Capítulo 5

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Pasan los días, en realidad creo que ya han pasado unas 2 semanas desde nuestro paseo al lago, y las cosas siguen igual que siempre, yo paseo por el lago, Peeta hornea, los libros por las tarde con la compañía de Haymitch, pero ha habido diferencias desde que salimos de paseo hace 2 semanas. Pues entre los cambios, Peeta y yo somos mucho más románticos ahora, los besos no faltan, las caricias, los abrazos, los te quiero… Debo decir que la casa es más feliz ahora. Además de eso, ahora salimos más, ya seamos los dos o solos, nos gusta recorrer la ciudad y ver como progresan, ver cómo nos levantamos de las cenizas. Es estimulante ver como mejora nuestra calidad de vida. Respecto a Haymitch… Bueno, Haymitch por alguna extraña razón cada vez logra mantenerse más sobrio que borracho. Ahora pasamos más tiempo con él. Se queda con nosotros en casa hasta que ya es demasiado tarde y con mucho tacto, Peeta le da a entender que ya debe irse. Han sido dos grandes semanas, parece que todo va para bien.

En la tarde estamos Peeta, Haymitch y yo trabajando en los libros. Cuando terminamos Haymitch y Peeta se sientan en la sala a ver televisión mientras yo estoy en la cocina preparando un estofado de cordero para la cena. Por lo que escucho de la televisión no ha pasado nada nuevo. Pues los distritos se siguen levantando de la guerra, la mayoría ya están completamente en pie, el nuevo gobierno es bastante generoso con todos, para el nuevo gobierno ya no hay diferencia entre la gente del capitolio y con la gente de los distritos, ahora todos somos iguales. Esas noticias me ponen alegre, me hacen saber que todo lo que Peeta y yo sufrimos no ha sido en vano, que de verdad valió la pena.

Mientras cocino empiezo a tararear una tonada muy alegre, de verdad estoy feliz. ¿Katniss Everdeen cantando? Eso no pasa. Pero sigo cantando, de verdad me considero feliz en este momento. De repente siento unas manos en mi cadera y sé que es Peeta.

-¿Y eso? ¿Por qué tan feliz, señorita Everdeen?-me susurra a mi oído.

Rió.

-¿No puedo estar feliz, señor Mellark?

-Oh, claro que puedes, en realidad… Me gusta… Me encanta verte feliz pero… quiero saber ¿por qué estás tan feliz?

Me doy la vuelta para quedar de frente al hombre más atractivo que he visto en mi vida.

-Pues señor Mellark… Estoy feliz porque tengo una vida muy linda, porque todo el sacrificio valió la pena, porque tengo grandes amigos como Haymitch, porque tengo una bella casa… porque tengo conmigo al hombre más apuesto del mundo-le doy un besito en la nariz-porque tengo a mi lado al hombre perfecto. Por eso estoy feliz.

Me vuelvo a dar la vuelta y sigo preparando el estofado.

-¿Así que soy el hombre más atractivo que has visto? ¿Soy el hombre perfecto?

Suelto una carcajada.  Nos quedamos ahí abrazados, olvidando que teníamos visitas hasta que Haymitch se aclara la garganta. Peeta me suelta de inmediato y yo me doy la vuelta.

-Oh Haymitch. Qué pena contigo de verdad-le digo mientras me ruborizo.

-Tranquila, preciosa. Pero ahora que los veo así de tiernos juntos, quiero decirles dos cosas.

Peeta y yo asentimos.

-Bueno, la primera es que no crean que se me ha olvidado que empezaron a salir y no me dijeron nada, por Dios muchachos yo forme esa relación, merecía que me lo contaran al menos ¿no?-Peeta y yo asentimos, luego los tres soltamos una carcajada. Haymitch sigue hablando-Bueno ahora lo numero dos… Muchachos… quiero… quiero… voy a dejar de beber.

Eso me toma por sorpresa. Sí, Haymitch había bajado al alcohol pero… ¿dejarlo definitivamente? Eso era otra cosa, eso me tomaba completamente por sorpresa.

La chica en llamas & El chico del pan ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora