La mayoría de las veces, el proceso para descubrir tu sexualidad "diferente" a lo que la sociedad considera "normal" puede ser lioso, sobre todo cuando te enamoras de la persona más errónea en la faz de la tierra. Y no me refiero al sexo, eso es sol...
Lexa iba a paso lento, caminando por las calles de su ciudad, con la mochila con sus cosas rebotando a cada saltito que daba mientras veía los coches pasar. En cierta parte del camino se embelesó por una motocicleta roja, mentiría si dijera que se sabía el nombre del modelo, pero definitivamente brillarían en sus mejores sueños aquellas dos ruedas.
Quizás, si seguía ahorrando un poco lo que ganaba en el gimnasio, en un tiempito podría obtener una. La herencia de sus padres era intocable para ella ahora que era mayor de edad, dejándola para algún momento de su adultez en que quisiera mudarse.
Cogió un autobús y caminó el último tramo para llegar a su casa, no tenía prisa, así que se tomaba su tiempo para andar tranquilamente viendo las casas de sus vecinos. Le agradaba el lugar donde vivía, pero prefería un apartamento; iba más acorde con ella.
Se quedó viendo sobre todo la casa del frente: esa que se veía desde la ventana de su habitación sin ningún problema. Jamás se había percatado de que sus nuevos vecinos eran una pequeña familia, que ahora esperaba a su cuarto integrante.
Elevó la mano y saludó cortésmente a la mujer embarazada que regaba sus plantas con serenidad. Esta le devolvió el saludo con una amistosa sonrisa y cada quien volvió a lo suyo, solo que la tranquilidad de Lexa se fue disparando apenas vio a Clarke sentada en su pórtico junto a Anya, quien fumaba un cigarrillo.
- Eh, hola –las saludó un tanto sorprendida.
Clarke Griffin en su casa. No era algo nuevo, pero sí sorpresivo debido a que la mujer tenía más de un año que no iba.
Solo por Raven sabía pocas cosas de Clarke, una de esas fue que la enfermera viajó durante unos meses a Australia, el lugar donde vivía antes de mudarse de vuelta a Ohio. Lexa se equivocó al suponer que Clarke estuvo en Michigan con su padre todo aquel tiempo cuando joven. Habían montones de cosas que no sabía de Clarke... Se había enamorado ciegamente de ella, valiéndole únicamente lo que estaba en su presente y no en el pasado de la rubia.
- Hola, Lex.
Joder con su sonrisa. ¿Siempre le dispararía el corazón de esa manera? Efecto del primer amor, sí, eso debía ser.
- ¿Qué hacen aquí afuera?
- No sé, nos provocó –resumió Anya sin darle importancia-. Invité a Clarke a comer.
Lexa miró con interés a su hermana.
Ese día Costia también comería con ellas... y Anya lo sabía.
- Ya, pues... Bienvenida –le dio un rápido vistazo a Clarke y volvió a su hermana, quien observaba a la rubia-. Dejaré que sigan hablando.
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