DIECIOCHO.

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Al día siguiente, Veronica y yo decidimos ir juntas a la cafeteria a desayunar para ponernos al día con nuestras pequeñas vacaciones, y porque ella me tenia una sorpresa. Apreté mi bandeja con fuerza mientras veía las opciones que tenia para comer. Waffles, pancakes, tocino, muffins y muchas otras cosas que me eran prohibidas.

—Ya veo porque te encanta comer aquí, toda esta comida es pura basura. ¿Sabes los horrores que puede hacerle esto a tu cuerpo en unos años?— Me quejaba con Veronica mientras me servia unos huevos hervidos, llevaba días intentando convencerla de ir al gimnasio conmigo, y no era porque ella lo necesitaba, si no porque yo necesitaba compañía. 

—Esa dieta te va a matar uno de estos días.— Veronica, al contrario, se servia un poco de todo. Y a pesar de comer tanto seguía teniendo el cuerpo perfecto. Como la envidiaba. —No se porque te preocupas tanto si tienes un cuerpazo.

Ignore su comentario y ambas pagamos nuestras comidas antes de sentarnos en una mesa. No perdimos ni un solo segundo en empezar a hablar de como la habíamos pasado durante la navidad con nuestras familias. Si algo teníamos en común ella y yo, era el descontento que sentíamos con los padres que nos tocaron.

—¿Y cuando me vas a decir cual es la sorpresa?— Pregunte, impaciente. Ya llevábamos buen rato sentadas y Veronica no soltaba la sopa.

—Mmmm, no se, no se, déjame pensar...— Veronica bromeo.

—¡Dime ya!— Ansiosa, le di un pequeño golpe para que hablara. 

—Esta bien, esta bien. Pedi que desayunáramos juntas porque quería contarte que... ¡Nos vamos a las Bahamas!

Casi se me caen los ojos a la mesa. —¿Que? ¿Como que nos vamos a las Bahamas?

—Así como lo oyes, amiga. Nos vamos esta noche.—  Apoyo su espalda sobre la silla y miro hacia arriba. —Imagínatelo. Playas cristalinas, mucha comida, cocteles... ¡Que delicia!

—¿Quienes vamos?

—Natalia, tu y yo. Viaje de chicas. Yo necesito que Blake me extrañe un poquito, y tu necesitas alejarte de todo este mierdero que tienes con William y... bueno Jason.— Se encogió de hombros.

En mi rostro se formo una sonrisa de oreja a oreja, irme a otro país era justo lo que necesitaba. Y que mejor manera de recibir el año nuevo que en una isla tropical a mil kilómetros de distancia. —¡Me encanta la idea! Dame todos los detalles.

Esa misma noche llegamos al aeropuerto, y cuando nos acercamos a hacer la fila para el check-in, Veronica me detuvo.

—Hay algo que tengo que contarte-

—¡Hola chicas!— Natalia nos interrumpió al acercase a nosotras. Yo sonreí al verla y le devolví el abrazo. Pero esa sonrisa se me convirtió en mueca cuando vi quien estaba detrás de ella.

—¿Que hace ella aquí?— Pregunte, separándome de Natalia rápidamente para apuntar a Clarice.

—Eso era lo que te iba a contar. Fue de ultimo momento.— Respondió Veronica, y por su expresión pude ver que su presencia tampoco le agradaba.

—Increíble.— Puse los ojos en blanco y me adelante al check-in porque no quería seguir viéndole la cara de inocente a Clarice. Veronica me siguió rápidamente.

—Amiga, lo siento. No pude decirle que no a Natalia.

—Ya me jodió todo el viaje.— Le dimos nuestros pasaportes a la agente viajera y me voltee a mirar a Veronica mientras ella imprimía los pases de avión. —¿Acaso no te conte lo que me dijo? Prácticamente me amenazo y todo por culpa de Jason.

Perdición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora