Despierto y al intentar incorporarme unas correas me lo impiden. ¿En serio era esto necesario? Necesito ver a Harvey, lo necesito en mi vida. Lo amo con toda mi alma, no se que habría sido de mi sin el.-Buenos días señorita Letsbourgh.-el doctor me saluda con una sonrisa.-¿Cómo se encuentra esta mañana?-levanto una ceja ante la obviedad.
-¿No se ve claro?-señalo las correas.-Esto no era necesario. Sólo quería ver a Harvey, era todo. No tenía la intención de hacerle daño ni a usted ni a las enfermeras.-me confieso intentando que el recapacite.
-Déjeme decirle.-se acerca a mi.-Ya el daño está hecho. Ya usted me agredió, ya usted salió sin mi consentimiento de la habitación.-me da la espalda para irse.-No hay nada que pueda hacer.-sale por la puerta.
-¡Maldita sea!-pataleo la camilla por el enojo. Esto no es justo, nada de esto lo es.
La imagen de Harvey en coma y conectado a muchas máquinas se hace presente en mi cerebro. El tan solo pensar que hay pocas probabilidades de que despierte hace que mis ojos se humedezcan.
Necesito de su amor. Lo necesito a él.
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Gracias.