Capítulo 39

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Lexa estaba frente a ella, viendo esos preciosos ojos azules que no mostraban miedo. No tenía miedo de ella. Clarke no temía de la cercanía de Lexa, ni siquiera después de todo lo que había hecho. Acarició su rostro con suavidad, Clarke estaba de rodillas, pero a Lexa no le importaba, solo se fijaba en su precioso rostro, aquel que tanto extrañaba.

- Lexa...

Y con sus palabras Lexa se alejó dos pasos. ¿Qué demonios?

- Lexa, ¿qué hiciste?

Dos pasos más. No. No. No quería alejarse de Clarke, quería estar cerca de ella.

- Sobrevivir –murmuró, pero no era ella quien hablaba. Miró a su lado y ella estaba ahí, como si hubieran dos Lexa. Se veía en tercera persona, su mirada era fría mientras veía a Clarke.

- ¿Por qué la ves así? –Le preguntó a su doble, pero no la escuchaba.

- Y eso seguiré haciendo –vio un arma en la Lexa fría y se asustó.

- ¡¿Qué haces?! ¡Detente! –Intentó frenar el caminar de aquella Lexa, pero era como si su fuerza la hubiera abandonado-. No. ¡No lo hagas! ¡No quieres hacerlo!

- Solo sobreviviré, Lexa –le dijo su otro yo, apuntando a Clarke con su arma.

Sintió un frío recorrerle de pies a cabezas. Aquella Lexa no dejaba de apuntar a Clarke, su Clarke. Si la hería, se heriría a sí misma, pero esa Lexa no parecía entenderlo. ¿No veía que Clarke era su salvación?

- ¡No lo harás! ¡No puedes sin ella!

- Lexa... -el susurró de Clarke fue lo último que escuchó antes del feroz disparo.

Se levantó de golpe, con el cuerpo empapado de sudor y su corazón martilleándole el pecho. Respiró corta y rápidamente, sus pulmones clamando por aire luego de esa pesadilla.

Dos noches le habían dado de descanso luego del encuentro con los fallecidos guardias. Tiempo que Nia procuró que tomara para que su mayor tesoro en las peleas no fuera fácilmente eliminado del juego. La Reina del Hielo quería asegurarse que Lexa continuara con vida debido a su fama y a los clientes que atraía con su belleza juvenil y su fiero temperamento, era una mina de oro que se estaba encargando de explotar poco a poco.

Era hora de invitar a más gente a la Zona Muerta y que se maravillaran con la atracción que Lexa era para ella.

Una vez que consideró que Lexa estaba lista, la hizo volver a la arena. Ese día se degustaría viendo la pelea, pero antes quería hablar con su pequeña salvaje Heda. Se regodearía en su miseria y además conseguiría hacer una buena cantidad de dinero gracias al esfuerzo de la chica que solo quería proteger a su amiguita.

- Heda –Nia la llamó desde su puesto, viéndola a lo lejos cómo se sacudía los hombros para la próxima pelea. Ya estaba en medio del círculo de gente que clamaba su alías-. ¡Felicidades, has vencido tres veces en la nueva Zona Muerta! –Todos aplaudieron y silbaron en honor a ella, quien se extrañó por tal recibimiento por parte de Nia-. Esta batalla será... mmm... especial, por eso quiero dedicarte unas palabras antes.

Ángel | La amiga de mi hermana (Clexa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora