Nos sentamos en aquella mesa junto a la playa. Los meseros inmediatamente llenaron nuestras copas con un delicioso vino. La cena no tardó en llegar y la disfrutamos a la luz de la luna. La bella música ocupaba todo el ambiente haciendo que esta noche fuera la noche más romántica de mi luna de miel. Aún no podía creer que existiera una persona lo suficientemente tierna, romántica, amable, cariñosa, amorosa, como mi esposo.
Nos sentamos en la arena justo a la orilla del mar dejando que las olas tocaran nuestros pies descalzos a mirar las estrellas y la música invadiera nuestros oídos.
-Gracias—susurre.
-¿Por?
-Por ser tan lindo conmigo. Por estos detalles que me enamoran más y más, si es que eso es posible.
-Te lo dije, Katniss… estoy completamente seguro de que haría cualquier cosa por ti y te repito… si eso no es amor… es lo mejor que tengo.
Me giro para poder quedar frente a frente, deslizo una de mis manos por su cuello y lo beso. Como todos nuestros besos, nos movemos rítmicamente como si nuestros labios hubieran sido creados para encajar perfectamente uno sobre el otro. No logro explicar a qué punto llega el amor que profeso por este hombre pero sé que no lo quiero lejos de mí nunca. El beso se alarga y se alarga hasta que la falta de oxígeno nos hace separarnos con una gran sonrisa en el rostro.
Nos quedamos en silencio por unos momentos más simplemente Peeta dando besos en mi cabella y yo besos en su cuello. No necesitamos decir nada, estos besos dicen más que mil palabras.
-Espero hacerte feliz—susurra Peeta de repente.
-¿Qué?—digo yo algo confundida pero sin dejar de besar su cuello.
-Espero poder hacer inmensamente feliz.
-Peeta—digo parando de besarlo y volteando a mirar sus dulces ojos—tú ya me haces feliz. Desde el momento en que nos conocimos has logrado darme felicidad en mis días oscuros, darle luz a los días oscuros.
-No sabes cómo le agradezco a la vida tenerte aquí hoy.
Simplemente lo beso. No sé cómo más responder a sus lindas palabras. Peeta me corresponde el beso y poco a poco su boca se desvía de mis labios para bajar por el borde de mi cara, luego bajar a mi cuello hasta llegar a clavícula. Sus manos se posan sobre mi cintura y sin que yo lo pueda predecir me levanta y me sienta a horcajadas sobre él. Suelto una estruendosa carcajada y él se contagia de mi risa.
-Te ves más lindo aún a la luz de la luna—digo tomando su rostro entre mis manos.
-Tú te ves hermosa siempre—dice rodeando completamente mi cintura con sus brazos.
Está vez soy yo la que empieza a besar sus labios y luego pasa a repartir besos por todo el contorno de su rostro para después bajar a su cuello. Desabrocho los dos primeros botones de su camisa y beso en el hueco de su garganta. Abro un poco más su camisa y empiezo a besar su clavícula, voy desde el hombro derecho hasta el izquierdo y me devuelvo. Vuelvo a subir a su cuello y termino mordiendo muy suavemente su barbilla. Siento escuchar un pequeño gemido por parte de Peeta y eso hace que me ponga roja y al mismo tiempo me hace sentir bien—si bien—sabiendo que soy capaz de provocar a él lo mismo que él a mí.
-Te amo—susurro junto a su oído para después besar detrás de este.
-Yo también te amo—dice Peeta con los ojos cerrados.
Sigo regando besos por su rostro hasta llegar a su boca. El beso se intensifica, se vuelve apasionado y fuerte, siento que el oxígeno me falta pero me niego a soltarlo. Cuando ya de verdad no puedo aguantar más y lo suelto, quedo con mi frente pegada a la suya, Peeta abre los ojos y con estos llenos de ¿deseo? Dice.
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La chica en llamas & El chico del pan ©
FanficDespués de que Panem ha sido liberado del gobierno de Snow. Katniss ha matado a la presidenta Coin y ha regresado a su casa en la villa de los vencedores en el Distrito 12, parecería que no volvería a sentir felicidad, pero la llegada de Peeta a la...