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Ann Letbourgh

  Llego a casa, sola de nuevo.-pensé. Me dirijí al baño y me di una ducha relajante. Cuando salí me encontré con mi hermano drogado en mi habitación.

-¡Fuera!-me gritó mientras se levantaba de la cama caminando con dificultad por la droga.

-¡Es mi maldita habitación!, ¡Lárgate a la...-un golpe seco en mi ojo me hizo caer al suelo.

-¡No vuelvas a hablarme así maldita zorra!-salió de la habitación y me dejó en el suelo llorando.

Me levanto del suelo y me seco las lágrimas de los ojos

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Me levanto del suelo y me seco las lágrimas de los ojos. No voy a arruinarme esta cita con Harvey, algo me dice que debo conocerle más.

Me dirijo al gran espejo que hay en mi habitación. Mi ojo está morado, joder, esto hay que taparlo con maquillaje.

Abro el clóset y saco un bonito vestido negro ceñido al cuerpo con unos tacones negros. Me dejo el cabello suelto para que no se vea el moretón en el ojo. Me maquillo un poco y logro disimular mejor el golpe.

Miro la hora 6:45. Harvey debe venir de camino a buscarme. ¿A dónde iremos? Espero estar bien vestida.

Bajo a la sala de mi casa y me encuentro con mi padre.-Hola hija.-me regala una sonrisa. Gracias al cielo no está borracho hoy.

-Hola.-le respondo seca. Me dirijo al sofá y me siento.

-¿Para dónde vas tan bien vestida?-Se acerca a mi y yo retrocedo.-No tienes que tenerme miedo hija, se que hemos pasado momentos difíciles pero recuerda, soy tu padre.-me mira preocupado.

-Lo sé.-saco mi celular. De repente, oigo una bocina. Me levanto del sofá y me arreglo el vestido.-Tengo que irme, voy a salir.-salgo por la puerta.

 
  Harvey se baja del auto. La verdad se veía muy guapo. Me acerco a el y el me mira de arriba a abajo.Joder nena, te ves jodidamente sexy.-me dice mientras me abre la puerta del auto.

-T-tu también.-El pone una cara pícara y a los pocos segundos me he dado cuenta de lo que acabé de decir.-Que tu t-también te ves bien.-sonrío.

Subo al auto y me coloco el cinturón. El sube al asiento del conductor y arrancamos.

-¿Estoy bien vestida?-le pregunto.

-Estás perfecta.-sonríe.-Aún no me has dicho tu nombre.-Sonrío por lo gracioso de la situación, una cita y no le he dicho mi nombre. Joder Ann, lo estás haciendo bien.-me reprocha mi mente.

-M-mi nombre es Ann Letbourgh.-le respondo.

-Lindo nombre...-toma mi mano y la acaricia suavemente.-...para una linda chica.

Noto mis mejillas arder. El auto se detiene en un restaurante muy bonito.

Bajamos y nos sentamos en la mesa. Una mesera nos trae los menús y noto cómo no le quita los ojos de encima a Harvey.

-¿Qué vas a ordenar?-me pregunta Harvey.

-Am...-miro a la mesera que me mira de arriba a abajo.-Quiero la ensalada verde con queso, salsa ranchera y sin cebolla.

La mesera lo apunta de mala gana en el papel y se dirige a Harvey.-¿Qué vas a ordenar?-le regala una sonrisa coqueta a Harvey. Yo ruedo los ojos, es una zorra.

-Deme la pechuga de pollo a la milanesa con puré de papas.-le dice serio a la mesera y yo sonrío mentalmente.

Decido que sí quiero bebida así que llamo a la mesera.-¿Qué bebidas tienes?-le pregunto.

-Para tí,-me mira de arriba a abajo.-Tengo, Sprite, Coca Cola,-Harvey no la deja terminar.

-A ver, ¿acaso ella te tiene cara de poca cosa?, déjame decirte que ella no es como tú.-le responde.

-¿No desea nada de bebida?-le insiste a Harvey.-Tengo muchas variedades de vinos que...-Harvey la interrumpe.

-Vino, para los dos.-dijo haciendo énfasis.

-Enseguida.-la mesera se retira.

Harvey me mira y me toma de la mano suavemente.-Esa mesera es poca cosa, coqueteando conmigo.-ríe.-Tengo los ojos en alguien más.

Bajo la mirada y luego la subo.-Esta noche es perfecta.

Me mira y sonríe.-No más perfecta que tú.-Vuelve a sonreír, esta vez enseñando sus perfectos dientes.

-Oye, apenas te conozco y tú supiste mi nombre hoy.-río burlona.-Vayamos más lento.

-Tienes razón.-sonríe.-Vayamos sin prisa.-Joder que sexy.-Pero debes admitir que soy irresistible.

Si lo eres.-mi mente me dice que se lo diga pero prefiero callar.

La mesera nos trae la comida y comemos entre risas. Terminamos de comer y la mesera nos trae la cuenta. $50.38. Joder, eso es muy caro. Saco mi bolso para pagar lo que yo comí pero el me detiene.

-Tranquila.-saca su billetera.-Yo pago.-le da exactamente los $50.38.

No le dejó propina a la mesera. Le pasa por zorra. Harvey paga y me toma del brazo para irnos.

D A N G E R O U SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora