedaba entre nosotros se cortara —Sé bien que te pongo nerviosa, que provoco algo en ti que hace que no puedas estar cerca de mi— pude ver como sus manos deseaban pasearse por mi piel pero por la manera que temblaban noté que él no lo deseaba y solo se disponía de mirarme al parecer mi hombro derecho.

Tragué saliva nerviosa mirando sus ojos que ahora estaban distantes de los míos —¿Y tu cómo porqué piensas eso?— dije de forma tartamuda y rápida haciendo que me mirara, empujando de su pecho para que se alejara y pensara que estaba molesta en vez nerviosa —No seas egocéntrico que siempre te a quitado el atractivo.

—¡Porque me pones de la misma manera!— dijo de inmediato cuando llegué a empujarlo mostrando su ira, tomando rápido mis muñecas y apretar con fuerza —Trato de verme serio, inexpresivo pero tu me haces actuar diferente y no me gusta, no quiero que lo hagas, quiero que pares de hacerlo— hablaba rápido mirándose molesto pero no entendía la razón de porqué por lo que solo me mantenía callada mirándolo sorprendida con los ojos abiertos como platos por la reacción que estaba demostrando —, detén este dolor, lo que me haces sentir ¡Lo odio!— gruñó lleno de ira mientras apretaba más mis muñecas entre sus manos y ponerlas sobre su pecho bajando la cabeza respirando agitado —aborrezco lo que me estás haciendo.

Me quedé en silencio mirando como sus hombros y su espalda temblaban por todo lo que había descargado hasta que cayó de rodillas al suelo pegando su frente a mi vientre sin dejar de respirar agitado y sin soltar mis muñecas aún, escuchaba lo forzado que estaba y me ponía más nerviosa y ahora asustada.

Todo esto fue demasiado rápido que no puedo procesarlo, no sabía sí inclinarme a abrazarlo o simplemente quedarme parada, no sabía lo que le estaba provocando pero sí decía que era lo mismo que me hacía sentir él a mi entonces yo no tenía nada que hacer porque ni le dirigía la palabra, aunque llegue a sonar egoísta; eso ya era cosa de él, porque yo me aguantaba mis sentimientos también.

—¿Puedes acabar con esto de una vez?— murmuró después de un rato del que se había calmado pero seguía en la misma posición de rodillas, con la frente aún en mi estómago lo cual provocaba que sintiera como sí los pulmones se me cerraran y sintiera como me faltara el aire por el tal grado de nervios que me provocaba.

—¿Con qué? Ethan— musité liberando una de mis manos de su agarre que se había vuelto más suave conforme hablaba y acariciar su cabello suavemente poniéndome de forma temblorosa de rodillas enfrente de él, acariciar su mejilla mientras que soltaba ya de mi otra mano y entrelazaban mis dedos con los de él.

—Conmigo.

ETHAN II ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora