Capítulo 7.

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—No vas a revivirlo Nik—Me insistió Rebekah alzando la voz.
—¿Qué me impide hacerlo hermanita?—Le interrogué casi gritando.
—Kol acabará con todos los habitantes de New Orleans, si por él fuese bebería hasta de vampiros y licántropos si eso no lo matara—Respondió alterada.
—Mi problema es Esther no los habitantes de esta ciudad Rebekah. Después de todo la ciudad es de tu amante, Marcel—Le dije de mala gana y me dirigí a buscar a Emily.

Emily's pov

Luego de unas cuantas horas de prácticas y otras cosas Davina me propuso ir a comer algo, acepté de inmediato ya que ambas moríamos de hambre. Al terminar de disfrutar la comida me despedí de Davina y regresé a la casa de los Mikaelson.

—¿Se puede saber dónde demonios estabas?—Me interrogó Klaus apenas me vio cruzar la puerta principal.
—Con Davina, Niklaus—Le respondí de mala gana. Cuando me dispuse a irme me tomó por el brazo impidiendo que siga mi curso.
—Tienes que hacer un hechizo para mi—Me ordenó de mala forma.
—Sea lo que sea va a tener que esperar—Le respondí de la misma forma y me fui a dar una ducha.

Al finalizar esa refrescante ducha me vestí y regresé a mi cuarto. Unos segundos después alguien toca la puerta de la habitación.

—¿Quien es?—Interrogué desde el interior del cuarto.
—Soy Elijah—Respondió del otro lado de la puerta. Obviamente le correspondí el paso.
—¿Qué necesitas?— Le interrogué desde mi cama. Él se sentó a mi lado.
—Hablar sobre una catastrófica idea que se le metió a Niklaus en la cabeza en la cual quiere que tu ayudes—Respondió con su característico tono racional.
—Apenas llegué me ordenó que haga un hechizo para él, obviamente no lo hice ¿Tiene algo que ver con eso?—Aclaré la voz en la pregunta.
—Si, verás. Nuestro hermano Kol dedicó su inmortalidad a investigar y crear objetos oscuros y hechizos poderosos, con la "advertencia" de Mikael en referencia a nuestra madre Niklaus quiere traerlo de vuelta—Respondió él con seriedad.
—¿Y que hay de malo con eso? Con un poco de la ayuda de Davina puedo hacer con facilidad ese hechizo y traerlo nuevamente—Le dije inocentemente.
—Mi hermano es un destripador, no tiene un mínimo uso de razón cuando bebe de alguien. No puede estar fuera acabando con cuanto humano se le cruce—Me respondió.
—Hay una forma de traerlo y que no salga de aquí—Me paré para buscar el grimorio que me había entregado Rebekah pertenciénte a Esther—Puedo hacer una barrera con magia, nadie entra o sale sin mi permiso. Puedo traer a Kol y el hechizo lo mantendra aquí, pueden darle una cierta cantidad de bolsas de sangre—Proseguí. Elijah acepto mi propuesta, sólo debía compartirla con Klaus.

Salí de mi habitación y busqué a Klaus por toda la casa, toqué la puerta de su habitación y el me correspondió el paso desde el interior de esta, al entrar él se encontraba de espaldas a la puerta con el torso desnudo, mordí mi labio inferior mientras el terminaba de ponerse la camiseta e inmediatamente cambié mi expresión cuando su mirada recayó en mi rostro.

—¿Qué ocurre?—Me interroga alzando ambas cejas como si hubiera visto mi expresión anteriormente.
—Sobre el hechizo que me pediste hace un instante—Le respondí con un tono algo coqueto—Elijah me comentó lo que pretendías y me explicó la situación de Kol, yo tengo otros planes para eso—Proseguí. Me dirigí a una pequeña mesa donde Klaus tiene Whisky y me serví un vaso.
—Escucho tu propuesta—Arrebató de mi mano el vaso y se lo bebió de un sorbo.
—Traeré de nuevo a Kol pero antes crearé con magia una barrera de acceso, nadie entra y nadie sale sin mi permiso. Tu hermano permanecerá aquí y me ayudará con lo necesario para luchar contra la tal Esther, yo le daré la sangre que se me de la gana y la cantidad que quiera—Le respondí con seriedad y firmeza en cada sílaba.
—Claro, y también pondré la casa a tu nombre—Dijo con ironía.
—Esa es mi única oferta, sino deberás luchar contra Esther completamente solo—Caminé hacia él quedando a unos centímetros de distancia.
—No quiero involucrarte en estas batallas amor—Respondió entre los pocos centímetros que separaban nuestros rostros.
—Me involucraste desde el instante en el que pisé esta casa, acéptalo Nik—Pasé mis manos por su pecho hasta sus hombros y las dejé ahí. Miré sus labios y luego sus ojos.
—¿Por qué estás dispuesta a pelear por asuntos ajenos?—Me interrogó acercándose a mi, nuestras narices se rozaron sin intención.
—Porque admiro lo que hacen por su sangre a pesar de todo. Aunque no confíen en mi son lo más parecido a una familia que he tenido, y tú...—Me pausé para no decir una estupidez.
—¿Yo qué?—Con pura intriga.
—Nada. Empezaré el hechizo en una hora y ustedes deben estar afuera de la casa—Me aparté de Klaus—Necesito las cenizas de Kol, la sangre de dos hermanos y también iré por Davina—Proseguí y salí del cuarto por completo.

Una vez con Davina dentro de la casa, Elijah, Rebekah y Klaus fuera, las cenizas de Kol mezcladas anteriormente con la sangre de Klaus y Elijah, ya todo estaba listo para comenzar con el hechizo.

Davina y yo nos tomamos de las manos para obtener más poder una de la otra, comenzamos a recitar cada parte del hechizo. Varios minutos después forzosamente nuestras manos se soltaron y al abrir los ojos, un chico de pelo oscuro al igual que sus ojos había aparecido frente a mi, me regaló una enorme sonrisa dejando a la vista sus perfecta dentadura. Le aventé ropa y dos bolsas de sangre, las cuales bebió de un sorbo.

—¿Cómo te llamas belleza?—Se puso de pie frente a mi y apartó mi cabello hacia atrás.
—Emily—Le respondí tiernamente. Reconocía que era un verdadero bombon.
—Kol, un gusto—Dijo y besó mi mejilla.
—Ya lo sabía. Elijah, Rebekah, Klaus, pueden pasar—Les avisé a los hermanos. Kol volteó desesperado y corrió a abrazarlos.

[…]

Kol y yo nos encontramos diseñando un hechizo para que cuando Esther decida aparecer poder trasladarla a un cuerpo humano y matarla. Estábamos en silencio hasta que él es quien emite palabra.

—¿Así que sólo puedo salir si tu me lo permites?—Interrogó enfocado en lo que estba haciendo.
—Exacto. Haz de cuenta que eres mi perro, yo te alimento y no sales a menos que yo lo permita—Le respondí mirándolo y luego solté una risa. Él se acercó a mi quedando demasiado cerca de mis labios.
—Pues tengo la dueña más bella del planeta—Dijo y me besó apasionadamente.

Protégeme ➳Klaus MikaelsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora