QUINCE.

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Intente actuar como si nada pasara. Ignore las miradas de todos a mi alrededor y seguí riendo y bailando al ritmo de la música, a pesar de estar muriendo por dentro. A mi lado paso uno de los bartenders con una bandeja llena de bebidas alcohólicas. Lo detuve y agarre la primera que vi y tome un sorbo sin saber que era. Hice una mueca de asco al sentir el liquido amargo por mi garganta, pero eso no me hizo detenerme. Me iba a acabar lo que sea que fuera eso, a ver si era verdad que el alcohol ayudaba a olvidar.

—Primera vez que te veo tomando algo que no sea agua.— Veronica bromeo, y ambas juntamos nuestros vasos, haciendo un brindis.

—Primera y ultima. 

—Sabes... no es malo dejarte llevar y divertirte de vez en cuando.

La mire con el ceño fruncido. —Hey, yo se divertirme. ¿Acaso no me estoy divirtiendo?— Alce el vaso en dirección a ella.

—Mírate. No has dejado de mirarlos desde que llegaron.— Veronica y yo miramos a la misma dirección. William y Lucero se veían tan felices. Riendo junto al árbol de navidad mientras el la abrazaba por la cintura. Era como si no les importara que yo estuviera ahí, ni lo que eso me hacia sentir.

—No entiendo como puede ser tan descarado.

—Así son los hombres, amiga.

Suspire y decidí alejarme un poco del grupo para no tener que mirarlos mas ni fingir una que otra sonrisa despreocupada. Me acerque a un barandal con vista a la ciudad y perdí la mirada entre las luces navideñas. Entre esto y pasar navidad con mi familia, no sabia que era peor.

Empece a sentir un olor a cigarrillo cerca de mi, y con el llego mi mejor amigo Jason.

—¿De verdad vas a dejar que tu querido ex te arruine la fiesta?

—No vengas a joderme ahora, Jason.

—Hey, pero porque tan amargada. Yo solo quiero alegrarte la noche.— Me voltee para mirar su cara burlona y puse los ojos en blanco y volví a apartar la mirada. —¿Por que siempre piensas lo peor de mi?

—Porque eres de lo peor. Y me imagino que ya sabes la reputación que tienes.

—Eso es verdad. Pero estaba aburrido y me entretiene molestarte.— Me quede en silencio porque no tenia ganas de discutir con el ni con nadie, pero se me erizó la piel cuando sentí su brazo alrededor de mis hombros. 

—¿Que haces?— Lo mire con el ceño fruncido.

—Se ve muy patético que estés aquí sola, y que tu ex novio este muy feliz y muy bien acompañado. Te estoy haciendo un favor.

Suspire y cerré los ojos por un momento, pensando como rayos quede metida en una situación como esta. —No necesito favores tuyos.

—Ahh... ahora no necesitas favores míos. Esto lo dice la que se apareció de noche en mi apartamento, precisamente pidiéndome un favor.— Bufó.

—Nunca vas a dejar que me olvide de eso, ¿verdad?

—Jamas.— Rió, y nos quedamos un rato en silencio hasta que yo estalle en carcajadas. —¿Y ahora porque te ríes?

—Me estoy riendo de mi. Aun no puedo creer que fui a tu apartamento para que me vendieras droga.— Negué con la cabeza y mi sonrisa se fue desvaneciendo lentamente. Podía sentir su mirada sobre mi.

—Vámonos de aqui.

El y su mala costumbre de decir las cosas en vez de preguntarlas. ¿Que le hacia pensar que estaría dispuesta a irme con el? Mire hacia atrás y me di cuenta que todos mis amigos nos estaban mirando, incluso William. Este ultimo trato de hacerlo discimuladamente, pero lo conocía tan bien que me di cuenta. Mi mirada paso a otra esquina, en donde estaba el grupo de amigos de Jason. Ellos parecían no importarles que estuviera hablando conmigo, a excepción de Clarice. Si las miradas mataran, yo ya estuviera tres metros bajo tierra.

Perdición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora