Capítulo 36.

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Emily's pov

—No irás sola, dejame ir contigo—Insistía Klaus.
—No iré sola, Mikael vendrá conmigo. Es sólo ir por Finn y Freya a Mystic Falls—Respondí rodando levemente los ojos.
—No es sólo ir por ellos y regresar, si Lucien y Aurora estan ahí...—Lo interrumpí.
—Si ellos estan ahí desearan jamás haber nacido—Dije entre dientes. Me volteé para irme.
—Prometeme que tendrás cuidado—Klaus me detuvó por el brazo.
—Tú estarás ahí, protegiendome, como en cada batalla—Toqué el collar que él me había dado ya hace tiempo.

Llamé a Mikael, quien llegó a los pocos minutos y ambos emprendimos nuestro viaje hacia Mystic Falls. Unas cuantas horas después finalmente llegamos.

Una bruja del Barrio Francés había puesto un hechizo temporal sobre mi mente que producía una conexión con la de Freya dandome su ubicación exacta.

Caminamos por el bosque durante unos minutos, Mikael parecía nervioso, yo no me quedaba atrás. A lo lejos pudimos observar a Freya inconsciente tirada en el suelo. Ambos nos acercamos a una velocidad vampírica.

Mikael tomó su cabeza recostandola boca arriba, apartó el cabello de su cuello dejando a la vista una enorme mordida. Nos impactamos. Su padre no tardó en morderse la muñeca para que Freya sanara.

—¡No, espera!—Interrumpí su acción.

Saqué mi móvil del bolsillo trasero de mis jeans y tomé una foto de la mordida. Luego de eso, dejé que Mikael prosiguiera. Freya tomó aire con desesperación y comenzó a llorar desconsoladamente apegandose al pecho de Mikael.

—¿Qué ocurre?—Le interrogué poniendome a su altura.
—Klaus va a matarme, todo es mi culpa—Respondió entre llanto. Miré a Mikael confundida.
—Tú no tienes la culpa de nada, cariño. Tranquila—Él intentaba consolarla a pesar de no entender a que se refería.

La vuelta a New Orleans no fue fácil, Freya nos explicó lo que había ocurrido antes que nosotros llegaramos. Que Lucien tiene a Finn, que alguien entró en su cuerpo realizando un hechizo que ella desconocía, pero seguía culpandose por todo.

—¿Qué pasó contigo?—Me preocupé al ver a Klaus bajar la escalera cubierto de sangre.
—Tuve un encuentro no muy civilizado con mi viejo amigo Lucien—Respondió. Se acercó a mi y me abrazó—¿Dónde está Finn?—Miró a Freya, ella bajó la mirada.
—No te alteres, Niklaus—Le advirtió Mikael. Klaus apretó sus puños y su mandíbula.
—Lucien me sometió para que haga un hechizo a cambio de la libertad de Finn...—La interrumpió.
—¿¡Confiaste en Lucien!?—Le gritó. Freya se exaltó ante el grito.
—¡Déjala terminar!—Dije luego de estampar mi palma en la mejilla de mi esposo.
—No estaba dispuesta a hacer el hechizo, sólo a simular que lo hacía, pero alguien entró en mi cuerpo, y aseguraría que fue más de una persona. Perdí por completo el control sobre mi magia, realizando el hechizo al pie de la letra—Continuó.
—¿A qué nos enfrentamos?—Interrogaron Elijah y Rebekah sumandose a la conversación.
—Klaus, muérdeme—Le extendí mi brazo, me miró confundido—¡Sólo hazlo!—Insistí.

Me miró con seriedad, tomó mi brazo entre sus manos acercandolo a su boca para luego introducir sus colmillos por mi piel. Hice una mueca de dolor y miré a mi al rededor, los demás Mikaelson observaban la escena con atención.

Retiró su dentadura híbrida dejando una marca bastante grande, saqué mi móvil y busqué en la galería la foto que había tomado del cuello de Freya mordido por Lucien. Coloqué el móvil junto a mi brazo.

—¿Notan la diferencia?—Les interrogué. Ninguno contestó—La mordida de Lucien puede ser letal. Si lo que hizo fue crear un veneno a partir de siete linajes de lobos diferentes dudo que tenga una cura tan accesible como la de Klaus—Esa fue mi hipótesis.
—El veneno de Lucien no está en su sangre, fue inducido—Dijo Elijah sorprendido.

[…]

Las horas pasaban y Freya seguía sin poder encontrar el paradero de Finn. Salí hacia el balcón y recargué el peso de mis brazos en el barandal, me mantuve en silencio por unos segundos pudiendo así escuchar el escándalo que venía desde Rousseaus.

Llegué al bar en cuestión de unos segundos, desconecté la música captando la atención de todos los presentes. Lucien bajó botella que debía desesperado sobre la barra fulminandome con la mirada.

—Vayanse de aquí—Les enseñé mis colmillos y todos salieron despavoridos.
—No sabía que ese era tu estilo, exponer tu peculiar raza—Bajó de la barra arrogantemente.
—Estan ebrios, nadie les creerá—Sonreí—Tú no eres la persona indicada para hablar sobre las razas pecualiares—Caminé hacia él resonando mis tacones con fuerza.
—Ambos somos igual de únicos, hermosa. Pero no igual de fuertes—Sus ojos se tornaron rojos y una gran dentadura se asomaba por sus labios.
—No vine aquí a desatar una batalla campal, Lucien. Dime donde está Finn—Le dije entre dientes.
—¿Desde cuándo tanta preocupación por el Mikaelson mayor? ¿También planeas acostarte con él cuando te aburras de Klaus?—Se rió.
—Cierra tu maldita boca—Lo miré mal.
—Admitelo—Hizo un ademán con su mano—Fuiste una universitaria con problemas con el alcohol, una bruja novata e inútil, una loba prisionera en un mugroso cuarto, una híbrida embarazada del hermano de tu ex novio. Pero una zorra arrastrada toda tu vida—Tomó un sorbo de cerveza.

Me acerqué y lo golpeé en el rostro, él me lanzó contra la barra incrustandome vidrios en la espalda. Me puse de pie rápidamente e intenté devolverle el golpe nuevamente pero tomó mi brazo llevandolo a su boca, grité al sentir como sus colmillos perforaban mi piel.

Salí del bar a una velocidad vampirica y cubrí la mordida con la manga de mi blusa. Caminé hasta regresar a casa, Klaus apareció frente a mi.

—¿Dónde estabas?—Preguntó con una leve sonrisa.
—En Rousseaus, discutí con Lucien e intentó matarme, ya sabes, lo habitual—Me tomó del brazo y reprimí una mueca de dolor.
—Te mordió—Levantó mi manga observando la herida.
—No es nada que no pueda soportar. Debemos buscar a Finn, Lucien no reveló en donde lo esconde—Mis piernas fallaron pero Klaus me atrapó en el aire. Me sostuve de su cuello—Pero antes... Cuida a Liv muy bien, y jamás olvides que te amo—Tomé su rostro.
—Pues yo te diré que te amo mañana y Liv crecerá junto a su madre. No vas a morir hoy, no lo permitiré—Me cargó entre sus brazos.

Protégeme ➳Klaus MikaelsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora