45. Lazos

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Lazos


[Levi. A]

Podía sentir la mano de Eren sujetando la mía encima de la mesa de madera, podía escuchar la voz de Annie y Mikasa, también la de Eren interviniendo y riendo de vez en cuando. Los tres estaban felices porque al fin, después de lo que pareció ser una eternidad, se volvían a reunir, pero yo no podía compartir esa alegría con ellos, ni la comodidad de tener la mano de Eren estrechando la mía, no. Todo se reducía a un simple recuerdo persistente, labios cálidos chocando contra los míos y el perfume maderoso de Farlan inundando mi nariz.

Una y otra vez dentro de mi cabeza, mis labios picaban y las ganas de salir huyendo estaban a la orden del día. Me sentía enojado, confundido y cansado de no entender por qué me sentía de esta forma respecto a Farlan, respecto a mí, respecto a todo. Y Eren sólo se sentaba allí y reía con esa risa tan contagiosa suya, ignorando que me sentía tan perdido, ¿cómo podía sólo reír? ¿Por qué me molestaba eso, en primer lugar? Lo viera por donde lo viera, Eren no tenía culpa alguna de lo que había sucedido, tampoco tenía culpa de que yo me sintiera así. Eren volvía a ignorar que nuevamente había tomado el rol de victima.

Relamí mis labios cuando nuevamente el recuerdo de labios ajenos a los de Eren habían tocado los míos, como si hubiera sido correcto besar a una persona que ya estaba con alguien más. Pero aunque quisiera, no podía odiar a Farlan, era importante para mí y a pesar de todo, no deseaba contarle a Eren sobre el beso, porque eso significaría que tendría que alejar a Farlan y odiaba pensar que no quería hacerlo. No había tenido demasiados amigos, continuamente me decía a mí mismo que esa era la razón por la que no quería perder eso tan especial que tenía con Church.

Las risas de Mikasa y Eren me hicieron salir del hilo de pensamientos complicados que estaba teniendo y en cambio, fui soltándome del gentil agarre de Eren para colocar mi mano sobre mi regazo y dejar de sentirme tan incorrecto e incomodo respecto a todo. A Eren no pareció importarle demasiado ese gesto tan evasivo mío, parecía acostumbrado a que conmigo fuera así y él... lo aceptaba, me aceptaba tal y como era, pensaba que ya no lo merecía en absoluto. Era un ser tan egoísta que no quería perder a Farlan, pero que se negaba a la idea de soltar a Eren.

—Yo tengo una duda que no me deja dormir ni comer— Escuché que Annie decía de pronto, un tinte lleno de burla en su voz se asomaba.— Seriamente, ¿ya tuvieron sexo?

Por fin soltó la pregunta, la miré de reojo, había una completa diversión en su rostro y ahora se veía más recompuesta de lo que había pasado con Armin, parecía tener ese brillo alegre en los ojos que antes no había estado. Mikasa, quien estaba sentada a su lado, frunció el ceño y codeó sus costillas, yo no me atrevía a ver la expresión de Eren, quien estaba demasiado callado pero suponía que debía estar tan rojo como tomate maduro. En una situación distinta, en donde Farlan no me hubiera besado y no me sintiera de esta forma, le hubiera gritado a Annie que no era de su maldita incumbencia, pero ahora sentía que no tenía ese simple derecho.

—¡Annie!— Escuché que por fin Mikasa regañaba a la rubia, pero mis ojos volvieron a clavarse en la superficie plana de la mesa de la cafetería.— No es cosa que a ti te daba interesar, además, el sexo no lo es todo en una relación.

—¿Qué?— La rubia cuestionó, fingiendo inocencia.— Eren no es el único que tiene derecho en hacer preguntas incomodas.

—Dejé eso atrás— Por fin Eren habló, su voz se fue tornando un poco más triste al decir:— Además, solía ser con Armin y no contigo.

Suspiré y de nuevo, todo volvió a ser silencioso. Podía sentir la mirada de Eren sobre mi persona, de alguna forma supe que él se estaría preguntando el por qué de mi silencio o en general, de mi ausencia en la conversación. Si Mikasa o Annie notaban algo, no lo mencionaban, quizá ellas no podían notar si algo iba mal como Eren lo hacía, sin embargo, Annie no tardó demasiado en volver a hablar y nunca me había parecido tan irritante que ella hablara, pero de hecho, me sentía asfixiado con ella, con Mikasa y quizá, también un poco con Eren, aunque ninguno de los tres me estuviera molestando realmente, porque ellos actuaban como usualmente lo hacían. Yo era el único que parecía irritado por algo que no pude controlar.

Like a girl; EreriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora