¿Nunca les ha pasado que cuando tienen todo perfectamente planeado en su cabeza, aparece alguien, con el que tienes una conexión sanguina generalmente en mi caso, y les arruina todas las proyecciones? Pues si, a mi me pasa. Me pasa siempre, de hecho.
El invierno es mi estación del año favorita. Aparte de la nieve, de los pollerones con capucha y de los gorritos de lana, hay mini- vacaciones. ¿Qué más se puede pedir? Digo, ya es una cosa estar en tu cama con mantas hasta el cuello, leyendo o tomando café, pero que aparte de eso puedas dormir hasta tarde dos semanas, no sé, es maravilloso.
¿Y quien deja el paraíso para ir al infierno?
Pues para mí eso, en realidad, es el verano. Los 30° Grados de Calor, el sudor, las quemaduras e incluso las picaduras de mosquitos en serio son hartantes. Y no me digan melodramática, porque que te saquen de tu país en tu estación favorita, para llevarte al otro lado del mundo, en donde hace un calor insoportable y además hay posibilidades de que te coma un cocodrilo, es prácticamente una maldición. ¿Habré sido un faraón malvado y asesino en mi antigua vida?
-Tengo que ir, _____. Es por el trabajo, necesito ese dinero -Casi como si me pudiera leer la mente añadió: - Y si, ustedes tienen que ir. Es una oportunidad para fortalecer los lazos como familia, pasaremos tiempos juntos. Podemos ir al zoológico, a las playas... Vamos, Australia es un lugar hermoso.
Si, hermoso y demasiado caluroso, pensé. Y es que tengo que admitir que estar en la playa junto a mi padre quien probablemente se quejaría de la mala calidad del bronceador, con mi madre, la cual estaría hablando una que otra cosa extraña y, mi pequeña hermana la cual estaría cantando una irritante cancion de One Direction, no era un panorama muy efectivo para subirme el ánimo.
-¿Veremos canguros? -Pregunto chillonamente mi hermanita. Tenía siete años y les puedo asegurar que es la niña más adorable del planeta, lo que en ocasiones me estresa.
Frente a la respuesta afirmativa de mi papá comenzo a saltar alrededor de los sofás que adornaban la sala. Mi labio se torció en señal de desagrado. No quería ser desagradecida por el viaje, pero preferiría quedarme en casa. Ya había hecho planes con Shanna, mi mejor amiga, para las vacaciones de invierno. Ambas conseguiríamos un trabajo de medio tiempo, de alguna forma teníamos que ganar dinero para un posible concierto de nuestras bandas favorita.
-No pongas esa cara -Papá me miraba a los ojos -Lo pasaremos bien. Quizás incluso conozcas a esa banda que tanto te gusta ¿No eran australianos?
-Oh si papá, viajaremos a Australia, conoceré a 5 Seconds Of Summer y luego me casare con Ashton. Con la suerte que tengo, posiblemente me rapte un vago.
-¡_____! ¿Por qué eres tan pesimista?
-Prefiero el termino realista -Dije sonriendo irónicamente.
Lo sé, hasta el momento parezco una viejita amargada, pero no siempre soy así. Es solo que me habían dado un golpe bajo, por decir así. La nieve de Michigan por el gigante sol de Australia. No me agradaba en lo absoluto, además de perder dos semanas de clase del instituto. Porque a mis padres no les bastaba con quitarme mis vacaciones de invierno, también me restaban dos semanas de instituto. Aunque esa idea no me desagradaba en lo absoluto.
Lo sentía por Shanna. ¿Con quien iría a trabajar? ¿Con quién se juntaría en las frías tardes de Enero? O quizás debería empezar a sentirlo por mí. ¿Dónde trabajaría? ¿Cómo ganaría dinero? Ok, aparte de un bronceado me quedaría con las ganas de ir al concierto, genial.
Subí las escaleras lentamente, casi como si toda la energía de mi cuerpo se hubiera quedado en el cuadrito de cerámica en el que me había parado a recibir la "gran noticia". Me puse los auriculares y comencé a sacar del closet mi bikini mientras me despedía de mis pollerones. Este, probablemente, sería el invierno/verano más aburrido y agobiante de toda la vida.
-Australia, allá voy -Sonreí con pesar.
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Out Of My Limit. (Luke Hemmings y tu)
RandomCabello rubio de ensueño, cabello castaño. Ojos tan azulados como el mismisimo cielo, ojos cafes. La voz más hermosa que se haya escuchado jamás, una voz más entre la multitud. Nadie habia dicho lo obvio, pero el estaba un poco fuera de su alcanze.