5. Ángel y demonio

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Ángel y demonio


Levi. A

Era una mañana sumamente tranquila, en lo que iba de la semana Eren ya no había estado jodiéndome la existencia y se lo agradecía profundamente porque esta era la semana de los exámenes y suficiente tenía con estar estudiando cada maldita noche, como para tener a Eren ahí, detrás de mí.

Y aún así, se sentía raro no tenerlo haciéndome sus bromitas estúpidas, o escuchando sus comentarios pervertidos.

Cuando la idea de que probablemente se había cansado de mí se apoderó de la mayoría de mis pensamientos una extraña sensación de vacío se expandió desde mi pecho a todo mi cuerpo. No era porque él me gustara o algo por estilo, todo era acerca del dinero que ya no tendría para continuar pagando las deudas que mi padre había dejado y que mi madre no podía pagar. Además de que Eren hacía de mis aburridos días algo más soportable, nunca lo admitiría, ni se lo diría en voz alta, pero sólo esperaba que aún no se hubiera aburrido de mí, o de Rivaille.

Suspiré y le di un mordisco a mi manzana.

Hanji me miraba atentamente, sin decir palabra alguna. Yo sabía perfectamente que ella no estaba de acuerdo con lo que estaba haciendo, pero para este punto ya no había vuelta atrás, tenía que enfrentar las consecuencias que llegaran a venir en el futuro. Y si Eren llegaba a odiarme, también estaba dispuesto a cargar con ese odio.

—Esto, ¿quién de las dos es Rivaille?— Preguntó una chica de cabello castaño, pasaba su curiosa mirada de mí a Hanji.

—¿Ves a la chica con cara de gato castrado de allá?— Se adelantó a responder Hanji y la otra chica sólo asintió, llevando su mirada a mí— Bueno, ella es Rivaille.

La chica abrió grande los ojos y pareció bastante sorprendida, sin embargo se acercó con cierto recelo a mí y rápidamente me tendió un enorme ramo de rosas que venía cargando desde que llegó. Esta vez fue mi turno de verla con sorpresa y abrir grande los ojos. ¿Ahora también tenía pretendientas lesbianas? Apreté los labios y negué rápidamente, yo era gay, no tenía nada en contra de las mujeres, pero me aterraban. Nunca sabías como iban a reaccionar. Y suficiente tenía con aguantar a la loca de Hanji.

—No puedo aceptarlas, lo siento.

—¿Eh? ¿Por qué no?— Frunció el ceño y después hizo un mohín completamente infantil con los labios.

—¿Conoces a Eren Jaeger?— Asintió, pareciendo bastante confundida— Veras... es que él es algo así como mi novio y ¿sabes? A él no le gusta que reciba flores de nadie más.

Hanji ahogó una exclamación de sorpresa y la otra chica sólo se dedicaba a comer tranquilamente su pan. Cuando se lo terminó, me miró y sonrió ampliamente, asintiendo en repetidas ocasiones. No entendía lo que estaba sucediendo.

—¡Menos mal! Creí que me había equivocado— De su pequeño bolso sacó ahora un paquetito con gomitas y se apresuró en abrirlas— Estás rosas te las manda él.

Volvió a estirarme el ramo de rosas rojas y está vez lo tomé, exclamando un "ah" en el proceso. Hanji soltó una fuerte carcajada que atrajo la atención de más de uno y que seguramente se escuchó hasta Júpiter, más o menos. La chica que llevaba por nombre Sasha se fue después de eso, murmurando algo de que por culpa de Eren se había quedado sin almuerzo ese día. Sonreí sin que Hanji pudiera notarlo y luego olisquee las rosas que parecían estar frescas aún. Ahora entendía un poco más porque este idiota tenía a tantas y tantas chicas queriendo ser su chica por un día.

Like a girl; EreriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora