Capítulo 42

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Heeeeeee vuuuuuuuuelto, guapuras :3

Aquí les dejo el capítulo, espero que les guste...

Pero antes... dejenme saber en los comentarios ¿qué les ha parecido la historia hasta ahora? Ya llevamos 42 capítulos... ¿les parece que me he alargado mucho? Yo tengo muchas ideas en la cabeza pero quisierasaber su opinión... ¿seguimos con esta historia?

Ahora sí... les dejo el capítulo...

Nos vemos en el próximo capítulo y yo los veo en los comentarios... 

Los quiero :D

***

El atardecer es uno de los espectáculos de la naturaleza más hermosos que he visto. Ver al sol esconderé en el horizonte desde mi ventana, con Dandelion en mis brazos, podría ser una de mis actividades favoritas. Llevamos ya 2 semanas con la bebé en la casa y aún no me creo que soy mamá. La veo y pienso que algo tan extremadamente perfecto no puede ser mi hija, tal vez de Peeta, pero no mía. Pero lo es. Dandelion es mi bebé, mi vida en realidad. Ahora mi corazón y mi amor se parten en 2. La mitad de mí es de Peeta y la otra mitad de la hermosa criaturita que tengo en los brazos.

-Hola—susurra Peeta en mi oído haciéndome sonreír. Escucho su risa—. ¿Disfrutan del paisaje?

-A ésta pequeña le gusta ver el sol esconderse—respondo.

Veo de soslayo a Peeta sonreír.

-¿Cómo es que mi familia puede ser tan perfecta?—digo.

-Una mujer perfecta merece una familia perfecta.

Peeta besa mi cuello y me abraza por mi cintura desde atrás. Su mentón está sobre mi hombro. Y juntos—los 3 como familia—observamos el atardecer. El cielo anaranjado y el sol a medio verse, es un espectáculo digno de ser observado por horas.

Cuando decido bajar la mirada, me encuentro con una linda Dandelion dormida. Sus bellos ojos azules estaban cerraditos y su pequeña manito está alrededor de uno de mis dedos. No podía pensar que existiera una escena más tierna que ésta.

-Es hermosa ¿no es así?—digo.

-Tanto como su mamá.

Giro mi mirada a Peeta y le doy un casto beso en los labios. Era imposible que después de tanto tiempo, juntos, después de tener una hija, aún me siguiera enamorando día a día. Era la completa definición de perfecto.

-Te amo.

-Yo muchísimo más.

-Siguen pasando los días, las semanas, los meses… y aún no puedo creer que te tengo a mi lado—dije.

-Te recomiendo que lo creas—volvió a besarme—. Ya tenemos una hija.

-Una hermosa hija.

-Una hermosa hija—repitió casi en un susurro.

Peeta salió del cuarto y yo me acerqué a la pequeña cuna de Dandelion. Ya teníamos listo su cuarto. Peeta lo había decorado con las paredes rosadas y muchos animales de peluche. Era una completa belleza. Pero habíamos decidido dormir con ella en nuestro cuarto por unos días. Papás sobreprotectores, padres primerizos, fuera lo que fuera, no podía imaginarme con ella toda la noche sola en un cuarto oscuro. En realidad, no podía imaginarme tenerla lejos de mí.

La dejé en la cuna, le planté un beso en su pequeña cabecita y salí en busca de Peeta. Debía estar sirviendo la comida. Dandelion ya tenía su barriguita llena, era nuestro turno.

La chica en llamas & El chico del pan ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora