CAPITULO 04

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ZOÉ

En cuanto comencé a llorar y que Cooper me abrazara salimos del gimnasio sin antes que Cooper se detuviera y del mostrador donde estaba la mujer sacara un abrigo y nos fuéramos. Sentía demasiada vergüenza que en todo el camino hasta que paramos no dije ninguna palabra controlando mis sollozos para no avergonzarme más ante un señor como Cooper. Nos detuvimos enfrente de un restaurante y Cooper se acomodó el abrigo subiéndose el cierre hasta el cuello sacando oleadas de vapor de su boca por el frío.

–¿Quieres comer algo?– señaló el restaurante haciendo un leve movimiento con la cabeza y sonreír de una forma un tanto seca y apagada, no dudo que estuviera incomodo por mi comportamiento por lo que no pude evitar tensarme y empezar a querrer olvidar el tema por el que me había derrumbado –Me gusta llevar a comer niñas lloronas– bromeó cruzándose de brazos. Suspiré y sonreí mirando a mis lados.

–Te gusta llevar niñas desamparadas a comer ¿Para qué?– alcé una ceja e intentar mantenerme seria disfrutado la reacción de sorpresa en el rostro de Cooper y comenzar a dejar de lado a Ethan, porque Alec, no me estaba dañando.
–No lo dije en ese sentido– susurró ronco, con el ceño fruncido y tensar la mandíbula sintiéndose molesto.
–Tranquilo, no le diré a nadie que te acuestas con mujeres veinte años más jóvenes que tú– me giré moviendo mi mano en el aire para restarle importancia y caminar hasta la puerta del restaurante olvidando la razón por la que me ardían ahora los ojos –Oh quizá si pero eso dependerá de ti– reí en bajo y entrar al restaurante quitándome la sudadera y quedarme con la blusa blanca de manga corta puesta.

Escogimos una mesa con una ventana al lado y en cuanto nos sentamos no había tardado en llegar una chica con dos cartillas con una sonrisa de oreja a oreja en el rostro, cuando se retiró nos dejó dos tazas de café puro en la mesa e ingredientes para prepararlos al gusto y llevarse nuestra orden, Cooper no tardó en hablar.

–¿Te imaginas el dolor que debe estar pasando esa mujer?– susurró tomando unos sobres de azúcar y un poco de leche de la mesa para preparar su café.
–¿Dolor? ¿Acaso eres vidente para saber que la dejaron preñada de dos mocosos?– bromee con humor negro comenzando a hacer lo mismo que Cooper, él rió en bajo.

–Hablaba de la sonrisa que debe cargar todo el día, todos los días a la semana– dijo con una pequeña sonrisa y chuparse rápido el dedo indice para quitarse la azúcar que le había caído en la piel.
–¿Vienes seguido?– él asintió –Debe conocerte entonces.
–Lo dudo. Yo la miraba muy poco hasta que Ethan hizo el mismo comentario cuando vinimos hace un tiempo, ahora siempre la miro para estudiar esa sonrisa pero es raro que ella me atienda o me mire, casi siempre es un hombre mayor quien me atiende– rió, me quedé callada con una pequeña sonrisa en el rostro revolviendo mi taza con una pequeña cuchara y darle el primer sorbo.

Seguimos hablando por un rato hasta que trajeron la comida a la mesa y comenzamos a desayunar, yo pedí algo ligero ya que en el hotel me había dado todo un banquete pero Cooper, él tenía platos rodeandole en la mesa y en cuanto los tuvo servidos no tardo en empezar a comer.
–Ya veo porqué eres tan grueso, eres grasa Cooper– reí bebiendo de mi taza.

Él rió de forma sarcástica –A mi me gusta otro tipo de cuerpo pequeña por lo que debo comer bastante– dijo con una sonrisa y beber de su zumo –Y me gusta comer– guiñó llevándose el vaso de nuevo a la boca.
Negué lentamente y sin querer hacer una sonrisa tonta en el rostro. Bebí de la taza y dar un bocado a mi emparedado y mirar a Cooper mientras me limpiaba los labios con una servilleta.
–Y dime...– guardé silencio para tragar –¿Cómo estará su viaje?

Sonrío entusiasmado y poner una mano sobre su boca para poder hablar.
–Pasaremos tres días en cada estado– no tardó en decir –En dos días nos iremos a Nueva York, después a Ohio, Texas y tendremos dos peleas en California, de ahí iremos a Sinaloa, Durango...– fue bajando poco a poco la voz al no poder pronunciar bien los nombres de los estados pero dar su esfuerzo al intentarlo, yo por mientras disfrutaba de su mala pronunciación –Después Nuevo Leon y terminaremos en Guerrero. Cuando terminemos las peleas iremos al Distrito para tomar un vuelo a los Estados Unidos para volver aquí– sonrió pero esa sonrisa poco a poco se fue desvaneciendo –¿Cuanto tiempo dijiste que te quedarías?– dijo muy en bajo dejando las manos hechas puño sobre la mesa.

Hice una pequeña mueca y suspirar, pensé en todos sus viajes y lo grandioso que debía de ser pero después de un momento al procesar su pregunta lo miré y sonreí.

–No dije por cuanto– suspiré y pasar mis manos sobre mis muslos como un pequeño tick para mantener mis manos ocupadas –Dos semanas– contesté. Cooper alzó ambas cejas castañas y quedarse boquiabierto dejando los cubiertos a los costados de su plato y tensar un poco la mandíbula.
–Lo lamento– dijo ronco con sus ojos siempre conectados a los míos –Sí hubiera sabido que venías hubiera atrasado las peleas para pasar el tiempo contigo pequeña– negué para restarle importancia pero me ponía mal pensar que solo tenía dos días para verlos.
–Tranquilo, quizá venga el año y ésta vez avisaré antes– sonreí intentando calmar a Cooper y recargar mi espalda en el respaldo de la silla para quitarme lo tenso que tenía el cuerpo y estar cómoda pero escuché como Cooper golpeó la mesa con fuerza haciendo caer uno de los platos al suelo, me sobresalté en mi asiento y mirarlo con los ojos abiertos como platos –¿¡Qué te pasa!?– lo miré y él tenía una gran sonrisa en el rostro –Mierda ¿Qué es lo que piensas para actuar de esa manera?– susurré frunciendo el ceño y cruzarme de brazos.

Una de las camareras vino para limpiar el suelo y preguntar sí todo andaba bien, Cooper asintió y le pidió de una manera "amable" que se retirara.
–Tengo una idea.
–¿Qué? ¿Ir por ahí golpeando mesas y asustar a las personas?– dije un poco irritada y bufar –¿Cuál?– pregunté intentando calmarme.
–¿Por qué no vienes con nosotros?– sonrió con las manos sobre la mesa.
Reí en bajo al escucharlo –¿Estás loco?– pregunté en un susurro alzando los hombros –No tengo dinero para acompañarlos– ésta vez suspiré y pasar una mano por mi frente hasta que terminé peinando mi coleta.
–Llamaré a los organizadores de esto y pediré un boleto extra para ti– dijo intentando controlar su voz para no terminar gritando, lo noté por como subía y bajaba la voz mientras hablaba.

Me quedé mirándolo en silencio con los ojos entrecerrados y levantando una ceja para decir con solo la mirada que estaba loco.
–Agradezco este gesto Cooper pero no– me negué por lo fácil que lo hacía sonar y porque había pocas probabilidades de eso –Por lo que sé de ésta clase de viajes, nunca dan boletos gratis a cualquier persona, solo se los dan a las personas que quieren y en este caso son peleadores y su representante– lo señalé dejando en claro su papel –Yo solo quedaría como el mal tercio del equipo– suspiré.

Nos quedamos callados y Cooper perdió el entusiasmo que sentía poco a poco tirándose por completo en su asiento y mirarme con ojos sombríos por arruinar su "maravilloso" plan.

–¿Qué día es mañana?– preguntó en bajo mirando los platos en la mesa.
Suspiré y tomé mi móvil para ver el día sin preguntar el porqué la pregunta –Martes– lo miré y él asintió con una pequeña sonrisa volviendo al mismo estado de ánimo que hace un momento.
–Bien, entonces hablaremos mañana con el equipo y buscaremos ideas– sonrió y yo me quedé en silencio mirando a Cooper para después reírme.
–¿Debo prepararme para las malas caras y ser el bicho raro?
–Si– respondió con una sonrisa burlona en el rostro.

Suspiré sin querer decir nada más, no quería estar arruinando todas sus propuestas, me alegraba que quisiera invitarme pero estaba segura que no podría acompañarlo y menos cuando le pidiera opciones a su equipo que por lo que me instinto me decía, iban a rechazarme.

ETHAN II ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora