28. Dejando atrás viejas etapas y cerrando ciclos

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Dejando atrás viejas etapas y cerrando ciclos

[Eren. J]

Escuchaba el repiqueteo de los lápices golpeando el papel con desesperación, todos estaban concentrados en resolver su examen de admisión lo mejor que podían, pero yo seguía pensando en mis problemas personales cuando lo único que debía importarme ahora eran los problemas de aritmética del examen y no otra cosa. Intentaba concentrarme y recordar lo que Armin me había dicho, lo que me había enseñado y los consejos que me había dado a la hora de resolver problemas matemáticos, pero en mi cabeza sólo seguía una única pregunta que no me había dejado dormir en toda la noche.

Eren, ¿nunca has pensado que tal vez haya una posibilidad de que seas bisexual?

Y la verdad era que no, nunca me había planteado esa posibilidad en mi vida, ¿por qué tendría que hacerlo? Nunca me preocupó mi orientación sexual porque siempre estuve demasiado ocupado siendo un chiquillo que sólo pensaba en fútbol, vídeo juegos y en las hamburguesas con queso que Erwin preparaba los fines de semana, si es que me había portado bien entre semana. Demasiado ocupado intentando portarme bien y no hacer algo que hiciera enfadar a mis padres, que conllevara a quedarme sin recompensa cuando el viernes o el sábado llegaba.

Luego entré a la preparatoria y en la primer persona en quien había puesto mis ojos fue en Mikasa, nadie más importó. Después ella se marchó y vinieron las demás chicas intentando llenar el lugar que había dejado, entonces, ¿me había planteado alguna vez la posibilidad de ser bisexual? No, claro que no, de hecho... seguía sin dudar de mi heterosexualidad, y era por eso que no entendía por qué el beso de Levi y la pregunta de Armin seguían dando vueltas en mi cabeza como carrusel interminable.

Sacudí la cabeza, intentando eliminar aquellos pensamientos tan confusos que no dejaban de consumir lentamente mis neuronas. No era momento para pensar en esas cosas, al menos no cuando un importante examen aguardaba a ser resuelto por mí, ser aceptado en la Universidad Humboldt de Berlín no era cualquier cosa, Armin me había dicho que ambos tendríamos que hacer proezas para poder ser admitidos en ella y debía estar realmente preocupado por entrar, en vez de estar quemándome la cabeza preocupándome en los nuevos horizontes que podían abrirse para mí.

Cogí el lápiz que había estado descansando a un lado de la hoja de mi examen y, con aquella determinación que tenía, me esforcé por recordar todo lo que Armin me había explicado, haciendo a un lado por completo el pensamiento del beso y de Levi rondándome en la cabeza.

Para cuando el examen terminó mi cabeza estaba hecha picadillo, aunque Armin había salido más fresco que lechuga, alegando que el examen había sido sumamente fácil y que había esperado que fuera más difícil, parecía muy confiado de sí mismo y me hubiera gustado sentirme así sino fuera porque estuve demasiado distraído en medio examen. De pronto el celular de Armin vibró y éste rápidamente lo sacó del bolsillo de su chaqueta para ver de quién se trataba.

—Seguro es mamá, debe estarse preguntando cómo me fue.

Decía mientras sacaba el teléfono y veía de quién se trataba, sin embargo, al ver quien era el remitente torció los labios y se quedó mirando fijamente a la pantalla hasta que el celular dejó de sonar y la llamada se perdió.

—¿Quién era?— Pregunté con curiosidad, sabiendo que era muy raro que Armin no respondiera a las llamadas que le entraban a su celular.

—Annie.

Terminó diciendo en un suspiro, para luego apagar el teléfono móvil y arrojarlo a lo más profundo de la mochila que llevaba cargando al hombro. Pestañeé sin entender por qué esa extraña reacción en Armin al recibir una llamada de Annie, usualmente nada más importaba cuando se trataba de ella.

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