Ann Letsbourgh
Despierto con un fuerte dolor de cabeza. Me encuentro tumbada en una cama suave y grande. ¿Dónde estoy?, me siento en la cama y me estiro. No recuerdo nada de lo que pasó ayer, me duele mucho la cabeza. Debe ser por que me emborraché.
Me levanto de la cama y me siento mareada al instante. Salgo de la habitación y miro hacia todas partes. Me encuentro en un largo pasillo. Camino hacia la izquierda y salgo hacia la sala, comedor y cocina.
-Buenos días.-Siento unas manos en mis caderas y una voz en mi oído. Volteo y veo a Harvey medio adormilado sin camisa dejando ver sus tatuajes y con cabello despeinado. Al verlo lo abracé y sonreí.-¿Cómo dormiste?-responde a mi abrazo.
-Eso no importa ahora.-hago más profundo el abrazo.-Harvey, te quiero.-enredo mis brazos en su cuello.-Te quiero demasiado.-beso su mejilla.
-Yo también te quiero Ann.-me abraza y enreda mis piernas en su abdomen.-¿Tienes hambre?-me pregunta mientras nos dirigimos al sofá.
-Claro.-sonrío.
-Ahora vuelvo.-me deja en el sofá y al rato regresa con unos sándwiches con dos tazas de café.-Buen provecho.-comemos entre risas y carcajadas.
Dejamos los platos en la mesita y nos miramos. Poco a poco el se va acercando a mí. Yo lo imito y voy cerrando los ojos cegándome por completo. Siento sus labios con los míos. Joder nunca he besado a nadie en mi vida.-P-para.-me separo de él.
-¿Qué pasa Ann?-me mira confundido.-¿No te gustó?-dice con un tono de tristeza.
-No, no es eso.-bajo la cabeza.-Es solo que...-acomodo mi cabello.-...nunca he besado a nadie, ni se hacerlo Harvey.-el levanta mi cabeza.
-Vamos, tranquila, sólo tienes que dejarte llevar.-asiento y cierro los ojos. Volvemos a juntar nuestros labios y el los mueve a un ritmo lento. Yo lo sigo, una ola de sentimientos extraños ronda mi estómago. Nos separamos y sonreímos.-Te quiero Ann, te quiero demasiado.-me abraza y yo lo abrazo a él.
.
Gracias.
¿Se esperaban eso?
