Capítulo 16

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Lentamente y con una enorme pesadez, Lexa empezó a abrir los ojos, escuchando un suave pitido entrecortado a lo lejos. Supo que tenía la garganta reseca cuando intentó tragar y le dolió, haciéndola arrugar el ceño y alertando a su visitante de que había despertado.

-          Lexa –su hermana suspiró aliviada, agarrándole la mano con fuerza-. Por fin despiertas –la menor visualizó las lágrimas en sus ojos y la confusión se hizo presente.

¿Por qué Anya estaba llorando? Oh, no. Sus padres... El accidente... No, no de nuevo. Ya conocía esa escena, ella tumbada en una cama en una habitación blanca y azul y su hermana al lado, llorando hasta que despertara y luego gritándole que por su culpa sus padres habían muerto.

-          No. No –comenzó a agitarse y sus pulsaciones fueron en aumento-. ¡No quise! –Gritó sintiendo un horrible ardor en su garganta.

-          ¡Lexa, tranquila!

-          Perdón, perdón –la angustia la azotó viendo a su hermana, que se había puesto de pie en un intento vano de calmarla.

El pitido se hacía más constante y la cara de su hermana cambió a una aún más preocupada... desesperada, podría decirse. Lexa se agitaba violentamente queriendo sentarse, buscando arrancarse las cosas que tenía pegada a su pecho y la vía en su mano. Solo quería irse a casa. No quería estar ahí. No quería volver a escuchar lo que Anya le diría. No. No. No.

La puerta de su habitación se abrió de golpe y por ella entró la imagen más bella que Lexa siempre querría contemplar. Como si le hubieran inyectado un fuerte calmante, se quedó tumbada en la cama, dejando que Clarke se acercara a ella con un gesto lleno de preocupación, su ceño fruncido y sus labios entreabiertos. Iba vestida con su uniforme de enfermera y Lexa cayó en cuentas de que habían pasado años desde la muerte de sus padres, Anya no le iba a decir nada sobre eso.

Lexa se quedó mirando a Clarke mientras la mujer revisaba sus pulsaciones y la bolsa con suero.

-          ¿Estás bien? –Clarke se giró hacia ella cinco segundos después, apretándole el hombro con suavidad

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-          ¿Estás bien? –Clarke se giró hacia ella cinco segundos después, apretándole el hombro con suavidad. La joven solo pudo asentir con la grata idea de que ahí estaba su ángel: cuidándola-. La alarma se disparó y vine lo más rápido que pude. La doctora ya viene a verla.

-          No hace falta –murmuró Lexa, sintiendo nuevamente el ardor en su garganta.

-          ¡Aquí estoy! –Una mujer con bata blanca y el cabello recogido entró apresurada a la habitación, Lexa supuso que esa era su doctora-. Estaba atendiendo una...

La chica tan solo bloqueó todo alrededor de ella menos a Clarke, quien la miraba con intensidad, directamente a los ojos. Vaya... tenía tanto tiempo sin verla, sin poder admirarla, que casi dolió que se rencontraran en esa situación. Clarke le pasó un vaso de agua con una pajilla, de la cual bebió sin apartar la mirada de la enfermera.

Ángel | La amiga de mi hermana (Clexa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora