Cerré la puerta de mi habitación -que también comparto con Jimin- y me aseguré que el teléfono estuviese en silencio, así nadie nos interrumpiría ésta vez. Jimin me observaba quietecito desde la puerta, sus ojos estaban temerosos y ya eso me estaba poniendo.
-Pequeño, siéntate en la cama- Le ordené. Quité mi chaqueta y la dejé en la silla.
-¿Q-que harás Daddy?-
-Daddy va a castigarte por dejar caer sus papeles cuando te ordené que no lo hicieras. Además, mostraste algo a Tae que sólo es mío...- Lamí mis labios.
-Daddy, f-fue un accidente. Iba a levantarme a b-buscar otra ca-...- Ataqué su cuello despacio- Oh... a-ah...-
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La habitación estaba en silencio, sólo oía los sonidos morbosos que hacía con mi lengua y los hermosos suspiros que soltaba mi pequeño. Acaricié sus pezones por encima de su suéter, ya estaban algo duros y los pellizqué, dios, qué gritito tan puta soltó, directo a mi autocontrol. Quité mi corbata.
Seguí acariciando sus hermosos botones y en un momento de descuido de su parte, metí mi lengua, explorando cada centímetro de su boca, jugando con su lengua. Mi erección estaba digamos que por la mitad.
-Voltéate- Obedeció y levanté esa faldita que traía puesta, quedando su trasero con esas panties que elegí para él, le quedaban perfectas. Joder, ya estoy duro.
Acaricié su nalga izquierda y la apreté, él gimió e hice lo mismo con la otra. Imaginé cómo quedarían luego de unas buenas nalgadas, rojas y bien marcadas. Toqué su entrada por encima de la tela y estaba tan apretada como la otra vez, no podía esperar para hundirme en ella y sentir su calor en mi polla.
-Eres precioso...- Susurré en su oído, mordiéndole mientras le estrellaba una nalgada.
¡Ah! Daddy, eso dolió-
-Lo siento mi niño, tendrás que aguantar. Apenas comienzo- Pellizqué de nuevo su pezón y lo lamí, humedeciendo su suéter.
Terminé quitando su suéter, quedando en la falda y busqué las esposas.
-¿V-vas a usar eso de nuevo?- Asentí con un "Mmm-ju" y hice que se sentara en el suelo con las piernas abiertas y manos detrás, literalmente contra la pared.
Pff, si tuviesen mi vista.
-Tú déjate hacer y te perdonaré Kitten-
-¡¿En serio vas a perdonarme Daddy?!- Sonrió -¡Entonces me quedaré muy quieto, es más, ni abriré mi boquita!- Éste niño es inocencia pura.
