DOS.

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Salí de la ducha vuelta una nueva persona. Fue como si el agua caliente hubiera eliminado todo el cansancio que me había provocado el viaje. Pase mis manos por el espejo empañado por el vapor y mire mi reflejo durante unos segundos antes de vestirme, e intentar tapar las ojeras que se habían formado en mi rostro con un poco de maquillaje. Nunca fui de pintarme tanto el rostro hasta parecer una persona completamente diferente, así que me basto con un poco de base, polvo y brillo de labios para quedar satisfecha con mi apariencia. 

Después de todo, solo íbamos a Starbucks. El lugar donde solían ir todos mis compañeros de preparatoria antes y después de clases, a excepción de mi. Solo llegue a ir unas cuantas ocasiones. No era amante del café, y mucho menos de los dulces. Siempre cuide lo que comía, en especial cuando empece a tomarme en serio lo del futbol. Podía sobrevivir a base de agua y ensaladas todos los días. Era muy disciplinada con mi dieta. 

Salí del baño maquillada y vestida, y me encontré a Veronica sentada sobre su escritorio maquillándose mientras se miraba en un espejo magnificador. La obra de arte que estaba pintando en su rostro me hizo pensar que no solo iríamos a Starbucks. Me senté sobre la cama y revise mi celular mientras la esperaba. 

Finalmente le escribí a mi mama haciéndole saber que había llegado sana y salva. Luego vi que tenia un mensaje de Carlos.

CARLOS: ¿Que tal el dormitorio?

VICTORIA: Acogedor. Gracias por el tour. No creo volver a perderme. :)

Minutos después, Veronica ya estaba lista. El maquillaje la hizo verse aun mas hermosa, cosa que había creído imposible. Sentí un poco de celos y por una fracción de segundo medite la idea de cambiarme de ropa o hacer algo para mejorar mi apariencia, pero al final decidí que era una estúpida idea.

Después de todo... solo íbamos a Starbucks.

✤✤✤

Por alguna extraña razón, imagine que iríamos a la ciudad. Pero no. El Starbucks estaba justo en el medio de todo el campus. Luego recordé que estábamos en Estados Unidos y literalmente había un Starbucks en cada esquina.

Caminamos hacia una mesa situada en una esquina, justo al lado de la gran pared de vidrio que contaba con vista hacia el parque central. En una de las sillas estaba sentada una chica.

—¡Nati!— Veronica y la chica se abrazaron como si no se hubieran visto en años. Y yo me quede ahí parada esperando a que se soltaran. Momento incomodo. —Natalia, ella es Victoria, mi compañera de cuarto. Victoria, ella es Natalia. Estudiamos en la misma preparatoria.

—Hola, querida. ¿También es tu primer año?— Me pregunto con una sonrisa en el rostro. Me costo descifrar si su sonrisa era genuina o por simple cortesía. A simple vista pude notar que esta si era de las niñas ricas que odiaba.

Simplemente me limite a asentir y ambas nos sentamos junto a Natalia.

—Natalia esta empezando su segundo año.— Hablo Veronica, orgullosa de su amiga.

—Que bueno.

—Si, así que no se preocupen, yo las guiare. Les enseñare los mejores lugares, y les presentare a todos...

Mis oídos no terminaron de escuchar lo que decía Natalia, porque mis ojos se desviaron hacia el parque central. Habían tantas personas, pero una en particular capto mi atención. Un chico. Desde donde estaba sentada no podía verle el rostro, y era lo que menos me importaba en ese momento. Tenia la piel cubierta de tantos tatuajes, que se me hizo imposible contarlos. Jamas había visto una persona con tanta tinta sobre su piel. Era diferente a los demás y había captado tanto mi atención que casi caigo de la silla cuando alguien grito mi nombre. 

Perdición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora