Capítulo 20.

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Elijah me miró como si estuviera loca, y provablemente lo esté. Me solté del agarre que tenía con él, tomé el vestido entre mis manos por los lados y prácticamente corrí hasta llegar a la escalera, aún podía ver al hombre de espaldas así que subí con prisa. Lo alcancé en un pasillo del primer piso y lo tomé por el hombro obligandolo a voltearse, este apartó la máscara de su rostro... No se trataba de Klaus.

Lo... Lo siento. Lo confundí con alguien más—Me disculpé con el hombre, éste sólo asintió y siguió caminándo por el pasillo.

Recargué mi peso contra el muro y bajé lentamente hasta sentarme en el suelo. Junté mis rodillas a mi pecho por debajo del largo vestido y abracé mis piernas apoyándo mi barbilla en éstas.

Unos segundos después mi sobrenatural oído persivió un gritó proveniente de una de las habitaciones cercanas. Me puse de pie con rapidez y caminé a paso apresurado hacia la habitación de donde los gritos provenían. Entré en el cuarto y me encontré con el hombre que había confundido con Klaus tendido en el suelo desangrandose por el cuello. La puerta de cerró de golpe y volteé pero oí pasos a mis espaldas.

¿De verás creiste que él era yo? No me insultes así—Dijo esa voz que amaban mis oídos. Volteé y mis ojos seguían sin creer lo que estában viendo.
Nik—Respiré profundo y acomodé mi vestido.
¿Me extrañaste, amor?—Preguntó con una sonrisa a medio labio. Él se acercó a mi acorralandome contra la puerta de la habitación. Tomé su rostro entre mis manos y capturé nuestros labios en un profundo beso. Unos segundos después él se apartó unos centímetros—Escúchame—Tomó mi barbilla  obligándome a mirarlo a los ojos—Debes irte de aquí, no es seguro. Dícelo a Elijah y regresen a casa—Continuó. La preocupación se le notaba en los ojos.
No—Negué. Su expresión cambió a seria—No lo haré sabiendo que al cruzar esa puerta te irás de nuevo—Le dije mirandolo a los ojos con tristeza.
Te estoy advirtiendo Emily, Dahlia sabes que estás aquí y vendrá por ti—Su voz fue firme.
Pues que venga, yo no le temo a ella ni a nadie. Tú eliges contra quien luchar. Si por lo menos te importo un poco bajarás por esas escaleras, sino es así no vuelvas—Él se quedó perplejo ante mis palabras. Me volteé para irme.
Espera—Me detuvo jalándome del brazo dirigiéndose directamente hacia mis labios. Lo empujé con delicadeza rompiéndo nuestro contacto.
Tú decides, Niklaus—Esas fueron mis últimas palabras y me largué de la habitación.

Bajé hacia el salón principal, Marcel apenas me vió bajar se acercó a mi para comunicarme que el tratado con las brujas y los licántropos ya había sido firmado y que esperabamos a Davina para el brindis. Asentí y me acerqué a donde Elijah se encontraba.

Escúchame, Ni...—Fui interrumpida por el anuncio del brindis. Todos nos acercamos al centro del salón.

Esperemos que éste acuerdo acabe de una vez con la enemistad entre especies y que New Orleans tenga la paz que merece hace tanto tiempo—Dijo Davina con entusiasmo.

Todos los presentes alzaron sus copas y bebieron. Elijah cayó al suelo el beber un sorbo de la champagnia, no tardé en notar que eso le ocurrió a todos los vampiros presentes. Ayudé a Elijah a ponerse de pie.

A lo lejos logro ver a una mujer de vestido negro y extremadamente largo aproximarse hacia el salón principal, se trataba de Dahlia.

Nos vemos otra vez, Emily—Dijo con una ceja enarcada y una sonrisa a medio labio.
¿Qué les hiciste?—Le interrogué entre dientes.
Sólo cambié sus bebidas por verbena, nada grave. Estarán débiles por un tiempo—Responde ella.
Creo que te olvidaste de nosotros—Intervino Jason, el alfa de la manada del pantano.
—Claro que no, querido—Chasqueó sus dedos y del techo comenzó a caer veneno mata lobos.

Esto quemaba nuestra piel de una manera horrorosa, algunos de los integrantes de la manada lograban resistir pero otros murieron al momento de que el veneno rozó su piel. Miraba a Dahlia con odio desde el suelo. De la nada esta comienza a gritar de una forma desgarradora, alguien la atacaba por el cuello, ese alguien era Klaus. Arrojó su cuerpo, que estába segundos de la muerte y se acercó a mi.

Te elijo a ti, mi lobitaDijo con una sonrisa y me ayudó a ponerme de pie.

Dahlia comenzó a moverse y segundos después se puso de pie nuevamente quedándo frente a nosotros.

Tú mejor que nadie deberías de saber lo que le ocurre a los que me traicionan, NiklausLe dijo.

Por debajo de la falda de su vestido sacó una estaca de roble blanco, no podíamos creer como es que había otra estaca si la última la habíamos usado en Mikael. Dahlia movió una de sus manos atrayendo a Klaus hacia donde ella estaba, yo intentaba detenerla pero no era tan fuerte, introdució la punta de la estaca en su pecho y Klaus se quejó de dolor.

Dahlia comenzó a escupir sangre segundos más tarde cayó al suelo y detrás de ella Finn se encontraba de pie sosteniéndo una daga en sus manos.

Miéntras yo recojía a Elijah del suelo para dirigirnos nuevamente a casa alcancé a escuchar lo que Finn y Klaus hablaban.

"—¿Te quedarás, verdad?—Le preguntó Finn.
—Será definitivo ésta vez, hermano—Le respondía Klaus.
—No ha sido fácil cuidar de ella en los últimos meses—Le informó.
—Lo sé, y te lo agradesco—Dijo Klaus."

Elijah se recompuso rápidamente, nos acercamos a Marcel para ayudarlo a ponerse de pie y llevarlo a la casa Mikaelson.

Al llegar dejamos a Marcel recostado en el sofá y yo me dirigí a subir para ir a mi habitación pero Klaus detuvo mi camino.

—Ten, quiero que tú la tengas y la guardes muy bien—Dijo y me entregó la estaca de roble blanco.
—¿Por qué me la das a mi?—Le pregunté confundida.
—Confio en ti, y ésta es mi manera de demostrartelo. Entregandote lo único que puede matarme a mi o a mis hermanos—Respondió seguro de cada palabra.

Protégeme ➳Klaus MikaelsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora