Miedos

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Porque Jimin había sido un niño fuerte, valiente y alegre pero todo se vino abajo una tarde hace tres años.
Ya no había mas risas ni siquiera llanto, todo en Jimin se había secado pero a pesar de eso Yoon Gi nunca se había ido de su lado, nunca había soltado su mano y nunca había dejado de protegerle.

— ¿Amor, quieres ir a dormir?—

Jimin se quedó en silencio como muchas otras veces y estiró sus manitas hacia su madre, Jin lo comprendió, se acercó suavemente entre sus brazos y se acurrucaron en la hamaca fuera de la casa, ambos en silencio observaban las estrellas, madre e hijo intentaban trasmitirse todo el amor que sentían el uno por el otro bajo un cielo hermoso muy típico del mes de enero.

— Jiminnie— el pequeño observó a su madre con los.ojitos llorosos y sonrió—¿Has tenido una pesadilla de nuevo?

Jimin sabía que era latoso, cualquiera se aburriria de él y sus tontos ataques de pánico, ni siquiera su padre soportaba estar cerca de él en el futuro y estaba muy seguro de que su familia biológica sabía que él iba a ser así y por eso le habían abandonado cuando bebé.
Nadie era como mami, nadie nunca había reemplazado a mami en su corazón, nadie.

— Mami...— murmuró acurrucandose un poquito más— Mamá...

— Tranquilo, Minnie— suspiró meciendolo suavemente— Siempre estaré aquí

Y Jimin sabía que no mentía, su mamá siempre estaría para él, en el pasado, presente o futuro, su mamá siempre estaría porque su mamá lo amaba...

— Eres un.pequeño travieso, Minnie— dijo Jin con una sonrisa— Siempre serás mi pequeño travieso...

Jimin recordó brevemente como había conocido a su madre en el futuro y no pudo evitar sonreír, realmente estaba agradecido de que lo encontrara, de lo salvara y le diera una familia tan maravillosa como la que tenía.
Ser un Kim era maravilloso.

— ¿Podrías hacer galletas mañana, mami?—

— Uh— Jin observó el rostro entusiasmado de su hijo intermedio— ¿Galletas?

— De chocolate— dijo Minnie sacando su lenguita para saborearse los labios— O coco, o vainilla o... lo que tu quieras mami...

Namjoon ingresó entonces con el rostro adormilado y se acomodó junto a Jin, lo envolvió entre sus brazos y escondió su rostro en el cuello del mayor.

— ¿Has escuchado, Nam?— soltó con una risita— Al parecer todos nuestros hijos han heredado mi amor por las galletas

— ¿Galletas?— dijo con voz ronca mientras mordia ligeramente el lóbulo derecho del castaño— No son tan ricas como parecen, Minnie

— Pero no hay nada mejor que galletas, papi— dijo cruzandose de brazos— Mami siempre me.dice eso

— ¿Realmente?

— Aish Nam— dijo divertido mientras se encogia de hombros— Realmente las galletas son muy ricas...

— ¿Qué es mejor que las galletas, papi?—

Namjoon recibió la respuesta en su cabeza de inmediato, pero se contuvo de decirla, su hijo a penas tenía ocho años y debía ser cuidadoso con sus palabras.

— Mmm— Namjoon reforzó el abrazo a Jin mientras tomaba fuerzas para hablar— Los labios de la persona que amas siempre serán mejor que las galletas

No pudo evitar pensar en Yoon Gi, siempre había admirado a su hyung y sin duda era la persona que más amaba, sonrió tontamente y se lanzó a abrazar a sus padres con una sonrisa enorme en los labios.
Jimin era feliz, no quería marcharse nunca, no quería dejar a sus padres ni mucho menos olvidar todos esos pequeños momentos.

— Los amo, papis—

Namjoon sollozo un poco aunque intentó ocultarlo con una sonrisa algo rara, sus hijos eran perfectos, su Jin era perfecto, toda su vida era perfecta.
Si alguien viniera ahora y le dijera que su vida iba a ser una mierda en el futuro noble creería, tenía a sus hijos consigo y ellos eran la más grande prueba de que el final si podría ser feliz junto a la persona que amaba.

— Yo también los amo— murmuró depositando un beso en la frente de su hijo— Realmente los amo...

¡Namjoon, eres un idiota! #TravelAwards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora