Like a girl; Ereri

Epílogo

:: EPÍLOGO | Si fuéramos una película, este debería ser nuestro soundtrack: This love

"Éste  amor es bueno, éste amor es malo. Éste amor regresó vivo de la muerte,  estas manos tuvieron que dejarlo ir y... este amor volvió a mí. Éste  amor dejó una marca permanente, éste amor está brillando en la  oscuridad; estas manos tuvieron que dejarlo ir y éste amor volvió a mí"

— This love, Taylor Swift.

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[Eren. J]

El  sol golpeaba con fuerza, pero al menos el viento era lo suficientemente  fuerte como para refrescar cuando arreciaba. El ruido constante del mar  yendo y viniendo era relajante, la arena era muy blanca y el agua tan  azul que fácilmente podías mirarla por siempre. La villa de Holbox era  muy pequeña y muy tranquila, pero también muy hermosa. Diana había sido  muy amable de prestarnos la modesta cabaña frente al mar que había  comprado hace tantos años.

También había rentado un sencillo coche  que nos pasearía por cualquier parte de la isla en el momento que  quisiéramos. Peiné los largos mechones de cabello hacia atrás que me  caían por la frente y me di prisa en salir de la pequeña cabaña, le di  un último vistazo al mar y me apresuré en abordar el convertible clásico  de color blanco que había rentado y de inmediato me puse en marcha.  Conducí de la playa hasta la pequeña villa y me detuve frente a una  construcción colorida, llena de bastante arte nacional y con el techo  elaborado con hojas secas de palma.

Observé a Levi sentado frente a  una sencilla mesa de madera frente al enorme ventanal, parecía estar  escribiendo algo con demasiada concentración, todavía me quedé  observándolo alrededor de cinco minutos más. Luego toqué el claxón un  par de veces para llamar su atención y él levantó la mirada, agregó un  último retoque a lo que sea que escribía, lo metió rápidamente en un  sobre blanco y entonces se colocó de pie.

Tardó otros diez minutos  más en salir y caminar hacia donde estaba yo, abordó el coche y me  regaló una pequeña sonrisa antes de besar la mía. Encendí los motores y  enseguida la radio también se prendió; estaba sonando una canción  conocida para mí que Isabel me había mostrado el verano pasado y me  encargué de subir el volumen sólo un poco más.

Sé que estás  buscando la salvación en una era atea pero yo no soy tu salvador, que  Dios me ayude... porque son sólo chicas rompiendo corazones. Ojos  brillantes, tensas, sólo chicas...

—¿Qué tanto hacías?— Le cuestioné con una ceja arqueada y lleno de curiosidad a Levi.

—Ah—  Arrugó la nariz y se abrochó el cinturón de seguridad.— Le mandé una  bonita postal a Mikasa y a Hanji. Harías bien en mandarle una a Erwin y  Mike también.

—Sí— Concordé de inmediato.— También a Armin y Annie.

—Desde  luego, a ellos también— Asintió y luego frunció el ceño, dirigiendo su  mirada al pequeño radio.— Esta canción es demasiado pegajosa, ¿de qué  habla?

—Ah bueno...— Hice una mueca pensativa y encogí los hombros.— Básicamente de las chicas que rompen corazones.

Levi  zumbó pensativamente mientras que la canción seguía sonando, el viento  golpeó con suavidad nuestros rostros mientras el coche andaba por la  carretera a un lado del mar. Nos dirigíamos al otro lado de la isla en  donde estaba el único bar en esta pequeña porción de tierra en medio del  mar. Levi había visto en internet que cada viernes por la noche,  organizaban lunadas en un punto estratégico de la playa desde donde se  divisaba perfectamente bien la plateada luna brillante, se encendían un  montón de lámparas y antorchas que iluminaba el lugar. Había música en  vivo, comida y bebida, en eso constaban las lunadas: pasar toda la noche  despierto, escuchando música, bailando y conviviendo con amigos o  amantes.