Like a girl; Ereri

27. Finalmente limpia

Finalmente limpia

[Eren. J]

Miraba al frente, sin entender muy bien de qué iba el tema que el profesor se esmeraba por explicar, tal vez se debía a la misma razón por la cual los párpados me pesaban y se cerraban con facilidad. La última semana no había podido dormir bien, era todo lo que sabía y todo lo que debía preocuparme en éste momento, tenía que estar al cien por ciento si quería cubrir todas mis materias, sin mencionar que al siguiente día era mi examen para la universidad y no tenía ni la más remota idea de qué era lo que estaba sucediendo a mi alrededor.

Me hubiera gustado que la falta de sueño, mis materias y un examen próximo fueran mi única preocupación, pero últimamente mi cerebro prefería concentrarse en otras cosas. Mikasa, Levi, Mikasa, Levi y así en un maldito circulo interminable que me tenía en vela durante toda la noche. Ya toda la escuela sabía acerca del escándalo de Mikasa haciendo una tierna confesión y de mí rechazándola tan fríamente, Annie y Armin parecían estar de acuerdo en que Mikasa y yo regresáramos, pero a pesar de eso no decían nada, ni preguntaban por qué. Me sorprendía que por primera vez Annie se mantuviera al margen e imaginaba que Mikasa tenía mucho que ver en eso.

Y sin embargo, lo único que parecía ocupar mis pensamientos con mayor insistencia era aquel beso, la imagen se repetía una y mil veces. El recuerdo aparecía en blanco y negro, a colores, como foto vieja, como algo distante y a veces, como algo fresco que recién había ocurrido en ese momento. No entendía por qué cualquier idea o pensamiento que tuviera fuera a dar en aquella noche, en aquella boca, en aquellos ojos, en aquel chico.

Me causa un poco de conflicto porque no se trataba de cualquier chico, ¡cielos, no! ¡era Levi quien me había besado! No Armin, no Connie, no Reinner con sus tendencias homosexuales que tanto negaba, Levi había sido. Y aún podía sentir sus labios chocando contra los míos, sus manos calientes tocando mi nuca y bajando lenta y desinteresadamente hasta mi cuello.

Sin darme cuenta, mordí labio inferior ante aquel inminente recuerdo, sólo para darme cuenta de que tenía los labios resecos. A diario me decía a mí mismo que no dejaba de pensar en ello porque había sido la primer vez que un chico me robaba un beso, pero aún seguía sin poder ver a la cara a Levi sin recordar que me besó. Él parecía ser la misma persona de siempre, continuaba tratándome como siempre y jamás mencionaba nada que tuviera que ver con eso, mientras que yo tenía que hacer esfuerzos titánicos por disimular que ese beso no me tenía tan consternado.

—Eren— Escuché la lejana voz de Armin llamándome, luego me zarandeó con gentileza y finalmente levanté la mirada.— Cielos, llevo minuto y medio hablándote. La clase terminó.

Miré por todos lados sólo para darme cuenta de que en efecto, la clase ya había terminado y sólo el rubio y yo seguíamos en el aula. Me apresuré en recoger mis cosas y ponerme de pie soltando un suspiro cargado de cansancio. Era así como me sentía últimamente.

Salimos del salón, Armin venía hablando algo acerca de que había vuelto a discutir con Annie, aunque en realidad sólo escuchaba la mitad de lo que me decía. Sin embargo, calló con abrupto cuando en el pasillo nos encontramos de frente a Mikasa, los tres paramos cuando estuvimos frente a frente. Mikasa se mordió el labio inferior y Armin disimulaba mirando con interés fingido por el salón de música; quise hablar, decir cualquier cosa pero nada salió de mis labios, por eso, en cambio, le dediqué un asentimiento de cabeza a manera de saludo y ella sólo forzó media sonrisa para después rodearme y seguir con su camino.

La miré alejarse con una mueca en los labios, yo había sido quien decidió que esto era lo mejor para ambos, pero eso no impedía que doliera, una parte de mí a menudo quería salir corriendo detrás de ella para decirle que sí quería intentarlo, pero mi determinación estaba hecha de acero, pues era ella la que no me dejaba flaquear. Armin me tomó de la muñeca y cuando mis ojos se toparon con los suyos, negó suavemente con la cabeza y con esa misma delicadeza tiró de mí para llevarme por el lado opuesto de Mikasa. Seguimos nuestro camino en total silencio, Armin halando de mí mientras que yo sólo me dejaba guiar por él, porque comprendía que era mejor así.