HUMILDE MORADA

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Narra Karen:

Salí del depósito lo más rápido que mi vuelo me permitió. Quería llorar, gritar. Maldije el momento en que Rao decidió mandarme a este mundo. Mis lágrimas no dejaban de salir, mi vista estaba más empeñada, no puedo seguir volando. Decidí aterrizar en el callejón abandonado, queda cerca de la heladería donde conocí a Carter. El cielo comenzaba a oscurecer, la luna se asomaba y una tormenta parecía acercarse. Tenía frío, me comenzaba a arrepentir de haber dejado mi saco en la DEO. Entré a la heladería, siempre llevó $30.00 para cualquier emergencia, un helado para la tristeza me parece una gran emergencia. 

Ordené un helado de vainilla como siempre. Me senté en una mesa, sola, mientras comenzaba a pensar en todo lo que había sucedido. ¿Realmente Kara me odio o lo dijo únicamente porque estaba molesta? 

—Hola, pequeña—dijo una voz sacándome de mis pensamientos. Sonreí al darme cuenta de quien se trataba.
—¡Carter, me asustaste!—dije. Él se rio levemente y se sentó a la par mía.
—Perdón, no sabía que era tan feo—dijo mostrando una sonrisa, imité el gesto.
—No,tú no eres feo, eres lindo—dije sin pensarlo. Carter estaba ruborizado. —No me digas que soy la primera persona que te lo dice, porque no te creería.
—Jajaja no, no eres la primera. De hecho, me lo dicen muy seguido—dijo con un tono burlón. Sonreí. —No importa, ¿qué haces aquí? ¿Y por qué pareces sacada de una tragedia?
—¿Por qué dices eso?
—Tú cabello está alborotado, tus ojos hinchados y rojos... ¿Lloraste por un chico?—dijo preocupado.
—No, no fue eso. Tuve una pequeña discusión con Kara.
—No creo que haya sido pequeña, te ves muy mal—dijo Carter acariciando mi brazo.
—Quizá deba arreglarme.
—Te acompaño a la puerta del baño.
—Sí, sería genial—dije mientras comenzábamos a caminar al baño. —¿Y tú cómo estás? ¿Cómo están tu madre y Adam?
—Mi madre está en una reunión de CatCo junto a Perry White. Y, Adam se mudo a New York, vino para vender su apartamento de National City. Incluso me propuso vender el mío e irme con él, pero lo rechazé.
—¿Tienes un apartamento?—dije desde el otro lado de la puerta.
—Sí, mamá le dio uno a Adam cuando recuperaron la comunicación; y a mí el año pasado, cuando cumplí 18.
—Todo un hombre independiente—dije en tono de broma. 
—¿Qué te puedo decir? Mamá trabaja mucho y casi no pasa en casa, no se siente mucho la diferencia. ¿Y tú vives con Kara?
—Algo así—dije mientras terminaba de arreglar mi cabello.
—¿La visitas?
—En este momento, no lo sé.
—¿Cómo que no lo sabes?—dijo apoyándose del otro lado de la puerta.
—Hoy discutí con Kara, nos dijimos cosas horribles, y he huido de casa—dije sin preámbulos.
—¿Qué hiciste qué? ¡Karen! ¿Pero tienes donde pasar la noche?—dijo con una voz muy angustiado. No le respondí. —¿Hola?—repitió, abrí la puerta y salí del baño
—No. Pero, puedo ir a Metrópolis con mi primo, explicarle lo que paso.
—Aguarda un segundo... ¿Tú no estabas en Metrópolis?—preguntó Carter verdaderamente confundido.
—¿Qué?

En ese momento lo vi directamente a los ojos, su confusión era muy notable. Decidí leer su mente, comprendí todo. Su mente me llevo al recuerdo de esta mañana, de él y Kara en CatCo.

—Carter, fui secuestrada por el Joker—dije susurrando, el abrió los ojos sorprendido. —Batman me rescató y se puso en contacto con Flash, el me llevó con Kara. Después de eso ambas peleamos, y por eso es que estoy aquí. Kara mintió para no preocuparlos.
—Lo siento tanto, Karen. Pero, ¿tu estás bien?—dijo, las luces de la heladería lo hacían ver más pálido de lo que estaba.
—Sí, gracias por preguntar. Debo irme, Carter, pero fue genial hablar contigo.
—¿Adónde iras?—dijo tomándome del brazo.
—A cualquier lado.
—Ven conmigo—dijo Carter, sonó casi como una súplica.
—¿Qué?-pregunté confundida.
—Puedes quedarte en mi casa todo el tiempo que necesites, hasta que las cosas se solucionen con tu prima.
—Carter, no es necesario.
—Karen, es necesario. Eres mi amiga—dijo tomando mi mano.
—Ok. Es raro para mí esto de tener amigos—dije riendo, el también rio. —Pero me alegra de que tu lo seas—dije mientras ponía mi mano en su mejilla. Juraría que sus ojos brillaron. 
—Muy bien, hora de ir al refugio—dijo Carter, reí por lo bajo.
—Sera un gusto conocer tu humilde morada.
—Jajaja, vayámonos ya—dijo Carter sonrojado.

Ahora comprendo porque Carter rio cuando me referí a su casa como "humilde morada". Estabamos en un PentHouse de lujo, con la vista más envidiable de toda National City. Era un PentHouse grande, finamente decorado y con una arquitectura de infarto. Sentí envidia por unos segundos.

—Bienvenida a mi humilde morada—dijo Carter en tono burlesco.
—Me encanta tu PentHouse. ¿Seguro que no quieres un roommate?
—No busco uno por el momento, te aviso si cambió de opinión.
—Esto es genial—dije mientras me acercaba a la ventana para contemplar la vista.
—El cuarto de huéspedes te va a gustar, tiene la mejor vista—dijo mientras se quitaba la chaqueta. —Deja te lo enseño.
—Claro—dije mientras él me guiaba, tomado de mi mano.

Llegamos al cuarto de huéspedes, es enorme. Carter no mentía al decir que tenía la vista más bonita del PentHouse. Era un cuarto enorme, él reía al ver mi expresión, le di un leve golpe en el hombro.

—Te prestaré ropa para que duermas, también hay una lavadora y secadora, para que mañana tengas ropa limpia—dijo Carter mientras sacaba del armario una de sus pijamas. —Te quedará enorme, pero es mejor que dormir con jeans.
—Gracias, de verdad.
—Ya sabes, amiga.

Las últimas hijas de Krypton: Comienzos. [P.1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora