Me despertó la luz que entraba por la ventana. Como siempre, toqué la cama para sentir a Peeta pero no estaba. Me levanté de la cama y tomé mi bata para irlo a buscar. Sí, casi siempre cuando me despertaba, él ya no estaba en la cama, pero igual, siempre iba a buscarlo en las mañanas.
Lo encontré en la cocina, igual que casi todos los días, preparando el desayuno. Me apoyé sobre el marco de la puerta y lo vi cocinar hasta que se percató de mi presencia. Me sonrió tiernamente y yo caminé hasta él con la misma sonrisa.
-Buenos días, señor Mellark—dije tomando su rostro entre mis manos.
-Buenos días, señora Mellark—dijo Peeta para después plantar un casto beso en mis labios.
Me senté en la mesa del comedor, por petición de Peeta, a verlo cocinar. Cuando digo que “por petición de Peeta”, me refiero a que técnicamente me obligó a sentar por, según él, el bebé. Hablamos mientras cocinaba y después desayunamos juntos. El desayuno era algo diferente a los que solíamos tomar todos los días. Hoy había picado frutas y me las había servido. Él por su parte desayunaba lo mismo de siempre, pan, huevos, tocino. Cuando le pregunté el porqué de mi extraño desayuno, su respuesta fue que me estaba cuidando a mí y al bebé. Agradecía su preocupación en mí y en el pequeño, pero ¡Dios! Soy Katniss Everdeen, ahora Katniss Mellark pero no importa, unas frutas no me harían de desayuno.
Estaba en mi cuarto examinando mi armario para elegir que ponerme cuando Peeta entró al cuarto.
-¿Qué haces?—dijo abrazándome por la cintura.
-Miro que ponerme.
-¿Ya te vas a bañar?
-Sí.
-¿Quieres que te prepare la tina?
-¿La tina?—dije girándome para verlo.
Desde hace demasiados meses no tomaba un baño en la tina. Solíamos preparar la tina para cuando nos íbamos bañar juntos y hoy no era el caso. Además de eso, me gustaban los baños rápidos y más en días como hoy, el aire frio estaba acabando conmigo.
-Así evitamos una caída o algo así. Es por el bebé—me explico.
¡Dios! El hombre sabía cómo exasperarme. No podía cambiar mi vida por estar embarazada, bueno, al menos no aún.
-Claro—dije forzando una sonrisa.
-Bien.
Peeta plantó un beso en mi cabeza y entró al baño. Suspiré. No quería pelear y sabía que todo lo hacía porque estaba emocionado y preocupado por mí, pero no esperaba que mi vida cambiara, al menos no aún. Además, era una simple ducha, no me iba a caer, no me iba a lastimar ¡Era una simple ducha!
Logré salir de la casa después de repetirle a Peeta mil veces que no necesitaba que me acompañara. Podía salir sola, era una mujer completamente independiente. Solo estaba embarazada, es más, ni siquiera se notaba aún, seguía estando igual que siempre, no era para hacer tanto escándalo. Me detuve en el negocio de Sae y me senté a hablar con ella. En realidad, solo quería hablar con alguien de lo que fuera, menos de mi pronta gran barriga.
-Así que… ¿qué tal el matrimonio?—dijo Sae.
-De maravilla—dije—. Peeta es un encanto.
Y un fastidio me dije para mis adentros.
-Me alegro mucho por ti. Ese chico se desvive por ti.
-Lo sé—dije con una pequeña sonrisa—. Y yo por él.
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La chica en llamas & El chico del pan ©
FanficDespués de que Panem ha sido liberado del gobierno de Snow. Katniss ha matado a la presidenta Coin y ha regresado a su casa en la villa de los vencedores en el Distrito 12, parecería que no volvería a sentir felicidad, pero la llegada de Peeta a la...