-Más –Susurré y él no lo pensó dos veces, sino que pegó sus labios de nuevo hacía mí y comenzó a besarme como la primera vez.
Desperté y sentí que alguien me observaba. Levanté una ceja incómoda. Por Dios Collin, mantente quieto –Pensaba para mí- Intenté moverme pero algo me lo impedía. Al despejar bien mi mente abrí los ojos y noté su brazo enrollándome mi nada formada cintura, levanté la mirada hasta encontrarme con esos faros verdes que hace unas horas estaban fijos en mis labios.
-¿Qué haces aquí? –Pregunté en un susurró.
-Te veo despertar –Susurró, con su voz galante y complaciente.
-Ayer disfrute de tu "Vale por un beso" –Dije y él rió a carcajadas, sus ojos aún estaban algo hinchados por el sueño.
-Sí, si no era ayer no sería nunca –Dijo acariciando mi mejilla.
-Lástima que solo era esa noche –Murmuré y él soltó mi cara.
-¿Será que un día puedas darme la oportunidad de salir contigo? –Preguntó y yo me encogí de hombros.
-Nadie sabe ya en estos días Harry –Dije, no por hacerme del rogar, es que él no merecía alguien que ya estuviera dividida en dos.
-_______, te quiero –Dijo y yo levanté la mirada, nunca nadie me lo había dicho, así, tan simple, tan calmado y sin querer nada a cambio.
Me levanté de la cama y me estiré un poco en ella –Iré a dar una vuelta –Anuncié.
-¿Irás a ver a Nick? –Preguntó como si me conociera de años.
-Sí, necesito de alguien maduro en estos casos –Mencioné mientras acomodaba mi blusón sobre mi pancita- Collin... sh... no te muevas cuando aún no como –dije poniendo la mano en la pared.
-Tu panza se está haciendo enorme –Dijo con una gran sonrisa.
-Deja de decir eso –Pedí- A ninguna chica nos gusta que nos digan eso –Dije con media sonrisa.
-Pero eres la embarazada más sexy que he conocido jamás –Dijo alzándome las cejas un par de veces. Sonreí algo sonrojada y mordí mis labios.
-Largo de mi habitación Edward –Pedí y él rió.
-Vamos, me deseas –Dijo mientras meneaba el trasero de un lado a otro mientras salía de mi habitación.
-Ve a dormir un ratito más Harry –Pedí riendo y cerrando la puerta justo cuando salió. Me di la vuelta y entré al baño, donde me di una ducha reconfortante y luego al salir, enredada solo en la toalla, me miré al espejo y suspiré- ¿Me quedarán marcas? –Me preguntaba.
-Serán marcas de guerra –Decían a mi espalda.
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Gracias por leer no vemos en el siguiente Cap. en unos minutos.
